Encuentro íntimo con la esposa de mi hermano


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Lo que les relato ocurrió poco después de experimentar mi primera experiencia a tres con mi cónyuge.

Tengo dos hermanos y dos hermanas, y siempre he mantenido una estrecha relación con mi hermano menor Gabriel, confiando mutuamente nuestros problemas y secretos.

Recibí una llamada de mi hermano preguntando cómo estábamos y cuándo planeaba visitarlos; le comenté que estaría cerca de su localidad esa semana por motivos laborales y que me quedaría en casa de mis padres. Él me propuso hospedarme en su hogar, asegurando que las puertas estaban abiertas de par en par.

Acepté su ofrecimiento y le comenté que todo estaba bien en mi hogar, de hecho, excelente. Me interrogó sobre la causa de mi alegría repentina, a lo que respondí vagamente, insinuando que se trataba de un asunto personal. Mi hermano insistió en conocer más detalles.

- ¿Tienes algún secreto entre manos? ¿Qué te ha traído tanta felicidad de repente? Cuéntame, ¿qué ha pasado para que estés tan bien? - inquirió él.

- Te lo diré, pero esto debe quedarse entre nosotros, ¿de acuerdo? - le advertí.

- Por supuesto, puedes confiar en mí, soy una tumba, cuéntame... - aseguró.

- Pues verás, ¿recuerdas cuando hablamos sobre las orgías y tríos en el pasado? - planteé.

- Sí, claro que recuerdo. Ese tema no se me olvida, lo tengo presente cada vez que tengo relaciones con Silvia - recordó él.

- Pues bien, ¡finalmente logré concretar un trío con Marilyn! - revelé.

- ¿En serio? ¿Tanto tú como ella estaban de acuerdo? ¡No me lo puedo creer! - exclamó sorprendido.

- Sí, lo planifiqué minuciosamente y mi esposa accedió. Lo llevamos a cabo con un colega de trabajo, afortunadamente todo salió según lo previsto y ella quedó satisfecha, además le gustó... - compartí.

- Necesitas venir a mi casa cuanto antes, solo tú puedes aconsejarme. He propuesto lo mismo a Silvia y siempre se niega, argumentando temor a enfermedades, a ser engañados o amenazados, etc. - expresó mi hermano interesado.

- Está bien, me quedaré en tu hogar con Silvia... De hecho, debería partir hoy mismo - confirmé.

- Ya comenzamos a preparar la habitación para ustedes, son bienvenidos y Silvia estará encantada de verlos... - indicó mi hermano.

- Solo iré yo, Mary no vendrá. Mi visita es por motivos laborales y ella permanecerá en la ciudad... - aclaré.

- De acuerdo, de todos modos estaremos aquí esperándote Gre... - asintió.

Así que nos veremos esta tarde... - concluí.

Con todo listo para partir, me despedí de mi esposa con un beso y le informé que regresaría aproximadamente el martes. Luego me dirigí hacia la casa de mi hermano... - narré en el relato.

Al llegar a la residencia de mi hermano por la tarde, él salió a recibirme al escuchar llegar mi coche.

- Hola hermano, ¡qué alegría verte! A menos que sea por cuestiones de trabajo, ¿no sueles venir a visitarme?... Silvia, ven, Gre ha llegado - anunció mi hermano.

- Hola cuñado, ¿cómo estás? ¡Hace tanto que no te veía! ¿Qué tal estuvo tu viaje? - saludó Silvia con amabilidad.

Desde la última vez que vi a Silvia, me pareció hermosa, pero en esta ocasión la percibí diez veces más radiante, al menos así me lo pareció... - reflexioné discretamente.

- Hola Silvia, ¿cómo has estado? Por fortuna, mi viaje fue placentero y esta vez no se me hizo tan largo como en ocasiones anteriores... - respondí.

- Estoy bien, cuñadito. Me alegra saber que estás bien y que decidiste visitarnos... Qué rápido llegaste, pasa, estoy preparando la cena... - expresó Silvia con una sonrisa.

- Sí, pasa hermano, tengo mucho de qué hablar contigo... - le indiqué a mi hermano.

Así, mientras Silvia se dirigía a la cocina para ultimar los preparativos de la cena, mi hermano y yo nos dirigimos al salón, donde él empezó a interrogarme acerca del trío que había tenido con Mary.

- Ahora sí, cuéntame con todo detalle: ¿cómo lograste que Marilyn aceptara el trío? ¿Cómo convenciste a tu amigo? - inquirió mi hermano ávido de detalles.

repetía sus negativas y esgrimía las mismas excusas. Pero un día decidí estrujar mi cerebro y urdir un plan para que ella accediera, por supuesto, el alcohol jugó un papel fundamental, mucho alcohol. Convencer a mi amigo fue pan comido, no necesité insistir demasiado, ya que aceptó a la primera.

El pretexto fue un partido de fútbol, seguido de una partida de cartas con el conocido Strip Poker, logré que ella se quedara completamente desnuda y a partir de ese momento, las cosas se tornaron muy sencillas...

“He intentado de mil maneras estar con Silvia, pero ella se muestra cerrada, siempre dice que no... Creo que tendré que resignarme y aceptar que no sucederá”, comenté.

“¿Por qué no pruebas enfoques diferentes para convencerla? Yo creía que era algo imposible, al igual que tú, ¡pero aquí estoy demostrando lo contrario!”, respondió mi interlocutor.

“Uno de los mayores desafíos es encontrar a la tercera persona para este encuentro, alguien con quien ella se sienta cómoda y no se avergüence. Muchos podrían aceptar, pero no cualquiera es apto para esta situación”, reflexioné.

“Lo entiendo, pero creo que no será difícil hallar a alguien adecuado para el cometido. Además, ¿quién podría resistirse si Silvia es tan hermosa?”, agregó mi acompañante.

Noté que mi hermano me miraba fijamente, como hipnotizado, y de repente esbozó una sonrisa algo retorcida antes de decirme:

“Túuu”.

“¿Qué? ¿Yo qué?”, pregunté sorprendido.

“Tú podrías ayudarme con Silvia”, propuso con determinación.

“¿Estás loco? ¿Se te olvida que soy tu hermano y que ella es tu esposa?”, respondí incrédulo.

“¿Y cuál es el problema? No deberíamos preocuparnos por nada, sí, puede que esté algo desequilibrado, ¡pero no nos chantajearías! Además, como mencionaste, a ti también te atrae Silvia...”, argumentó con una sonrisa pícara.

“Mencioné que es guapa, eso fue todo lo que dije…”, aclaré.

“¿De verdad pretendes hacerme creer que, si se te presenta la oportunidad, no te la tirarías?”, cuestionó mi hermano.

“Gabriel, ¿qué estás diciendo? ¿Estás bromeando o estás delirando?”, respondí desconcertado.

“No estoy delirando ni jugando, creo que es la mejor idea que se me ha ocurrido y estoy seguro de que a Silvia no le parecería mal si planteo bien las cosas”, afirmó confiado.

“Hermano, no quiero meterme en líos ni provocar problemas entre tú, Silvia y yo. ¿Qué pasaría si se indigna y te echa de casa por semejante locura?”, expresé preocupado.

“Ya veremos, ya veremos cómo me las ingenio para...”.

En ese momento, Silvia entró en la sala y ambos guardamos silencio...

“¿Qué pasa? ¿Por qué se quedan mudos? ¡Díganme, temas de hombres!”, bromeó Silvia.

“No, Silvia, disculpa, es que así es Gabriel, estábamos bromeando un rato...”, intenté explicar.

“Sí, cariño, estábamos de bromas...”, corroboró mi hermano.

Mi hermano se acercó a Silvia, le dio un beso en los labios y disimuladamente le tocó el trasero...

“Venía a avisarles que la cena ya está servida, pasen al comedor...”, anunció Silvia.

“Vamos, Greivin, dice mi esposa que la cena ya está lista”, mencionó mi hermano.

Mi hermano hacía comentarios de doble sentido y, al parecer, Silvia no estaba percibiendo las tonterías que decía. Me levanté del sofá y me encaminé hacia el comedor; Silvia iba delante de mí y no pude evitar mirarle el trasero, para mi desgracia, justo en ese momento volteó y me pilló in fraganti... casi muero de vergüenza al notar que se dio cuenta...

Nos sentamos a cenar; mi hermano traía una botella de tequila en una mano y tres copas, sirvió una bebida para cada uno... Observé cómo le servía más cantidad a Silvia que a nosotros dos... sabía cuál era la intención de mi hermano, planeaba emborrachar a su esposa para que yo pudiera tener relaciones con ella y así lograr el trío que tanto anhelaba.

“Espero que disfrutes de la cena, Greivin. Preparé lasaña y esta ensalada que tanto te gusta...”, mencionó Silvia.

“Claro, me encanta. Tú tienes una mano que haría delicioso cualquier plato que prepares...”, respondí sin pensar.

No sé por qué dije eso, ahora sonaba como mi hermano, con sus frases de doble sentido, o al menos así me lo pareció a mí. Estaba comenzando a volverse paranoico...

Silvia se levantó y fue a la cocina a buscar una cuchara para la ensalada. Aproveché para comentarle a mi hermano.que ya detenga el juego.

-Estás demente, ¿piensas que podrás embriagar a tu esposa para que haga esta locura?

-Ya lo consideré, antes de servirle la bebida en su vaso le añadí algo llamado "Spanish Fly", que se supone es similar a la viagra pero para mujeres.

-Realmente has perdido la cabeza, ¿y si la intoxica?

-Mantente tranquilo y solo espera...

En ese momento llegó Silvia, su semblante estaba algo sonrojado... parecía que lo que mi hermano le había dado ya le estaba haciendo efecto...

-Toma, Greivin, espero que te guste este postre, tiene mucha leche... es muy dulce.

-Escuchaste, hermano, mi esposa está llena de leche jajaja

-Eres terco, vas a incomodar a Grei con tus bromas...

-Mira, parece que mi hermano se divirtió con lo que dije

Después de eso, mi hermano sirvió más licor a Silvia y a mí, y mientras ella no estaba mirando, él le agregó unas gotas más a la bebida, supongo que era lo que él dijo que le había puesto antes. Lo miré y le hice gestos para que no lo hiciera...

-No sé ustedes chicos, pero esta bebida está fuerte... me siento mareada, parece que hoy no estoy para beber...

-Vamos, cariño, tal vez te la tomaste demasiado rápido... ¿Qué tal si ponemos música y bailamos un rato, quizás eso te haga sentir mejor?

-Está bien, podría ayudar...

Mi hermano puso música y comenzó a bailar con Silvia, la tomó de la cintura y la acercó a él, sus manos se deslizaban hacia su trasero y ella intentaba apartarlas, pero parecía que Silvia no podía hacer mucho...

-Detente, amor, recuerda que tu hermano está aquí... en serio, para, respeta la visita...

-Tranquila, cariño, recuerda que estamos en familia, además creo que a mi hermano le gusta lo que ve...

Cuando él dijo esto, Silvia rápidamente me miró, y seguramente pudo notar fácilmente mi excitación bajo mis pantalones, ya que estaba muy cerca de ella...

-Ahora te toca a ti, hermano, ven a bailar con mi esposa...

-Sabes que no bailo muy bien...

-Tranquilo, solo déjate llevar y listo...

Me acerqué a ella, parece que el licor también estaba surtiendo efecto en mí. ¿O sería que mi hermano me echó esas gotas? Trataba de bailar sin pegarme mucho, ella se movía de forma muy sensual... Mi hermano se puso de pie y comenzó a bailar detrás de ella, por lo que entre ambos formábamos una especie de sándwich, él se acercaba cada vez más, hasta que en un instante la tenía pegada a su cuerpo y yo a ella.

Tomé su cintura para seguir el ritmo y ella bailaba sin parar, me miraba y no apartaba sus ojos de los míos... Me sentía incómodo.

Ella giró y quedó de espaldas a mí nuevamente, mi hermano la estaba besando y al mismo tiempo la agarraba por las caderas, jalandola hacia él, sus manos comenzaron a deslizarse hasta llegar a sus nalgas, las apretaba y el pequeño short que llevaba lo subió, dejando al descubierto parte de sus glúteos.

Estaba excitado, mi hermano estaba logrando su cometido, me tenía atrapado... Comencé a acercarme y frotarme en el trasero de Silvia. Parecía que lo que estaba sucediendo no le disgustaba.

Ella me miró y continuaba bailando de manera muy provocativa, estaba a punto de tomar su trasero y acercarlo a mi entrepierna, hasta que en ese momento ella giró de nuevo, quedando frente a mí, estaba muy excitado, no podía creer lo que estaba pasando...

Mi hermano se acercó a Silvia y le susurró al oído:

-¡Parece que estás bailando muy sensualmente con mi hermano!

-¿Por qué lo dices?

-Mira su entrepierna...

Ella dirigió su mirada hacia mi entrepierna y en su rostro se dibujó una sonrisa, pero era una sonrisa algo traviesa.

-No creo que sea por mí, si no que me estoy divirtiendo

Nada mal… seguramente eres el responsable por permitir que eso ocurra...

-Si él reacciona así al verte tocando, imagina cómo se sentiría si te tocara a ti o si tú lo tocaras a él...

-Qué tonterías dices jajaja, es tu hermano... no querrás traumarlo...

-Ay no, no quiero traumarlo, solo estimularlo. Cuando llegué, me dijo que estás más guapa que la última vez que te vio...

-¿En serio él dijo eso?

-Para qué mentir, además no deja de mirar tus glúteos y tus senos...

-Sí, me he dado cuenta.

-¿Qué tal si lo incitas más?

-No, ¿qué pensará de mí? Además, no sería correcto, su esposa está lejos y no puede satisfacerlo...

-Pero tú podrías ayudarlo con esa situación.

-¡Estás delirando o ebrio! ¿Cómo se te ocurre decir eso? ¿Acaso no respetas a tu familia? Además, dudo que permitas que otro hombre me toque de esa manera!

-¿Recuerdas lo de la idea del trío? Aprovechemos que él está aquí, es de confianza...

-Pero es tu hermano. No creo que permitas que otro hombre tenga relaciones conmigo, menos si es de tu propia familia.

-Te informo, él ya lo sabe y está de acuerdo en hacerlo contigo...

-¿Cómo? ¿Dijiste que yo quería o le dijiste la verdad, que eres tú el de esa absurda fantasía?

-Le dije la verdad, que yo era el de la fantasía...

-Dudo que se atreva a hacer algo así, parece que no es tan insensato como tú...

-Comprobémoslo...

-¿Qué piensas hacer?

-Solo mantén la calma y déjate llevar, deja que mi hermano y yo nos encarguemos...

Ella obedeció, siguió bailando... Mi hermano me indicó que me acercara de nuevo a ellos... Tomó un pañuelo que estaba sobre la mesa y le vendó los ojos a Silvia, ella no objetó y luego la hizo sentarse en el sofá. Él se quitó los pantalones, quedando en calzoncillos, y me pidió que hiciera lo mismo; me desvestí y me quedé también en calzoncillos.

Luego me indicó que me quitara la ropa interior, no quería hacerlo, pero Gabriel me instaba a hacerlo rápido, así que lo hice... Al ver a Silvia frente a mí, no pude contenerme, me acerqué a ella y le ofrecí mi miembro, ella vaciló por un momento y luego comenzó a realizar sexo oral. Me estaba dando placer, empezó suavemente y luego lo envolvió por completo, no estaba seguro de si sabía que no era la intimidad de su esposo la que estaba disfrutando, pero lo estaba saboreando.

Luego, mi hermano mostró su miembro y se lo acercó de la misma forma a su esposa, ella lo recibió en su boca mientras me acariciaba los testículos con una mano... luego alternaba entre los dos penes, estábamos disfrutando...

Después, mi hermano la puso de pie, le quitó la blusa dejando al descubierto sus grandes pechos y luego le quitó también el short, dejándola solo con una tanga blanca, que no duró mucho ya que Gabriel se la quitó también, dejando a Silvia completamente desnuda, lucía deliciosa.

Me acerqué a Silvia para acariciar sus pechos, tomé su rostro con mis manos y la besé, no pude resistir la tentación de besar esos labios rojos y carnosos, me sentía atraído, experimentar la sensación de besar a otra mujer, y que esa mujer fuera la esposa de tu hermano, casi me hace perder el control... la besaba con pasión, introduje mi lengua en su boca y ella jugaba con la mía. Quería probar también su intimidad, así que lo hice, me arrodillé y comencé a estimular su área íntima, estaba muy húmeda, era evidente que estaba disfrutando el momento.

Gabriel estaba observando de cerca, expectante, observaba lo que ocurría entre su esposa y yo. Luego se acercó a nosotros, participando, colocando su miembro en la boca de Silvia, ella empezó a estimularlo, estoy seguro de que sabía que era Gabriel y quería complacerlo también.

Ella estaba participando conmigo.

Ahora, me ubico detrás de Silvia, deseando probar su trasero, comienzo a chupar su culo, ella parece disfrutarlo, ya que su voz se interrumpe a veces. Ahora quiero penetrarla, siento que no puedo esperar más...

-¿Puedo, hermano?

-Por supuesto, no pierdas tiempo...

Al escuchar eso, Silvia se pone a cuatro patas para facilitar las cosas, arquea su cuerpo, levanta su trasero y yo hago mi parte, comienzo a introducirlo lentamente hasta lubricar completamente su entrada trasera, un minuto después ya no puedo contener las ganas y debo penetrarla con fuerza y lo hago... mi miembro entra y sale con fuerza, mis testículos golpean sus nalgas al punto de parecer que alguien está aplaudiendo, Silvia gime de manera placentera...

-¡Sí, sí, sigue así, dame más, por favor, no pares...

Gabriel me mira y sonríe... Él está experimentando lo que yo sentí cuando otro hombre penetró a mi esposa...

Gabriel quiere unirse, así que se tumba en el suelo, Silvia se levanta y se sube encima de él, comienza a cabalgar... Mientras tanto, yo continúo con fuerza en el trasero de Silvia, ahora ella experimenta una doble penetración por primera vez...

-¿Te gusta? Dime cuñada, ¿te está gustando que te penetre por detrás?

-Sí, sí, me gusta, sigue, Grey. No paren y tú, mi amor, dame más, dame con más fuerza...

Parece que Silvia está disfrutando lo que está sucediendo. Y yo aún no puedo creer que esté teniendo relaciones con la esposa de mi hermano...

Otra vez, Silvia tiene un orgasmo, disfruta de la doble penetración y lo demuestra cada vez que llega al clímax... Cambiamos de posiciones, ahora ella me montará a mí y mi hermano la penetrará por el trasero.

Se sube sobre mí, la siento muy mojada, la miro y me sonríe, tomo sus labios y la beso, mientras tanto, Gabriel ya la está penetrando desde atrás. Ella gime y esos gemidos suenan como cantos celestiales...

No pasan cinco minutos y un nuevo orgasmo brota de Silvia, siento que de su vagina fluyen muchos fluidos... Estoy a punto de llegar yo también, ella lo comprende y quiere levantarse, el momento ha llegado... Quiero eyacular en su boca, tal como hice con mi esposa en nuestro trío. Ella toma mi miembro y comienza a estimularlo, lo envuelve como si fuera un dulce, mi hermano se acerca y Silvia toma su pene y también lo estimula...

Ya no aguanto más, así que la tomo del cabello y la acerco a mí, le lanzo una gran cantidad de semen en su boca, tanto que una parte se escapa de sus labios, ella no quiere desperdiciar nada, así que recoge con sus manos lo que se derrama y lo devuelve a su boca. Mi hermano se aproxima, su turno ha llegado, ahora él también le está eyaculando una gran cantidad de semen en la boca.

Silvia nos realiza sexo oral a ambos, nos deja perfectamente limpios. Una vez terminado, nos agradece y se dirige al baño... Mi hermano se sienta y se sirve un trago... Siento la necesidad de ir tras Silvia, así que entro al baño a buscarla, allí está en la ducha. La puerta está abierta, entro lentamente y comienzo a acariciar la espalda de Silvia, deslizo mis manos por todo su cuerpo, se voltea hacia mí y empezamos a besarnos...

Ella se agacha y me practica sexo oral para despertar a mi miembro, pronto está listo de nuevo, la giro y desde atrás comienzo a penetrar su deliciosa vagina, un movimiento rápido y constante. Ella tiene un orgasmo, me agarra de los muslos con fuerza para evitar que saque mi pene, incremento la intensidad para ayudarla en ese placentero momento.

Me encanta escuchar a Silvia gemir, es música para mis oídos. No puedo resistir mucho tiempo y ahoraEra yo quien estaba finalizando mi tarea, esta vez decidí llenar a mi cuñada de semen. La penetraba con fuerza, ahora sí, le estaba proporcionando su dosis de leche en su vagina. Silvia realizaba movimientos que estimulaban mi pene y exprimía hasta la última gota de mi miembro.

Ambos habíamos concluido, ella me besó una vez más... Salí del baño y la dejé para que terminara de asearse, y me dirigí a la sala con mi hermano. Él me observó al llegar y simplemente me preguntó:

-¿Qué te pareció Silvia?

-Es toda una experta en el sexo...

-Realmente te gustó, ¿lo repetirías en el futuro?

-Por supuesto que sí hermano, ¡por supuesto que sí! ¡Encantado de hacerlo!

Mi hermano simplemente sonrió, y eso me reconfortó, parecía haber aceptado bien lo sucedido.

Los días pasaron, realicé la tarea por la que fui al pueblo y ya era hora de regresar a casa... Debía despedirme de ellos.

-Bueno Gabriel y Silvia, les agradezco mucho la hospitalidad que me brindaron, me gustaría recibir siempre una atención como la que me dieron.

-Ya sabes que cada vez que vengas, al menos el servicio será completo, ¿verdad amor?

-Por supuesto, tu hermano sabe que esta es su casa y puede disponer de lo que necesite...

Los tres nos reímos, parecía que todos habíamos disfrutado de la experiencia, y lo que me reconfortaba era que tanto mi hermano como Silvia la habían disfrutado tanto como yo... Ahora era momento de despedirme.

-Bueno, ahora debo marcharme, pero espero verlos pronto en mi casa, ya vine a visitarlos, ahora les toca a ustedes...

-Por supuesto hermano, muy pronto iré a visitar a la familia, hace tiempo que no veo a Mary...

-Oh, cierto, sería genial que nos visitaran pronto...

Mi hermano captó el mensaje que intenté transmitirle, sabía que le ofrecería a mi esposa la próxima vez que fueran, y sin duda le gustó la idea, se notaba en su sonrisa... esto me daba la oportunidad de ir preparando a mi esposa...

Pero esto quedará para la siguiente historia, ya veremos qué sucede con su visita a mi casa.

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