Después de ese primer encuentro, todo cambió drásticamente. Estaba ansiosa por vestirme solo para él, ya que me encantaba recibir sus halagos y luego dejar que me despojara de la ropa. Estaba realmente enamorada de él.
Al finalizar el periodo de clases en la universidad, como era costumbre, obtuve algunos días libres por mis buenas calificaciones. Llegué a casa un miércoles y me encontré con mi familia reunida para cenar. Durante la cena, mi padre comenzó a elogiarme por mi desempeño académico y por mi deseo de trabajar durante las vacaciones. Esto me desconcertó, ya que tenía planeado quedarme en casa y asumir roles tradicionales de mujer. Mi padre mencionó:
Padre: Tu tío me ha informado que tenías interés en trabajar durante las vacaciones, y me pareció bien, así que acordamos que te unirías a él sin problemas.
Yo: (algo confundida) Ah, solo fue un comentario, no confirmé nada.
Padre: Ya está decidido, así que prepárate para partir mañana con él.
Yo: Está bien, prepararé mis cosas ahora mismo.
Rápidamente, me retiré a mi habitación para informarle a mi tío lo que ocurría, a lo que él respondió:
Tío: Tranquila, sobrinita, el trabajo es en mi casa, vamos a hacer unas remodelaciones.
Yo: ¿Por qué hablaste con ellos sin consultarme primero?
Tío: Pensé que te agradaría pasar más tiempo juntos.
Yo: Sí, lo deseo, pero me preocupa la situación en tu casa.
Tío: Vamos, en mi casa estamos seguros, además mi esposa no estará durante el día. Se va a las 6 de la mañana y regresa a las 7 de la tarde, así que tendremos mucho tiempo para nosotros. Además, te he comprado algunas cositas.
Yo: ¿Ah, sí? ¿Qué cosas?
Tío: Mañana te lo mostraré cuando llegues.
Yo: Está bien, mañana estaré allí temprano.
Tío: Está bien, sobrinita, te espero.
Nos despedimos y me fui a duchar para prepararme. Organicé mis cosas y elegí una tanguita rosa, su sostén a juego, una blusa blanca, una minifalda blanca, mis tacones, una peluca, un par de medias rosas y mi maquillaje. Luego, me fui a dormir. A la mañana siguiente, me desperté a las 6 para prepararme para irme. Antes de salir, recibí un mensaje de mi tío que decía:
Tío: Pasa al baño, allí te he dejado una sorpresa, luego ve a la habitación de huéspedes, allí estaré esperándote. Besos.
Yo: Sí, cariño, voy para allá.
Me apresuré, no quería perder tiempo. Al llegar, fui directamente al baño y encontré una sorpresa: unas flores hermosas y una tarjeta que decía: "Desde hace mucho tiempo no me sentía tan vivo, y todo es gracias a ti. PD: me encanta tenerte cerca". Esto solo aumentó mi amor por él. Me cambié rápidamente y fui en su búsqueda. Al encontrarlo en la habitación de huéspedes, desnudo y esperándome, se quedó boquiabierto al verme, ya que nunca me había visto así antes. Entonces, me dijo:
Tío: Guau, nena, estás hermosa. Siento que después de esto, me vas a pedir un alto precio, jejeje.
Yo: jejeje ¿Por qué dices eso?
Tío: Porque te ves como si fueras, ya sabes, de las que están en la calle, pero de las cara.
Yo: ¿Te gusta que me vea así?
Tío: Me encanta. Ven, baila para mí.
Sin dudarlo, comencé a bailar para él, aunque no era experta, hice lo mejor que pude. Al mirarlo, me di cuenta de lo mucho que estaba disfrutando el momento. Entonces, de la manera más sensual que pude, me acerqué a él y empecé a besarlo desde la rodilla hasta arriba, hasta llegar a su miembro erecto. Primero, con la lengua, luego con los labios, hasta que finalmente lo envolví por completo con mi boca, provocando que se retorciera de placer.
Deleitándome, empecé a jugar con mi lengua hasta pasar a chupar, primero despacio para que sintiera mi lengua y luego veloz y profundo, llegando al punto de casi ahogarme. Me levantó y me puso de espaldas a él.
Tomó mis manos y me esposó, me arrojó sobre la cama quedando en posición de 4 con mis nalgas a su disposición, comenzó a masajearme suavemente, levantó mi falda y besó mis nalgas poco a poco, erizándome la piel. Soltó saliva y me introdujo dos dedos para lubricar bien, luego apartó mi tanga y colocó su miembro en mi entrada, hundiéndolo hasta que sentí su pelvis chocando con mis nalgas y comenzó a embestir, fuerte y luego suavemente, golpeándome las nalgas y diciéndome palabras excitantes como: "Qué bien te mueves, tienes unas nalgas deliciosas, qué sobrina tan rica tengo, entre otras cosas."
Luego de un rato, se retiró y me giró poniéndome de rodillas, sabía lo que vendría, así que saqué mi lengua para recibir su eyaculación con la que había estado esperando ansiosamente, y no decepcionó. Se corrió abundantemente en mi boca y parte de su semen se derramó, caí en la cama exhausta y él, también. Estuvimos unos 5 minutos sin hacer nada, hasta que se levantó y me puso boca abajo, levantó mis nalgas y, con mi tanga puesta, empezó a limpiar su miembro con el semen que le quedaba.
Al acabar, se acomodó y sentí algo cálido y pegajoso entre mis nalgas, se levantó, me quitó las esposas, tomó su cartera y me arrojó dinero, diciéndome que me levantara para ducharme y cambiarme. Me sentí utilizada, pero al mismo tiempo complacida. Después de bañarme, nos pusimos a trabajar un poco, cuando llegaron las 6 me indicó que me marchara y que regresara al día siguiente sin ropa, ya que estaba cansado. Al obedecer, al día siguiente solo trabajamos y al finalizar me dijo que al siguiente día, si deseaba tener relaciones podía hacerlo, sin llevar ropa, pues él me regalaría un atuendo. Y nuevamente, obedecí.
Cuando llegué a su casa, en el baño había un disfraz de sirvienta. Poco a poco fuimos explorando diversos roles: enfermera, maestra, alumna, secretaria, clienta de pizzería, clienta de fontanero e incluso su mascota, donde tuve que usar un plug anal con cola, tanga y brasier amarillos, tacones blancos muy altos, una diadema con orejas y un collar con correa, que me hizo caminar a gatas por toda la casa, con frases como: "Eres la zorrita más hermosa que he tenido, te llevaré al parque a que vean a la zorrita que poseo, buscaré otros hombres para que monten a mi zorra."
Todo esto me excitaba muchísimo y a él también, disfrutábamos de nuestras travesuras cuando estábamos solos. Esto no ocurrió en dos semanas, sino que transcurrieron 8 meses y me gustaba cómo evolucionaba nuestra relación. Sin embargo, como todo lo que empieza, también debe terminar, y este caso no es excepción. Después de estos 8 meses, él empezó a comportarse de manera extraña, pidiéndome que me relacionara con más personas, que saliera como chica a antros y que si quería experimentar más, él podía presentarme a algunos amigos. Incluso me concertó una cita con un amigo suyo en el parque, lo cual resultó ser un fracaso al principio, pero esa es otra historia para otro momento.
Este cambio me desconcertó mucho, él se mostraba distante, dejó de mandarme mensajes y ya no nos veíamos. Decidí ir a verlo para saber qué sucedía, pero mi madre me detuvo antes de salir de casa. Al preguntarme a dónde iba, le mencioné que salía con mis amigos, pero ella me pidió que dejara una maleta en casa de mis tíos, ya que a mi tía le habían ofrecido un ascenso.
pero en otra región, lo que significaría trasladarme con mi tío, toda esta situación me sorprendió, por lo que fui a buscarlo casi llorando, al llegar encontré a mi tía, tuve que contener las ganas de abrazarlo y expresarle mi desacuerdo con su ida, sin embargo, fue él quien me hizo sentar y me dijo:
Tío: lamento mucho esto, pero debes saber que me estoy yendo con tu tía
Yo: ¿Pero por qué? ¿No puedes quedarte?
Tío: No, no puedo, lo siento
Yo: ¿Y no podemos mantener la relación?
Tío: Habla más bajo, no, no podremos, lo más probable es que nos quedemos allí y no sé cuándo podríamos regresar
Yo: Ahora lo entiendo, por eso incentivabas que saliera con otras personas
Tío: Sí, no quiero que te pongas triste, al contrario, quería dejarte con alguien que se haga cargo de ti
Yo: Pero yo no quiero a otra persona, te quiero a ti
Tío: Lo siento, no puedo
Yo: Al menos ¿podremos despedirnos?
Tío: No lo creo, nos vamos dentro de poco
Yo: Entiendo. ¿Un abrazo?
Tío: Sí, un abrazo, sí
Nos abrazamos con fuerza, ya que no quería dejarlo ir. Él aprovechó para poner algo en mi bolsillo trasero, nos separamos y le deseé buena suerte, diciéndole que estaría allí para él cuando quisiera. Él sonrió y me sugirió darle una oportunidad a su amigo. En ese momento llegó mi tía y me despedí de ellos. Me fui a casa desconsolada, pero tuve que aparentar que estaba bien. Al llegar a mi habitación, me acosté llorando y recordé lo que había puesto en mi bolsillo. Al sacarlo, encontré una carta que decía:
"Querida Carolina, hoy te dejo ir, ya que mereces seguir adelante en esta vida, y lamentablemente solo te estoy frenando. Me encantó todo lo que vivimos juntos, siempre recordaré haber sido el primer hombre en tu vida. Sé que no seré el único ni el último, eres una chica maravillosa, encantadora y preciosa, cualquier hombre querrá estar contigo. Cuídate mucho y espero verte pronto."
"P.D.: Tu padre me presumía que serías una experta conquistadora y que pondrías a cualquiera a tus pies, jajaja. Si supiera que en este caso eres tú la que está rendida a los pies de los conquistadores, jejeje."
"Adiós, preciosa. Te quiero mucho."
Guardé la carta con cariño, junto con las notas que me había dado. Sonreí y comprendí que realmente me quería mucho. Sin embargo, nuestro amor con mi tío se había vuelto imposible y simplemente tenía que seguir adelante. Así que guardé luto durante una semana y, la siguiente, fui al parque para recordar cómo empezó todo. Vestida con la misma ropa de aquel día, me senté en la misma banca y compré un helado para observar a la gente pasar. De repente, alguien me tapó los ojos, lo que me asustó, ya que no conocía a nadie en ese lugar. Al quitarme la mano, vi que era Omar, el mismo chico que había conocido tiempo atrás y que había causado celos a mi tío. Él dijo:
Omar: Hola guapa, ¿te acuerdas de mí?
Yo: Hola, claro que te recuerdo
Omar: Qué bien, pensé que me habías olvidado al no responder a mi mensaje, jejeje
Yo: Mis disculpas
Omar: No te preocupes. Por cierto, ¿tu guardaespaldas no vendrá hoy?
Yo: ¿Mi guardaespaldas?
Omar: Sí, el señor que te protegió la última vez
Yo: Ah, no, jejeje, no vendrá
Omar: Qué bien, la última vez casi me pega, jejeje
Yo: Pero ya no está, jejeje
Omar: ¿Era tuyo?
Yo: Mi tío
Omar: Sin embargo, ambos sabemos que era algo más que tu tío, ¿verdad?
Yo: Jejeje
Omar: Jejeje, lo supuse. Entonces, ¿ya no está aquí?
Yo: No, se mudó a otro estado
Omar: ¿Lo dices porque terminaron?
Yo: Sí, así es
Omar: Qué bien
Yo: ¿Por qué dices "qué bien"?
Omar: Solo es una expresión, jejeje
Yo: ¿Te estás apuntando, acaso?
Omar: Pues sí, si hay posibilidad
Yo: Pues, si hay oportunidad.
Omar: me parece genial
Yo: en serio, ¿cuántos años tienes?
Omar: 29 y tú?
Yo: tengo 19
Omar: no lo puedo creer, eres muy joven
Yo: sí
Omar: oye, ¿realmente me darías una oportunidad?
Yo: hmm no estoy segura, tal vez sí
Omar: en ese caso, debo ser sincero contigo
Yo: OK, dime
Omar: si llegamos a ser algo más, debes saber que solo podremos vernos cuando sea posible, y siempre en un lugar con poca gente, ya que mi familia me considera un ejemplo para los demás, me ven como el chico varonil que juega fútbol y que tiene muchas chicas, es algo complicado, espero que lo entiendas
Yo: no te preocupes, comprendo, al igual que tú, mi familia piensa que tengo muchas chicas, lo cual no es verdad, si algo sucede entre nosotros, será discreto
Omar: gracias por entender
Yo: no hay problema, tengo que irme
Omar: ¿a dónde?
Yo: a casa
Omar: ¿ya tan pronto?
Yo: ¿por qué? ¿Me llevarás a otro lugar?
Omar: no, solo preguntaba
Yo: OK, adiós
Omar: adiós
Me levanté y mi falda estaba muy arriba, dejando ver parte de mis nalgas. Empecé a caminar y de repente Omar se acercó y me dijo:
Omar: una pregunta
Yo: sí, dime
Omar: ¿esas pompas son naturales?
Yo: sí, ¿por qué?
Omar: solo preguntaba
Yo: ¿te gustaría tocarlas?
Omar: sí, me gustaría
Yo: lástima que estemos aquí
Omar: ven, conozco un lugar donde estaremos solos
Me llevó en su coche y nos fuimos a las afueras de la ciudad, por un camino rural hasta llegar a un río solitario. Me lancé sobre él, lo besé y él correspondió, empezó a agarrar mis nalgas, luego se desabrochó el pantalón y sacó un miembro un poco más grande que el de mi tío. Le di sexo oral, pero no aguantó y eyaculó rápidamente con poca cantidad de semen. Me levanté, él se disculpó y nos fuimos. En el camino dijo que fue un impulso, pero que en otra ocasión lo haríamos bien. Yo le dije que no pasaba nada, me dejó cerca de mi coche y me fui a casa. Al llegar, me mandó un mensaje diciendo:
Omar: a pesar de todo, me encantaron tus besos. Debo admitir que besas muy bien, además de que tus labios son muy sensuales. Nadie me había besado tan rico como tú, espero volver a verte pronto.
Yo: gracias, por supuesto, dime cuándo y nos vemos
Omar: la próxima semana, prepárate porque te llevaré una sorpresa
Yo: de acuerdo, ahí estaré
Me gustaba mucho Omar, pero me decepcionó su rendimiento sexual. Aun así, fui a verlo.
Es una historia que les contaré más adelante, sobre lo que ocurrió con Omar y el amigo de mi tío. ¡Adiós!
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