Queridos lectores, como he compartido en mis relatos anteriores, mi vida íntima ha sido muy variada y enigmática. A pesar de tener una relación estable con una mujer y considerarme heterosexual, me atraen las personas transgénero y disfruto de su dominio en secreto, a espaldas de mi esposa y la sociedad. Aunque algunos me etiqueten de forma despectiva, no me identifico como homosexual o bisexual.
Además, he experimentado el intercambio de parejas con mi esposa y nos hemos aventurado en tríos. Después de una noche en la que involucramos a una persona transgénero, seguimos manteniendo encuentros más convencionales, aunque no repetimos la experiencia con transgéneros.
Una noche, mientras cenábamos en una taberna en Candelaria, Caracas, nos encontramos con cuatro jóvenes que no dejaban de mirar a mi esposa. Con complicidad, decidimos seguirles el juego y entre canciones y bailes la noche prometía. Aunque no se concretó nada significativo, en el camino a casa le confesé a mi esposa mis fantasías y hasta pedí el número de teléfono de uno de los jóvenes para mantener contacto.
Esbozando una sonrisa, mi esposa me preguntó: "¿Quieres que me hagan un gangbang?"
Asombrado, respondí: "Sería impactante verte con cuatro hombres."
Ella propuso algo diferente: "Invitemos a cuatro hombres y una persona transgénero. Así podrás verme también."
Con incertidumbre, pregunté: "Pero quizás no acepten."
Ella aclaró: "La persona transgénero sería solo para ti..."
La insólita idea de mi esposa involucraba una habitación llena de personas, donde ella experimentaría un gangbang y yo tendría la compañía de una persona transgénero, todo frente a los invitados.
Después de coordinar los detalles durante días, retomamos contacto con uno de los jóvenes de la taberna y tuvimos un trío. Luego, le propusimos la idea del gangbang y colaboró para reunir a sus otros amigos, quienes aceptaron rápidamente. Llegó el día señalado.
En una lujosa suite con terraza en un hotel de Caracas, tres de los cuatro jóvenes llegaron temprano. Tras acomodarnos, compartimos nuestras fantasías, estableciendo límites claros. Sin embargo, guardamos un detalle crucial.
Los jóvenes empezaron a complacer a mi esposa uno tras otro. Mientras tanto, en un giro inesperado, ingresó a la habitación una cautivadora mujer pelirroja de largas piernas y generoso busto. Les indiqué: "Continúen con su tarea, esto es solo para mí." Me acerqué a ella, la besé y luego me arrodillé para complacerla.
Los jóvenes parecían sorprendidos por la situación, aunque las risas y comentarios irónicos de mi esposa alentaban el ambiente. Sin detenerse, siguieron con su labor con mi esposa mientras yo disfrutaba de la compañía de nuestra invitada especial, Anabela, cuyo miembro viril...
aproximadamente 20 centímetros de gran tamaño.
Los jóvenes continuaban con su labor junto a mi esposa sin entablar una relación íntima con Anabela, pero esta última les coqueteaba constantemente, quizás ellos se sentían cohibidos por los prejuicios entre ellos, pero al final terminaron experimentando con Anabela quien les abrió el trasero en cada turno, resultando en una verdadera orgía...
Todos participamos, doble penetraron a mi esposa en diversas posturas y hubo mucho sexo oral, la situación ya estaba descontrolada, pero era el turno de Anabela, quien ofreció su miembro a los demás invitados, ninguno se atrevió a probarlo ni siquiera con la boca, y mucho menos a ser penetrados, a pesar de que ellos sí lo habían hecho con ella, mi esposa me expresó en voz alta: "verán cómo preñan a mi esposo" mientras ella era penetrada analmente por uno de los chicos. Anabela se levantó y me pidió que me pusiera de pie, me empujó contra una pared espejada y comenzó a acercar su pene a la entrada de mi trasero, exclamando: "¿Algún valiente que me empuje?".
Mi esposa le solicitó que se quitara el condón para que pudiera llenar mi trasero con su cálida leche. Anabela me preguntó si realmente deseaba eso, a lo que respondí afirmativamente, sin titubear se quitó el preservativo y lo colocó en la punta de mi trasero, uno de los chicos se situó detrás de ella y la penetró, presionando al mismo tiempo sobre mí para abrir paso a ese miembro en mi trasero. El chico la embestía y ella simultáneamente a mí, lo que me causaba un fuerte dolor debido a la doble penetración. A través del espejo, pude observar cómo mi esposa también se encontraba en medio de una doble penetración, con los dos chicos de pie sosteniéndola.
No pasó mucho tiempo cuando Anabela eyaculó dentro de mí con una descarga ardiente que me hizo temblar las piernas, mientras el otro amigo continuaba la penetración. Tras su finalización, ella continuó moviéndose en mi trasero durante un largo rato, al concluir, mi esposa me llevó a la cama y me puso en cuatro patas para que todos pudieran ver mi trasero abierto y lleno de semen, todos comenzaron a reír y a humillarme con palabras, tomando fotografías mientras mi esposa me daba palmadas en las nalgas, la instrucción fue que permaneciera en esa posición.
Los chicos y Anabela se vistieron para marcharse, mientras yo permanecía en cuatro patas por orden de mi esposa hasta que finalmente caímos exhaustos para dormir.
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