Mis colegas me dejaron en una situación complicada


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Enlace al relato anterior al final.

Como había contado antes, la relación entre Rodrigo y Víctor se había relajado, aunque no eran amigos, ya no se sentía la tensión entre ellos.

El sábado se llevaría a cabo la final de la Liga de Campeones entre Real Madrid y Liverpool y Víctor nos invitó a Rodrigo y a mí a verlo en su casa, me sorprendió la invitación, observé a Rodrigo y este aceptó de inmediato.

Pensé que la invitación de Víctor se debía a que ambos eran seguidores del Real Madrid, los únicos en la oficina creo, por mi parte no era muy fan del fútbol europeo, pero una final es una final y sería interesante.

Llegó el sábado, le dije a mi esposa que iría a ver el partido con mis amigos, me bañé y arreglé, dado que veríamos un partido en casa, me vestí muy informal, solo con un short deportivo y una playera, tomé unas botanas que había comprado y me dirigí a la casa de Víctor.

Al llegar, ambos ya habían llegado y estaban tomando cervezas, Víctor tenía un plato con botanas en la mesa de centro y puse las que había llevado a un lado.

Nos sentamos en el enorme sofá frente a la pantalla, en medio de ambos y comenzó el partido, ambos se enfocaron en el partido entre gritos y emociones por cada jugada de los equipos, los minutos pasaban sin que ningún equipo anotara gol.

Terminó el primer tiempo, me sentía un poco mareado por la cerveza ingerida y me levanté para tomar aire, Rodrigo fue al baño y Víctor se me acercó y me dijo que estaba muy excitado y que quería tener intimidad conmigo después del partido, me besó y me apretó contra su cuerpo para que sintiera su miembro, que a pesar de no estar erecto, se percibía grueso y largo.

Cuando Rodrigo salió del baño, fue el turno de Víctor y luego el mío, me costó un poco orinar debido a la excitación que sentía y a la vez nerviosismo, pensando en alguna excusa para quedarme en la casa de Víctor.

Comenzó el segundo tiempo, todos nos emocionamos cuando el Real Madrid marcó el primer gol, el resto del partido fue emocionante, hasta que al sonar el silbato final, saltamos de alegría y sorpresivamente Víctor y Rodrigo se abrazaron, luego Víctor se acercó a mí y me abrazó, pero al abrazarme, me besó en los labios y una de sus manos fue directamente a mi trasero, me estremecí al sentir sus dedos en la raja de mis nalgas y acariciar mi parte trasera.

De inmediato dirigí mi mirada a Rodrigo, temiendo lo peor, incluso una pelea entre ambos, pero Rodrigo sonreía, al ver mi expresión asustada, me dijo:

-Tranquilo, sé que Víctor ha estado teniendo intimidad contigo, no soy tonto, Víctor me dijo que hoy estaría contigo y sabes, también tengo ganas de tener intimidad contigo.

-Sí, hoy estaremos juntos Rodrigo y yo, tendrás dos hombres para ti solo-me susurró al oído Víctor.

Ya tenían todo planeado, iba a ser la compañía de mis dos hombres, y me excitó enormemente.

Víctor me bajó los shorts dejando al descubierto mis nalgas, luego se enfocó en mi playera, lamió mi pecho sin vello y encontró mis pezones, los mordió y un gemido escapó de mis labios, me entregué por completo al placer y acaricié su cabeza mientras Rodrigo se acercaba por detrás y sentía su bulto en mis nalgas a través de la tela de su short mientras besaba mi cuello, cerré los ojos, era como un sueño estar entre esos dos hombres, cuando sentí que Víctor me tomaba de la mano y me indicaba que fuéramos a su habitación, Rodrigo me seguía sin dejar de apretar mis nalgas.

Llegamos a la cama e inmediatamente Víctor se sentó en ella con su espalda apoyada en la cabecera y las piernas abiertas, con su conocida rudeza me dijo.

-¿Qué estás esperando?, arrodíllate y satisface mis deseos.

Me incliné entre sus piernas, adoptando la conocida postura de cuatro apoyos, su miembro imponente quedó frente a mí, estaba a punto de comenzar a succionar su miembro cuando él me dio una orden.

-Espera, no así, deseo que me complazcas como una prostituta, separa más las piernas, arquea bien la espalda y baja la cabeza, mantente sumisa como una perrita obediente.

Abrí mis piernas y arqueé mi espalda según sus indicaciones, al hacerlo mi trasero quedaba en una posición muy elevada y sentí como mis nalgas se abrían, mi nariz rozaba sus enormes testículos y su fragancia a masculinidad me embriagaba.

A ese hombre le encantaba humillarme y a mí me excitaba que lo hiciera, aunque siempre había sido en privado, sin testigos; que Rodrigo presenciara su comportamiento me incomodaba, ni siquiera me daba cuenta de que Víctor estaba entregando mi trasero a Rodrigo, en ese momento agarra su miembro y me da un golpe en toda la cara mientras me apresuraba a succionar su miembro.

-Vamos, putita, a chupar, ¿qué esperas? Abre la boca.

Abrí la boca y rodeé con mis labios la cabeza de su miembro, comencé a lamer y succionar suavemente, saboreando el gusto masculino que tanto me excitaba llenando mi boca por completo.

En ese instante, sentí un chorro de líquido frío y viscoso caer entre mis nalgas, seguido de un dedo presionando mi diminuto orificio; el dedo lubricado entró sin dificultad y comenzó a moverse en círculos y acariciar las paredes internas, intenté gemir pero con la boca ocupada apenas pude lanzar algún suspiro de placer. Pronto se unió un segundo dedo y no pude contener un respingo, esos dedos juguetones continuaron entrando y saliendo de mí durante un buen rato, dilatando mi trasero como el hábil experto que era Rodrigo, ya sentía mi trasero muy abierto cuando percibí que abría sus dedos en mi interior en forma de tijera y aplicaba más lubricante que penetraba en mi dilatado agujero.

Rodrigo impregnó su miembro de lubricante y lo deslizó por mi entrepierna de arriba abajo, al tocar la punta de su miembro mi entrada, ejercía un poco de presión sin penetrar y luego lo retiraba, la sensación era divina pero la ansiedad me consumía, deseaba ser penetrada y comencé a moverme como una prostituta, moviendo mi trasero esperando ser penetrada de una vez, sin dejar de chupar el miembro de Víctor, quien al notar mi impaciencia me humilló nuevamente.

-Vaya vaya, la zorra desea ser penetrada, pídele a tu macho que te penetre, anda, pídele a Rodrigo que te rompa el trasero.

Perdí la dignidad y sacando el miembro de Víctor de mi boca, supliqué:

-¡Hazlo, penétrame, necesito tu miembro, ábreme, rompe mi trasero, introdúcelo, lo deseo profundamente dentro de mí!

Rodrigo rió y respondió:

-Ja ja ja, así me gusta, me encanta que lo supliques, aquí va mi miembro...

Colocó nuevamente la punta de su miembro en la entrada de mi ano, me tomó de la cintura y comenzó a empujar suavemente pero sin detenerse, sentí cómo se abría mi esfínter hasta que la cabeza entró y se detuvo, solté un gemido que fue silenciado por el miembro de Víctor que me había profundizado su miembro hasta la garganta.

Tenía mis dos orificios llenos de carne y me encantaba, poco a poco Rodrigo fue enterrando su miembro hasta que sentí su rizado vello acariciar mis nalgas, Víctor me agarró de la cabeza y movía su miembro dentro y fuera de mi boca.

Rodrigo anunció:

-Listo, nena, ya está todo dentro.

Víctor no desaprovechó la oportunidad de humillarme nuevamente.

-Ja ja, tu macho ya te ha penetrado completamente, disfruta, perra, que yo no seré tan amable cuando lo haga, sabes que me gusta ser rudo, te dejaré el trasero bien abierto.

-Así es como se debe penetrar a las zorras, despacio, para que gocen como perras en celo, así lo hago con mis chicas y siempre regresan por más -respondió Rodrigo.

-Ja ja, yo no podría ser tan gentil, pero ya verás cómo te trataré cuand

aseguro que a pesar de causarles dolor y sufrimiento, también vuelven por más.

Con lentitud y profundidad, Rodrigo comenzó a penetrarme, en cada embestida la verga de Víctor llegaba hasta mi garganta, pronto coordinaron sus movimientos, era placentero sentir cómo Rodrigo retiraba su miembro hasta dejar solo la cabeza dentro y luego volvía a adentrarlo profundamente, obligándome a abrir más la boca para gemir y atragantarme con la verga de Víctor. Rodrigo aumentaba el ritmo, embistiéndome con fuerza, mis nalgas chocaban contra su pelvis, sus testículos golpeaban la entrada de mi trasero, mis gemidos se hacían más intensos y anunció su eyaculación:

-Agh, ahhh, qué placer, aquí va mi semen, voy a llenarte nena, ahí viene… ahhh...

Casi al instante sentí cómo su verga se hinchaba y empezaba a expulsar chorros de un líquido ardiente en lo más profundo de mi recto, hasta que con una última embestida me penetró completamente y se desplomó en mi espalda. Pensé que Víctor se correría en mi boca, pero no, reclamó su turno.

-Cabrón, ya te has corrido dentro, voy a tener que tener sexo con la putita con tu semen adentro, no fastidies.-recriminó Víctor.

-Jaja, ¿no querías que estuviera bien lubricada?, te he dejado a la putita con el culito bien dilatado y lubricado, para que la penetres como te gusta.

-Me has tomado, jaja.-rió Víctor.

-Pero no importa, un ano es un ano y el de la puta de Ariel es lo máximo.

Rodrigo retiró su miembro de mi recto, pero en lugar de retirarse cambió de posición con Víctor y me solicitó:

-Límpiamela nena, déjamela bien aseada que aún no he acabado, quiero seguir poseyéndote.

Tomando su pene con mi mano comencé a practicar sexo oral, recorriendo cada centímetro de su miembro, eliminando los restos de su eyaculación hasta dejarlo reluciente y disfrutando el sabor a esperma y trasero.

Sentí a Víctor posicionarse detrás de mis nalgas y con una palmada abierta en mi trasero me hizo colocarme en una postura específica.

-Vamos putita, ya sabes cómo ponerte.-me indicó.

El golpe me dolió y al mismo tiempo me excitó, al arquear mi espalda y colocarme con el trasero en alto, mi esfínter se entreabrió y dejó escapar un rastro de semen.

-Jaja, cabrón, has dejado el trasero bien dilatado a la puta, incluso le escurre tu semen.-comentó Víctor a Rodrigo.

-Pero mamacita, también te llenaré de semen, te preñaré y te haré dos gemelos ardientes como yo.-añadió.

-Jaja, tal vez, ya la he preñado, tendremos que hacer pruebas de paternidad a los gemelos.-bromeó Rodrigo.

-No discutan más, tendrán un hijo de cada uno y serán igual de varoniles que sus padres.-me uní a la broma, intentando calmar el debate.

Sin previo aviso sentí que Víctor me agarraba de la cintura y me penetraba completamente con su miembro, sin compasión, no pude evitar sacar el pene de Rodrigo de mi boca y soltar un grito por el dolor, me retorcí de dolor, a pesar de tener el trasero dilatado y abierto por la penetración de Rodrigo, Víctor seguía siendo el mismo sádico de siempre y disfrutaba al hacerme sufrir.

-Nadie dilata traseros como yo.-exclamó triunfante al ver cómo me había penetrado de una sola embestida.

Me lo sacó dejando solo la cabeza dentro y agarrándome firmemente de las nalgas me volvió a penetrar con toda su fuerza, mi cuerpo se retorcía y traté de liberarme, pero Víctor me tenía agarrado de las caderas y continuó penetrándome una y otra vez, mi rostro reflejaba el sufrimiento y unas lágrimas rodaron por mis mejillas, Rodrigo observó mi expresión de dolor y, preocupado, recriminó a Víctor.

-Ya, desgraciado, estás lastimando a Ariel.

-Tranquilo, así le gusta, espera un momento y pronto estará suplicando de placer y pidiendo más órganos genitales.-respondió.

Me agarró de la cintura y comenzó a penetrarme como un animal en celo.-plap, plap, plap, resonaba en la habitación, intenté relajarme y aflojé mi cuerpo, parecía una marioneta en sus manos.

poco a poco el sufrimiento iba disminuyendo y el placer aumentaba, mis gritos de dolor se transformaron en gritos de deleite, Rodrigo me observaba con sus ojos brillantes y con una sonrisa lasciva me cuestionó:

-¿Disfrutas?

Asentí con la cabeza y, tomando mi rostro entre sus manos, me hizo tomar su miembro viril, hasta la garganta, mientras exclamaba.

-Vaya, vaya, qué sorpresa, te tomo como a una princesa y a ti te place ser tratado como una perra.

Me hubiese gustado expresarle lo mucho que disfrutaba también de su manera de poseerme, pero su miembro en mi boca y los gemidos de placer que brotaban de mis labios no me lo permitían, así que simplemente me entregué al placer que experimentaba.

Los embates de Víctor no cesaban, me golpeaba con toda su fuerza, sin compasión, sin embargo, me encontraba en éxtasis, gemía como una prostituta en celo y ya no pude contenerme más, mi vista se nubló, todo mi cuerpo se contorsionó, mi miembro viril se dilató y empezó a lanzar chorros y más chorros de semen, estaba eyaculando sin tocarme el miembro, solamente con el placer que me generaban sus miembros viriles enterrados en mi ser.

Rodrigo sonrió al observar mi eyaculación y aceleró sus movimientos, me tomó de la cabeza y, hundiéndola hasta la garganta, sentí sus chorros de leche tibia estrellarse contra mi paladar, intenté ingerirla toda, pero era tal cantidad que casi me ahoga, y un poco de su espeso fluido escapó por las comisuras de mis labios, seguí succionando como pude hasta que tragué toda la leche y con ansia saqué la lengua para saborear la que se había deslizado de mis labios y caído sobre sus exuberantes testículos, Víctor seguía rugiendo y resoplando como una bestia, hasta que en un último embate, tan potente y profundo que me levantó, quedando suspendido en el aire unos instantes, únicamente sostenido por su miembro viril, comenzó a evacuar toda su leche dentro de mí, percibía claramente cómo su miembro se expandía y expulsaba sus trallazos de líquido caliente, al culminar se tendió sobre mi cuerpo haciéndome caer sobre la cama con su miembro insertado en mi retaguardia rebosante de leche, mientras tanto Rodrigo azotaba mi rostro con su falo y extrajo unas últimas gotas de fluido que esparció sobre mi rostro y se recostó sobre su espalda.

Quedamos los tres exhaustos, intentando recuperar fuerzas, tras un rato, el miembro de Víctor perdió firmeza y salió de mi recto, se recostó a un lado, sentía mi recto completamente dilatado y goteando semen, así que me puse de pie con cierto esfuerzo, notaba que mis piernas no me respondían, Rodrigo también se levantó y cortés como siempre me ayudó a llegar al baño, semen se escurría por mis piernas, al sentarme en el inodoro comenzó a brotar leche a borbotones, leche de mis dos machos, al terminar nos metimos a bañar y con delicadeza limpió mis glúteos y mi lastimado ano, al salir del baño Víctor seguía dormido, por lo que nos vestimos y nos marchamos a nuestras respectivas casas, afortunadamente mi esposa dormía cuando llegué y no solicitó tener relaciones sexuales, pues me encontraba exhausto y adolorido.

Al día siguiente, Rodrigo me convocó a su despacho, y con cierta envidia me preguntó si disfrutaba más con Víctor que con él, a lo que le respondí sinceramente:

-Es una forma distinta de hacer el amor, tú me haces sentir como una hembra, gozar como una hembra, llevarme al clímax y disfrutar plenamente del sexo con ternura y pasión, paulatinamente, sin prisas y disfrutando con cada poro de mi piel, Víctor me hace sentir como una prostituta barata, una mujer de poca valía, simplemente un agujero para brindar placer, aunque en ocasiones disfruto que me posean con esa fuerza y brutalidad, prefiero con creces cómo me amas, además cuando Víctor me posee termino maltrecho, no puedo tener actividad sexual durante varios días, es decir, me gusta cómo me tratas y cómo hacemos el amor, pero de vez en cuando podrías ser más intenso y tratarme como una lasciva, no sé si me explico.

Inmediatamente después, sonriente me abrazó y cariñosamente me dio un beso apasionado mientras me decía:

-Sabes que me tiene fascinado tu trasero, posees un trasero de

mujer perfecta, me encanta tener relaciones contigo más que con nadie en este mundo y no pude evitar sentir celos, pero no voy a prohibirte nada, puedes tener relaciones con quien quieras, aunque me alegró saber que sigo siendo quien mejor lo hace contigo.

-Te dejaré descansar un par de días para que tu colita se recupere de la última vez, pero no más, necesito tu colita, mi amor.-añadió mientras acariciaba mi trasero.

Salí de su oficina, contenta por haber aclarado todo y dejarle en claro que él seguía siendo mi macho preferido, pensando si se presentaría la oportunidad de volver a tener un encuentro entre los dos, sin embargo, no ocurrió, unas semanas después Víctor fue ascendido como Jefe de una Unidad en una ciudad fronteriza, un ascenso que no pudo rechazar considerando su próxima jubilación, me dejó las llaves de su casa para que la cuidara en su ausencia y ahora Rodrigo y yo teníamos un lugar para vernos cuando quisiéramos.

Intuía que Rodrigo había tenido algo que ver en ese cambio y, sin poder contener las ganas, le pregunté, él solo respondió con una sonrisa:

-Si quieres vender al camello, habla bien del camello.

Sus palabras confirmaron mis sospechas, fue un movimiento estratégico de Rodrigo, le había dado a Víctor lo que tanto deseaba y al mismo tiempo se deshacía de él. Rodrigo no era alguien que le gustara compartir a sus parejas y no le agradaba que Víctor siguiera teniendo relaciones conmigo. Además, obtuvo gratuitamente un lugar para tener intimidad. Aunque me emocionaba poder encontrarme con Rodrigo cada vez que quisiera en la casa de Víctor, en el fondo iba a extrañar un poco a ese viejo pervertido y su forma intensa de hacer el amor.

Si les gustó, pueden escribirme a [email protected]

Relato anterior: “Soy más promiscua que mi esposa”

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