Saudos amig@s, hoy les compartiré una experiencia más como mujer trans. En aquella época, ya me vestía como mujer a diario, incluso en mi trabajo utilizaba lencería femenina debajo de mi ropa masculina, desconozco si mis colegas se daban cuenta, pero la verdad es que no me importaba. Tenía un compañero de trabajo que mostraba mucho interés en mí y me invitaba a salir a beber, hasta que finalmente acepté. Fuimos a un bar y nos tomamos unas copas.
En cierto momento, fui al baño y sin darme cuenta entré al de mujeres. Él me siguió y entró detrás de mí, una vez dentro me abrazó por la espalda, besó mi cuello y me acercó su miembro a las nalgas. Esto me excitó, ya que su masculinidad me atraía, por lo que lo llevé a un cubículo, me arrodillé como pude, le bajé los pantalones y la ropa interior.
De su entrepierna saltó un miembro hermoso, grande, grueso, con una cabeza prominente, hinchada y brillante. Comencé a saborearlo con besos y finalmente lo introduje en mi boca, era de unos 28 cm de longitud. Lo acaricié y besé con pasión y en momentos con desenfreno. Afortunadamente, nadie entró al baño y yo continué disfrutando de esa exquisita sensación.
De repente, mi compañero eyaculó en mi boca, su semen se deslizaba por mis labios, pero su miembro seguía tan rígido como al principio, lo cual indicaba que pronto lo tendría en mi trasero ansioso por ser penetrado por esa dura y deliciosa entrepierna.
Bajé mis pantalones y mi ropa interior hasta las rodillas, me giré y tomé su miembro con una mano, lo dirige hacia mi ano y lo introduje lentamente, sintiendo cada centímetro abriendo mi trasero femenino. Podía sentir su vello púbico rozando mi piel y sus testículos golpeándome suavemente, hasta que aumentó la velocidad y fuerza de sus embestidas y comencé a gemir con cada movimiento.
Él retiraba su miembro por completo y luego lo dejaba entrar todo, así estuvimos durante varios gloriosos minutos, no quería que terminara, anhelaba sentir esa verga golpeando mi punto de placer, finalmente llegó al clímax por segunda vez y su semen escurrió por mis nalgas y muslos. Fueron esos los momentos más intensos de mi vida, percibir el semen en mi interior y luego escurriendo por mis piernas.
En un último impulso, me moví hacia atrás y su miembro entró profundamente, lo apreté con los músculos de mi trasero, como si quisiera retenerlo para siempre. Luego se retiró y limpió su miembro. Nos vestimos y regresamos al bar.
Adiós, amig@s. Deseo que les haya gustado este relato y disfruten mucho.
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