Voy a compartir contigo un secreto.
La historia dio comienzo cuando decidí revisar el celular de mi pareja (David) mientras él dormía, quizás pienses que fue algo poco saludable de hacer, pero estaba llena de dudas.
Después de un rato sin encontrar nada relevante, decidí adentrarme en chats más antiguos y me topé con el chat que había tenido con su ex pareja (cuando eran novios) de hace unos dos años atrás.
Por simple curiosidad, abrí la conversación y fui avanzando en ella, hasta descubrir un vídeo compartido entre ellos dos teniendo relaciones, mi pareja penetrando a su ex pareja en posición de "perrito" mientras este último gemía de placer.
Esto me excitó bastante, al tratarse de algo tan íntimo entre ellos. Además, el hecho de que mi novio tuviera un pene grueso de unos 18 centímetros, que para mí era considerado grande, aumentaba mi excitación.
El video apenas duraba un minuto y me dejó con ganas de encontrar más, pero no había más contenido. Con un sentimiento de frustración, decidí dejar todo como estaba para que él no notara mi intromisión.
Pasaba el tiempo y yo continuaba en la búsqueda de alguna señal de infidelidad por parte de él, sin éxito.
Para mi sorpresa, resultaba ser bastante fiel, hablando positivamente de mí con sus amigos y familia, lo cual me alegraba profundamente.
Entonces, ideé un plan; consistía en iniciar lentamente conversaciones íntimas con él acerca de la posibilidad de realizar un trío, abordando el tema y manifestando nuestras opiniones al respecto, a pesar de que él se mostraba celoso al respecto.
Después de insistir durante unos días, mencionándole lo bien que lo pasaríamos, logré que accediera. Una noche, estábamos acostados antes de dormir y le propuse que yo no participaría, sino que sería solo un espectador, a lo que él respondió seriamente preguntándome si eso era lo que realmente deseaba.
Confirmé que sí, expresando que me excitaba la idea de verlo con otro individuo que no fuese yo.
Para evaluar su reacción, toqué su miembro y noté que se encontraba erecto, lo cual tomé como una buena señal.
Le comenté que me haría muy feliz verlo intimar con otro sujeto y demostrar quién era el macho alfa.
Él aceptó, manifestando que lo haría únicamente por mi. Al día siguiente, comenzamos a organizar un encuentro mediante una aplicación para que pudiera relacionarse con otro individuo.
Llegó el día señalado, se preparó, llevando consigo sus pertenencias, y yo lo esperaba en casa, imaginando cómo sería su encuentro con aquella persona. Se trataba de un hombre mayor que nosotros, de unos 35 años, corpulento y velludo, con un amplio trasero, baja estatura y tez morena.
Al regresar a casa alrededor de las 9 de la noche, noté que mi novio se encontraba nervioso, era una experiencia totalmente nueva para él.
Se recostó a mi lado y me informó:
Ya lo hice.
Yo: ¿Puedes darme detalles?
Él: Claro, llegué a su apartamento y él estaba vestido con una camiseta y short, me ofreció vino pero preferí besarle inmediatamente. Intercambiamos besos apasionados mientras él acariciaba mi miembro sobre el pantalón, lo despojé de su ropa, lo tumbé en la cama y le practiqué sexo oral mientras él gemía de placer, tenía un trasero grande y su zona central depilada.
Inhalamos popper y acaricié su zona íntima con mi lengua...
Yo: ¿Qué tal se sintió?
Él: Muy bueno, coloqué el preservativo y empecé a penetrarlo, realizando suaves movimientos para dilatarlo. Luego de intensificar el ritmo, él empezó a gemir como una persona lujuriosa, así que tomé su cabello y presioné su rostro contra la almohada.
Le pregunté si deseaba más y él rogaba por ello, por lo que continué con fuerza.
Nuestra relación se intensificó como si fuéramos animales.
Durante su relato, él me abrazaba y susurraba al oído, deslizando su mano por debajo de mi ropa interior para comprobar si yo también estaba excitado, llevándose una sorpresa al tocar mi miembro erecto y lubricado con líquido preseminal.
Continuó estimulándome mientras narraba aquel encuentro que acababa de vivir.
El tema con...
Mi compañero y yo tenemos una mayor actividad y nos cuesta hacer concesiones a la hora de practicar sexo anal, pero en esta ocasión me vio tan excitado que se quitó los pantalones y la ropa interior, se montó sobre mi miembro y, poco a poco, lo introdujo en su trasero.
Fue algo inesperado para mí.
Sentía cómo mi pene se deslizaba suavemente por su ano caliente, sin protección, sin nada, percibiendo toda su esencia. Mi pene latía de excitación mientras David empezaba a moverse lentamente arriba y abajo, apretándome los pezones con intensidad.
Después de unos minutos, mientras penetraba profundamente hasta el límite, y él gemía de dolor y placer, terminé introduciendo por completo mi pene en su interior, mi semen se derramó dentro de él y sellamos el acto con un beso apasionado seguido de un abrazo.
Esa noche cumplí una fantasía y experimenté un encuentro exquisito, aunque quedé con deseos de más.
Era una puerta que ya no podía cerrar, quería estar más presente en ese aspecto.
Logré convencer a mi pareja de tener encuentros sexuales con otros para mi disfrute, mientras al mismo tiempo vaciaba mi semen en su trasero.
Esta es solo la introducción de lo que ocurrió posteriormente, es una historia completamente real que sucedió recientemente. Sigo con David, por lo que actualizaré este relato más adelante.
Gracias por leerme.
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