Relato de una esposa caliente: Encuentro mañanero con el repartidor de gas


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Soy Ishtar Flores, conocida como tu esposa ardiente favorita, así es como me encuentras en las redes sociales. Soy una mujer madura y atractiva, el deseo de jóvenes y caballeros. Agradezco de antemano que leas mis relatos y apoyes la página de CuentoRelatos, para que pueda seguir compartiendo mis vivencias sexuales a través de relatos excitantes. Sin demorar más, comencemos.

Mi esposo y yo llevábamos varias semanas sin tener intimidad, esto debido a las exigencias de su trabajo, que se encontraba en plena campaña de promoción de un nuevo producto. Llegaba tarde y agotado a casa, pero ese viernes estaba decidida a estar con él en un momento íntimo. El encuentro que tuve con el señor Eduardo me había excitado aún más, y esa noche necesitaba satisfacer mi deseo. Así que lo esperé en la sala, vistiendo solo un baby doll transparente de color vino y una diminuta tanga a juego, dejando al descubierto mi vello púbico y mis labios vaginales hinchados, sostenidos únicamente por dos tiras a los lados que mostraban mi cuerpo y apenas cubrían la mitad de mis nalgas por detrás.

Con mis hijas fuera con sus parejas, me encontraba sola en casa. Me relajé en la sala con una copa de vino y algunas aceitunas, mientras mi excitación crecía con la espera de mi esposo. Finalmente llegó, se quitó el saco y la corbata y los arrojó sobre el sillón, diciendo: "¿Todavía despierta, cariño? ¡Pensé que estabas dormida! Te estaba esperando, mi amor, ¿quieres que te sirva una copa?". Me levanté para tomar un vaso y servirle un whisky, inclinándome para coger la botella y dejando que admirara mis nalgas apenas cubiertas por mi diminuta y provocativa tanga transparente.

Me senté en sus piernas, entregándole su vaso, y le dije: "Salud, amor... Hoy estamos solos y quiero disfrutar contigo. ¡Es viernes!". Me besó en la boca, acariciando mi espalda y mi muslo. Comencé a desabrochar su camisa, nuestras lenguas se encontraron, sus manos exploraron mi cuerpo, acariciando mis senos y mis nalgas, mientras nuestras respiraciones se aceleraban al ritmo de nuestras caricias. Sentía cómo su deseo se hacía evidente y presionaba contra mi muslo, excitándonos mutuamente.

Joel cerró los ojos, esperando que regresara de la cocina con un manjar. Pero me equivoqué en esa suposición. En su lugar, me arrodillé frente a él y comencé a desabrochar sus pantalones. Abrió los ojos al darse cuenta de mis intenciones. -¡Oh, cariño, siempre sorprendiéndome! Desabroché su cinturón, los botones de sus pantalones y bajé su ropa interior, liberando su erecto y delicioso miembro. Joel estaba claramente excitado, su pene rígido y erguido, que me encantaba. Comencé a acariciar suavemente su miembro con mis labios y mi lengua.

Él comenzó a gemir lentamente, disfrutando de mis caricias. Recorrí su pene con mis manos y mi boca, permitiendo que se deslizara lentamente en mi boca. Desapareció centímetro a centímetro en mi cálido interior, disfrutando de cada movimiento. Varias veces lo introduje y lo acaricié con mi lengua, alternando entre movimientos lentos y rápidos. Después de un rato, detuve mis acciones, quería seguir disfrutando sin llegar a la conclusión.

Tan veloz.

Nos levantamos y nos trasladamos al dormitorio, allí comenzamos a quitarnos la ropa mutuamente mientras nos besábamos y expresándonos lo mucho que nos deseábamos; él me devolvía la misma afirmación, pero añadió: solo un instante cariño, porque mañana tengo que ir temprano a la oficina para entregar el proyecto de publicidad del nuevo producto. ¿Vas de nuevo el sábado? Sí, amor, sabes que así son los negocios, estoy buscando un ascenso, espero que mi jefe me lo conceda, incluso si es necesario trabajar los domingos, porque anhelo ese ascenso.

Lo observé resignada pero lista para disfrutar con él un buen momento, seguí quitándole la ropa, él me levantó y me arrojó en la cama colocándose sobre mí, ambos solo con calzoncillos y empezó a besar mis senos y acariciar mi cuerpo con sus manos, yo acariciaba su cabeza contra mis senos disfrutando como lo mío y mordía ligeramente mientras recorría mi pierna hasta llegar a mi intimidad acariciando mi vulva, deslizando su dedo entre mis labios vaginales proporcionándome un gran placer y dejándome completamente húmeda, fue bajando besando mi vientre, con sus dedos en los de mi tanga, me lo fue bajando besando mi pubis y con su lengua separaba mis labios vaginales y lamía mi excitado clítoris, flexioné mis piernas y las abrí formando una gran M con ellas y mi esposo colocándose entre ellas empezó a darme mucho placer con su lengua en mi vagina, entraba y salía de ella besaba y succionaba mi clítoris, lo pasaba desde ahí hasta mi ano una y otra vez uuuff!!! ¡¡¡Sujeté su cabeza con mis manos y la acerqué hacia mi vulva teniendo un delicioso orgasmo!!!

Lo atraje hacia arriba para que me penetrara, pero él deseaba recibir el mismo tratamiento que me ofrecía y se colocó en posición invertida sobre mí quitándose su bóxer, dejando su pene erecto frente a mi rostro, pasé mi lengua entre sus testículos, los olí y lamí el tronco hasta llegar a su húmedo glande, absorbí el líquido preseminal que lo hacía brillar, me lo introduje en la boca casi por completo y acariciaba sus testículos mientras movía mi cabeza de atrás hacia adelante realizándole sexo oral!!

De repente se apartó de mí y girándose me penetró de una sola embestida, introduciéndolo por completo para que sintiera su escroto golpear entre mis nalgas una y otra vez, así continuamos aproximadamente una hora, hasta eyacular copiosamente dentro de mí, eyaculando abundantemente!!! Tres fuertes disparos inundaron mi vagina, yo lo abrazaba con mis piernas y brazos levantando mi cadera para sentirlo hasta el fondo y moviendo mi cuerpo para disfrutarlo y tratar de alcanzar mi orgasmo antes de que su pene flácido abandonara mi caliente vagina, pero no lo logré quedándome al borde del mismo, lo besé mientras él salía de mí y se recostaba a mi lado sudoroso y satisfecho acariciando mi muslo, se quedó dormido exhausto.

Si eres mi seguidor y has leído mis relatos, sabes que soy multiorgásmica y que me encanta el sexo de 2 a 3 rounds, pero mi esposo quedó agotado y al día siguiente debía ir a trabajar, por lo tanto, me volteé y también me dormí con la esperanza de volver a sentirlo en la mañana, pero no pudo ser, cuando desperté él ya estaba vestido y salía a su oficina para entregar el nuevo proyecto y me dio un beso en los labios despidiéndose diciendo: intentaré regresar temprano para continuar lo de anoche mi amor.

Le sonreí y le dije: te espero poniendo mi mano entre mis piernas al sentir palpitar mi vagina de deseo. Me levanté y me dirigí a bañarme, cuando recordé que no teníamos gas desde hace dos días, el proveedor que nos suministra, no había contestado nuestra llamada, ni respondió a los mensajes, mi marido aún no había contactado a otro repartidor de gas, fue entonces cuando me quedé dormida, con rastros de semen en mi cuerpo, hasta que escuché el timbre.

Un poco molesta por despertarme, me levanté y, cogiendo una bata, salí a abrir, era una pequeña bata de baño que me quedaba bastante corta, apenas unos cinco dedos por debajo de mis nalgas; cuando iba a mitad del patio, escuché decir, el gas, al abrir la puerta, estaba un joven,

de estatura promedio, moreno, y de complexión regular, poco atractivo. -buenos días señora, la empresa me envió para llenar los tanques- respondí, de manera firme, el gas lo solicitamos, desde anteayer, -señora yo recién comencé a trabajar y me asignaron esta área- está bien, dije.

Pude notar, que ese joven dirigía su mirada hacia mi busto ya que debido a lo ajustado de mi ropa se podía apreciar gran parte de mis senos al no llevar sostén, ya que solo tenía puesto el baby doll transparente y mi tanga también, además de mi corta bata de baño. Comprendí que él no era responsable de que nos quedáramos sin gas y decidí ser amable. Lo conduje hasta donde se encontraba el tanque de gas, diciendo con una voz coqueta y con mis manos sensualmente colocadas una sobre mi descubierta pierna y la otra en mi vientre: ¡qué bueno que viniste porque ya casi no hay gas y apenas voy a bañarme!

Ahora lleno el tanque y te lo conecto para que te pongas más guapa me contestó sonriendo y repasando todo mi cuerpo con la mirada, solo le sonreí, y me dirigí hacia la lavadora para sacar la ropa, pude observar en el reflejo del cristal de la puerta que al inclinarme para sacar la ropa y lavarla le estaba mostrando todas mis piernas y parte de mis nalgas al tener solamente una diminuta tanga. Más tarde, entré en la cocina y calenté agua para preparar mi café.

Subí a un taburete para alcanzar el azúcar ya que como mi esposo, por su sobrepeso, tiene prohibido consumirla, suelo ponerla en lo alto de la alacena para evitar antojos; así que estiré para coger el recipiente de azúcar cuando regresó el entregador de gas, quien ya había llenado el tanque, y sentí su mirada, me volteé para mirarlo y me dijo: qué bellas piernas tiene señora… y todo lo demás!!! Estaba completamente fascinado conmigo.

¡Me sonrojé y puse mi mano atrás notando que mi corta bata dejaba ver todas mis piernas y la redondez de mis nalgas al haber subido al punto de dejarlas a la vista! Me cubrí y le dije: ¡ay qué pena! Pena porque señora, ¡está usted muy bien! Y descaradamente se ajustó su entrepierna que ya era bastante notoria y salió a conectar el gas, yo seguí preparando mi café y me senté a disfrutarlo cruzando mi pierna izquierda sobre la otra.

El joven me llamó: señora, ¿tendrá una esponja y jabón para revisar si hay alguna fuga? Al voltear a verlo y decirle que en ese momento se lo proporcionaba, vi el reflejo de mis piernas en el vidrio de la puerta y se podía ver parte de mi nalga y el borde de mi tanga transparente, lo cual me excitó aún más de lo que ya estaba, tomé una bandeja con jabón y una esponja y salí al patio para dársela, él puso el jabón y yo me quedé de pie a cierta distancia observando su bulto que se notaba de buen tamaño, él se dio cuenta y sonrió diciendo: parece que aquí hace burbujas venga a ver mientras yo presiono.

Me acerqué e incliné para ver lo que me indicaba y él tomó la llave y apretó un poco más diciendo: listo, al mismo tiempo que se enderezaba y por unos instantes su bulto quedó muy cerca de mi rostro, a pocos centímetros, ¡podía percibir su fragancia masculina! Me enderecé y fui hacia la cocina para dejar la bandeja, al girarme para sentarme y terminar mi café, choqué sintiendo su duro bulto entre mis nalgas, él colocó su mano en mi cintura, diciendo: disculpe señora, ¿me permite pasar al baño? Y al empujar un poco más, frotó su miembro rígido entre mis nalgas! Sí, adelante le respondí señalando la puerta del baño; entró y se escuchaba el chorro de su orina fuerte, lo cual de alguna manera me excitó considerablemente, además de haber sentido su pene erecto.

Mi esposo me había dejado insatisfecha, y mi deseo crecía y crecía. Voy por el dinero… dije Luego me pagas, ¿mejor invítame un café? me contestó, acercándose por detrás me abrazó haciéndome sentir su entrepierna entre mis nalgas. ¿Prefieres con azúcar? Besó mi cuello y acariciando mis senos marcando mis nalgas con su pene me decía al oído: te prefiero a ti hermosa y desabrochó mi bata.

No pude contenerme más y me entregué al placer que me pudiera

Este joven pensativo decía: "Lo siento, mi amor Joel, pero me dejaste a medias. Quiero respetarte, pero ya no puedo más", murmuré en silencio. Él rodeó mi cintura con sus robustos brazos, cruzándolos para tomar mis pechos directamente al no llevar sujetador, los acarició y apretó suavemente mis pezones con sus dedos mientras besaba mi cuello y susurraba al oído: "¡Oh señora, cuánto he anhelado tenerte así entre mis brazos! Desde que abriste la puerta, deseaba tener tus nalgas. He pensado en tantas cosas en tan poco tiempo", seguía frotando su miembro erecto entre mis glúteos y apretando mis senos.

Giré mi cabeza para que él besara mis labios y, sin más preámbulos, nos colocamos frente a frente. Desabrochó mi bata y la apartó, admirando mi cuerpo a través de mi diminuto baby doll transparente. "¡Wow, qué hermosos pechos tienes!", exclamó al quitarme el baby doll y agarrarme por las nalgas, atrayéndome hacia él con pasión y lujuria desenfrenada. Envuelto en lujuria, paseó sus piernas alrededor de mi cintura, frotando su entrepierna contra la mía. Me recostó boca arriba sobre la mesa, se quitó la camisa y luego me quitó el baby doll para volver a besar y lamer mis senos mientras restregaba su hombría contra mi vulva. Desabrochó su pantalón y se lo bajó hasta media nalga, se puso de pie, se deshizo por completo de su ropa interior, quedando desnudo frente a mí, solo con sus tenis que pronto también se quitó.

Lucía muy bien y rebosante de vitalidad. Delgado pero musculoso, con un miembro no muy grande pero duro y lleno de venas, completamente erguido y palpitante de excitación. Me permitió contemplar su escroto tenso con sus dos testículos grandes marcados claramente, unas piernas firmes y poco velludas. Se arrodilló en la alfombra y, tomándome por los hilos laterales de mi tanga, me la fue bajando.

Besó primero mi vagina sobre mi prenda transparente para luego pasar directamente su lengua por mis vellos pubianos y encontrar mi clítoris ya erecto. Lo lamió y succionó con ansias, colocando mis piernas sobre sus hombros para iniciar un delicioso juego. Acariciaba mis muslos, separaba mis labios vaginales con sus dedos e introducía su lengua en mi interior, recorriéndolo desde mi ano hasta mi clítoris, haciéndolo vibrar mientras movía su lengua sobre él y lo volvía a introducir en mi vagina.

Me brindó placer oral, acariciando mis senos o introduciendo sus dedos mientras lamía mi clítoris, hasta que finalmente alcanzaba un intenso orgasmo que lo exprimí con mis piernas y empujé hacia mi vagina con mis manos, liberando todo mi placer y gimiendo sin restricciones. Continuó besando y lamiendo mi vagina un rato más, hasta que se levantó para penetrarme. Sin embargo, deseaba también proporcionarle placer con mi boca. Coloqué mi mano en su abdomen, deteniéndolo, y nos situamos uno frente al otro, él de pie frente a mí. Comencé a acariciar sus robustos brazos y piernas mientras besaba su firme abdomen. Separó las piernas, tomé sus testículos con mis manos y los masajeé antes de besarlos y lamerlos. Entre sus suspiros, afirmaba: "Oh, señora, ¡qué bien lo haces!".

Recorrí con mi lengua su tronco venoso siguiendo la línea de su vena, chupé su glande, rodeándolo con mi lengua y retirando su líquido preseminal con la punta de esta. Le mostré su propio fluido antes de llevármelo a la boca, introduciéndolo poco a poco y aprisionándolo con mi paladar y lengua, moviendo mi cabeza hacia adelante y hacia atrás, sumergiendo y sacando su miembro duro de mi boca, hasta dejar solo su glande dentro y jugar con la punta de mi lengua en la abertura de su uretra. Presionaba sus nalgas con mis manos, mientras no dejaba de mover mi cabeza, chupando su miembro con fervor.

Porción de carne, él colocaba sus manos sobre mi cabeza acompañando mis movimientos, pero luego me apartó diciendo: aguarda bella, que me voy a correr y quiero introducírtelo!!

Observándolo con una sonrisa seductora le pregunté, ¿tienes preservativo? No, respondió él avergonzado. Yo estaba sumamente excitada, más de lo habitual, debido a mis días fértiles, ya que estaba muy entregada y anhelante de sentirlo dentro de mí, sin embargo, tampoco quería arriesgarme a quedar embarazada y menos con otro hombre que no fuera mi esposo, pues con mi suegro ya había tomado ese riesgo, así que mientras lo masturbaba le indiqué: no eyacules dentro de mí, ¿entendido? Quiero probarlos ¿okay? Y señalé mis labios.

Él sonrió y respondió con placer: por supuesto señora, le avisaré para que recoja su semen, no se preocupe…. y empujándome suavemente me tumbó boca arriba, tomó mis piernas por los tobillos y las separó lo máximo posible, flexionando sus piernas colocó su firme y venoso pene en la entrada de mi vagina sin utilizar sus manos, y con un solo movimiento de cadera me penetró más de la mitad de su miembro, haciendo que emitiera un grito de sorpresa y placer al sentir cómo me abría con su vigoroso pene y penetración!!! ¡Aahgy humm!!!

Se detuvo al escuchar mi grito, pero al ver mi sonrisa de satisfacción y que solo inflaba mis mejillas conteniendo el aire, continuó penetrándome hasta introducirlo por completo!!! Liberó mis piernas y yo las rodeé detrás de su cintura, atrayéndolo hacia mí para que continuara moviéndose, él sonrió satisfecho y, colocando sus manos en mis senos acariciándolos y apretándolos como si fueran naranjas, comenzó un potente y constante vaivén embistiéndome una y otra vez hasta lo más profundo con su firme y potente miembro.

Bajó sus manos por mis costados sin dejar de embestir, ahora lo hacía con más lentitud, su pene entraba despacio, sus resaltadas venas rozaban las paredes de mi vagina dándome un placer y sensación excepcional, avanzaba apoyando sus manos en mi cadera y me atraía hacia él en el momento en que sentía su glande tocar el fondo de mi vagina, lo sacaba igual de despacio dejando solo el glande dentro de mí y luego volvía a penetrar en un placentero y cadencioso vaivén que me hacía disfrutar al máximo, yo solo susurraba al sentir su glande golpear mi cuello uterino y suspiraba, ¡qué agradable sensación me proporcionaba!

Así estuvo alrededor de diez minutos, logrando que experimentara dos orgasmos consecutivos deliciosos, tan intensos que apreté sus fuertes brazos sin querer; colocó sus manos entre mis nalgas y caderas afianzándose bien y comenzó a acelerar sus movimientos penetrándome profundamente, sus testículos rebotaban entre mis nalgas y su pelvis se unía a la mía, frotando sus vellos púbicos contra mi vulva una y otra vez con un sonido plap plap plap que se escuchaba al chocar nuestros cuerpos con más intensidad en cada enérgica embestida que me daba, agarraba el mantel de la mesa o sus brazos con mis puños sintiendo que me acercaba a otro orgasmo.

Pensé que eyacularía dentro de mí y le dije: ¡recuerda que quiero tu semen en mi boca, no te corras adentro! ¡¡¡Le repetí dos veces con mi voz interrumpida por el placer al llegar a mi orgasmo! ¡Apretaba mis piernas alrededor de su cintura, impulsaba su pecho, era un torbellino de emociones! Quería que se retirara y no se corriera dentro de mí y al mismo tiempo deseaba que continuara bombeando y que su venoso pene nunca saliera de mí, ¡este chico me proporcionaba un placer inmenso! No te preocupes señora, todavía falta mucho...

Y diciendo eso, salió lentamente de mi vagina y me hizo ponerme a 4, separó mis nalgas y besó mi ano, en ese instante supe que quería penetrarme analmente, colocó su firme miembro en la entrada de mi ano y apoyándose en mis caderas me lo fue introduciendo poco a poco haciéndome sentir toda su longitud, su hinchada vena rozaba deliciosamente mi ano, incrementando mi placer hasta que sentí su vientre pegado a mis nalgas, se quedó inmóvil con todo su pene dentro de mí y luego comenzó a moverse en círculos sin sacar nada,yo rebosaba de alegría y movía mi cintura hacia atrás para que él volviera a entrar en mí.

Dirigió su miembro y, separando mis nalgas con sus manos, me lo introdujo por completo de un solo golpe, arqueando mi espalda al sentir cómo me invadía por completo con su pene rugoso y empezó a embestirme con un ritmo frenético, delicioso. "¡Qué hermosas nalgas tiene, señora, y cómo lo disfruta todo! ¡Qué apretado se siente!" me dijo.

Yo movía mis caderas al compás de sus enérgicas embestidas y apretaba mi ano alrededor de su pene, sintiendo más el roce de sus venas al entrar y salir. Sus testículos se balanceaban al igual que mis senos con cada penetración profunda que me ofrecía. Incliné mi cabeza sobre la mesa para poder sentirlo completamente dentro de mí mientras entraba y salía con vigor. Metí mi mano entre mis piernas y acaricié sus gruesos testículos, lo que lo hizo jadear de placer, mientras me embestía con más fuerza. En ese instante, su celular sonó e interrumpió el momento. No contestó, pero seguían insistiendo. Contestó y era su jefe preguntando dónde estaba. "Necesitamos gas en la calle Hidalgo", dijo su jefe. "Voy enseguida, tuve un contratiempo pero estaré allí en unos minutos", respondió él.

Me agarró con firmeza de la cintura y aceleró aún más sus movimientos, dándome con fuerza y profundidad. Con un fuerte rugido, sacó su pene y comenzó a eyacular en mi rostro. Recibí tres potentes chorros de semen espeso y caliente que llegaron hasta mi garganta. Tomé su pene y lo introduje en mi boca, mientras él jadeaba y empujaba su cadera hacia mí, expulsando las últimas gotas de semen en mi boca mientras colocaba sus manos en su cintura en actitud desafiante. Yo exprimía su pene con mi mano y acariciaba sus testículos, mientras con mi lengua recorría cada centímetro de su miembro, dejándolo limpio. Mis labios rodeaban su pene venoso, evitando derramar una sola gota de su cálida esencia. Lo miré a los ojos y él sonreía satisfecho.

Pensé que ese excitante encuentro llegaría a su fin, pero él dijo: "No me importa que me corra, quiero volver a hacerte el amor". Solo le sonreí. Su pene había perdido fuerza, le ofrecí un café y un pan dulce. Una vez que terminamos con el refrigerio, nos acomodamos en el sofá de la sala. Se acercó a mí y me besó con pasión, recorriendo todo mi cuerpo con sus manos. Sus besos bajaron desde mis labios hacia mi cuello y llegaron a mis pechos, que aunque pequeños, eran ricos.

Su celular volvió a sonar, y dijo: "Debo irme, tengo problemas con el auto, pero ya lo estoy arreglando". Su jefe pareció creerle, aunque le advirtió que no perdiera más tiempo. Cuando colgó, volvió a mordisquear suavemente mis pechos, lo que me hizo gemir ligeramente. Luego, lentamente, bajó su mano derecha hacia mi muslo, mientras con la izquierda y su boca seguía jugando con mis senos. Finalmente, su mano se posó sobre mi muslo.

Disfrutaba de la caricia de aquel hombre desconocido y cada vez estaba más excitada. Decidí observar su miembro. Me alegré al ver que estaba otra vez erecto. Mientras acariciaba mis senos con la mano izquierda, se arrodilló frente a mí y abrió mis piernas. Con sus dedos, separó suavemente los labios de mi vagina antes de empezar a lamer delicadamente mi clítoris con su lengua, demostrando ser un experto en ello.

Lamió y chupó mi clítoris, introduciendo dos dedos en mi húmeda cavidad de amor, mientras yo me retorcía de placer. Mis gemidos se volvieron más intensos y tras unos minutos, aquel hombre me había llevado al clímax con su lengua. Respiré hondo y lo miré feliz. Él sonrió ampliamente y dijo: "Espero que todavía quieras más". Solo sonreí y negué con la cabeza. Sin decir una palabra, colocó su glande en mi dilatada y húmeda vagina y de inmediato me penetró profundamente. "¡Ahhh!", gemí en voz alta. Comenzó a hacer el amor con fuerza y rapidez. Agarré sus muslos con mis manos y lo atraje hacia mí para que me tomara con más intensidad. Con cada embestida, gemía fuertemente y él dejaba salir su lujuria libremente.

DespuésEn cuestión de momentos, el mensajero de gas: me indicó... recuéstate boca abajo y abre tus nalgas. En esa postura sentí cómo se acercó a mí separando mis nalgas y escupiendo mucha saliva directamente en mi punto trasero, se tumbó sobre mí y empezó a introducir parte de su gran miembro que, a pesar de estar muy caliente y con ganas de penetrarme, me causó algo de dolor y con mis manos lo aparté un poco diciéndole: Despacito papi por favor: Dándome un par de nalgadas, expresó, de ninguna manera zorra quiero desgarrarte y ahora te vas a aguantar toda mi herramienta.

Luego colocó mis manos detrás de mi espalda y volviendo a posicionar su miembro en la entrada de mi ano dejó caer todo su peso sobre mí logrando introducir toda su verga gruesa dentro de mí, lo cual provocó que soltara un grito de dolor pidiéndole que se retirara. Yo: ¡Nooo, cariño así no... por favor sácala porque me duele... me duele mucho sácala! Pero al parecer entendió todo lo contrario, ya que empezó a darme embestidas bastante intensas y profundas mientras yo sofocaba mis gemidos de dolor y placer con la almohada del sofá.

Después de unos minutos de darme cuenta de que este individuo realmente quería desvirgarme sin piedad, no me quedó más remedio que comenzar a disfrutar jajaja y aceptar que para eso lo había incitado... Unos 5 minutos después me dice: Mensajero de gas: Pon tu espalda en posición de perrito en el borde del sofá y apenas estaba acomodándome cuando me agarró de la cintura e introdujo todo su miembro dentro de mí sin avisar...

En ese instante pensé que se me salían los ojos tras ese empujón de miembro que me dio y dándome nalgadas continuó con sus embestidas como un verdadero macho semental: ¿Disfrutas puta?... ¿Te gusta cómo te estoy penetrando? ¿Esto es lo que querías, verdad? Yo: Sí cabrón, esto quería... al verte me di cuenta de que eras todo un macho... sigue por favor, dame más fuerte. Él añadió; cabrona, ¿no quieres que te deje miembro en la vagina? Por eso me estoy desquitando con tu ano.

El repartidor de gas comenzó a nalguearme con fuerza y a jalarme el pelo, y me dijo maldita perra... desde que abriste la puerta, estuve pensando en tenerte así y ahora eres solo mía... no quiero que andes ofreciéndote a cuanto individuo entre en tu casa, ¿entendido?, me ordenaba como si fuera mi dueño. Yo solo respondí, entre gemidos de placer, sí papi, a partir de hoy seré solo tu perra y tú mi macho para que hagas conmigo lo que quieras. Aquel semental sonrió y dijo, así me gusta... que sean obedientes las perras... además, para eso están.

Después de unos 15 minutos en los que estuvo penetrándome así en el borde del sofá, me hizo acostarme de nuevo. Acto seguido comenzó a acariciarme las nalgas con una mano, mientras con la otra acomodaba su miembro en mi vagina, empezó a penetrarme lentamente, yo estaba con los ojos llorosos, sabiendo que estaba siendo penetrada por un desconocido en mi propia casa, así que empezó a penetrarme con fuerza haciéndome gritar moderadamente, luego me agarró del pelo con una mano y con la otra me levantó una pierna, para poder penetrarme más cómodamente, sentía tirones en mi pelo que me hacían arquear la espalda, soltó mi pelo y con su mano me agarró del cuello y acercó su rostro al mío, comenzó a besarme y lamerme la cara y la oreja, diciéndome varias cosas...

Eres muy hermosa y deliciosa, qué rica señora me estoy penetrando, siempre quise tener relaciones con una ama de casa tan zorra, te voy a disfrutar hasta que me canse nena, siente cómo te introdusco mi miembro, te lo mereces por invitar hombres cuando estás sola en casa, mientras decía esto, yo sentía cómo embestía cada vez con más fuerza, hasta el punto de causarme dolor, pero a la vez excitación, así que empecé a gemir.- Aaaah, aaaah, ummmm -Jajaja ya ves, te está gustando perrita golosa. Penétrame fuerte, no te detengas -Pero no grites tan fuerte bonita, que te escuchen en la calle.

Él

Continuaba insertando con fuerza su pene en mi interior, mi vientre experimentaba fuertes contracciones y mis piernas estaban entumecidas. Él me estaba penetrando de manera violenta, como un animal, sintiendo todo su peso sobre mi vagina empujando su miembro hasta el fondo, cada embestida me hacía querer gritar, pero me faltaba el aire y sólo podía gemir de dolor. En ese momento, él introdujo sus dedos en mi boca para silenciarme.

Seguía teniendo relaciones sexuales conmigo de manera brusca y desenfrenada, la penetración era rápida y él estaba muy agitado, sus gotas de sudor caían sobre mi piel, luego se abalanzó sobre mis senos para lamerlos, algo que me proporcionó algo de alivio, como una suave caricia que me calmaba un poco. Sin embargo, luego comenzó a succionar y apretar mis pechos con fuerza, torturando mis pezones rosados y causándome un dolor insoportable, como si quisiera arrancármelos. Esta mezcla de dolor y placer me hacía soltar fuertes gemidos: ¡ahh! ¡auu! ¡mmm! ¡aahh! ¡sí! Él disfrutaba de provocarme placer a la vez que me causaba dolor, mostrando una expresión de morbo cada vez que me quejaba.

Estábamos completamente desnudos, cubiertos de sudor y fluidos corporales, habíamos estado teniendo relaciones sexuales durante quizás media hora, cuando escuché mi celular sonar, proveniente de mi bolso. Al escucharlo, él aceleró el ritmo y me embestía como un animal, causándome un intenso dolor con cada impacto de su cuerpo contra el mío. Pude notar cómo su expresión cambió, reflejando una lujuria desenfrenada.

En medio de gemidos de placer por la intensa penetración, sentía un calor crecer en mi vientre, como una llama de placer ardiendo en mi interior. Experimentaba una sensibilidad y excitación única en mi vagina, mi piel se erizaba y mis pezones se endurecían como montañas, mis piernas se debilitaban y mis ojos se desviaban por el placer que me provocaba su miembro. En medio de espasmos y contracciones, experimenté un orgasmo intenso. La sensación del orgasmo se apoderó de mí, convirtiendo mi vagina en un manantial de placer, mientras él seguía halagándome: "¡Ay señora MILF, te corriste deliciosamente, qué bien estás preciosa, eres una provocadora". Solo resonaban los sonidos húmedos de nuestros cuerpos chocando.

Repentinamente, el individuo comenzó a jadear intensamente y, con un empujón final, me penetró hasta el fondo, sintiendo cómo algo se rompía en mi interior con esa última embestida y un chorro de esperma caliente me inundaba provocándome espasmos. Se quedó dentro de mí, dejando caer su peso, agotado y sudoroso, mojándome con su sudor. Sentía mi vagina empapada de semen, mientras él perdía la erección, habiéndose saciado de lujuria a mi costo. Al recobrar la conciencia, le reproché por terminar adentro, a lo que solo respondió con una sonrisa.

Nos levantamos, su celular no dejaba de sonar y me agradeció por el encuentro, dándome una suave nalgada, se vistió y se marchó... "Nos volveremos a encontrar, mi amor, ahora seré tu gasista oficial", me dijo. Yo me quedé en la cama por un momento, reflexionando sobre lo sucedido y sobre mi matrimonio.

Me levanté, limpié el semen que se escurría de mi vagina y me lo bebí, revisé mi celular y era mi esposo. Tras una breve conversación, me dirigí a darme una ducha, completamente relajada y satisfecha, habiendo completado lo que mi marido dejó a medias.

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