Son frecuentes las historias de personas que, tras terminar su relación amorosa, continúan viéndose de vez en cuando, ya sea por necesidad o buscando sensaciones que no logran encontrar con otra persona.
Lo que nos une a Marcela y a mà es la increÃble pasión que compartimos en la intimidad; fuera de eso, nuestras personalidades chocan, y ahà radica la razón de nuestra separación...
Ambos rehicimos nuestras vidas y, de hecho, actualmente estamos felices en nuevas relaciones, aunque esto no impide que de vez en cuando nos escapemos a un hotel para entregarnos a la pasión desenfrenada.
Ya sea ella o yo, siempre llega el mensaje con la descarada invitación a un encuentro sexual, ambos sabemos que cuando recibimos ese mensaje, el placer es inevitable, y nos encanta que asà sea...
Ir a recogerla a su casa, además de excitante, implica saber que durante el corto trayecto al hotel, me espera un delicioso momento de placer mientras conduzco, asà de provocativa es...
Mientras su boca se llena con mis caricias, suelta frases como:
"Cómo extrañaba tus caricias"
"Acelera, que deseo que me poseas"
Y una serie de expresiones subidas de tono que alargan el camino, pero que sirven para aumentar la tensión sexual...
"He extrañado tus caricias" susurra desde el asiento del copiloto, mientras me acaricia, dejando mi pene empapado en su saliva...
Se detiene y acto seguido baja su pantalón revelando su zona Ãntima completamente depilada para mÃ...
"¿Tienes hambre? Quiero que disfrutes por completo"
Asà continúa, increÃblemente seductora...
Tras reservar la habitación, ella sale primero del auto, abre mi puerta, toma mi mano y me hace descender...
Me conduce hasta la habitación, acariciándome mientras camina y moviendo su provocativa figura...
Al cerrar la puerta, me empuja sobre la cama y comienza su cautivador espectáculo...
Desabrocha su blusa, dejando al descubierto sus magnÃficos senos, se mueve con gracia, como toda una diosa, sin apartar la mirada de mÃ...
"Mastúrbate", me dice con una sonrisa, siempre disfrutó que lo hiciera mientras la observaba.
Poco a poco se despoja de toda su ropa mientras yo la contemplo en su honor.
Se acaricia los senos, aprieta sus pezones, los humedece, tan sugestiva que enamora...
Se acerca lentamente, y se dirige directamente a mi pene ya erecto, deja caer un hilo de saliva, lo acaricia, sube sus dedos, y mientras se deleita, me estimula suavemente...
Tiene el control absoluto de la situación, está completamente entregada al deseo.
Con un movimiento rápido, se sitúa sobre mi rostro, restregándome sus partes Ãntimas húmedas, desprende un dulce aroma que me embriaga...
"Hazme el amor cariño", murmura entre jadeos, una orden que cumpliré de inmediato, mi lengua empieza a explorar su parte más femenina...
Con fuerza, me incita a seguir, siempre le ha gustado que la complazca de esa forma...
Gime sin restricciones, se entrega por completo, hasta que un temblor en sus piernas anuncia que alcanzará el clÃmax en mi boca...
Extasiada, grita de placer, disfruto sintiendo sus espasmos, llenándome la boca con su esencia, mientras me mira extasiada desde arriba...
¡Ah, cómo extrañaba esa lengua tan traviesa!
Se da la vuelta, y aún con unos intensos espasmos, está lista para un excitante 69...
Su zona Ãntima permanece sobre mi boca, y experimento escalofrÃos al notar que engulle por completo mi miembro de una sola vez...
Siempre ansiosa, desea llevarse mis testÃculos junto con mi pene, estoy seguro, pero por ahora se conforma con acariciarlos apasionadamente...
Se aferra a mis piernas y, sin dudarlo,
Empiezo a besarle la boca, los gemidos que emite son muy excitantes, mi endurecida erección en la prisión de su garganta, me desplazo de su intimidad para observar el espejo, y verla contemplándose, totalmente desinhibida con la boca llena me provoca aún más calor...
Gime como puede, mientras se mueve, ahora mi lengua no es suficiente, asà que estimulo adecuadamente su intimidad, está empapada, 2 dedos entrando y saliendo hasta llevarla al clÃmax de nuevo...
Muerde mis piernas mientras se retuerce de placer... me agravia, me solicita más, está enloquecida...
Se levanta de la cama, con las piernas temblorosas, se apoya en el espejo y me indica que la tome de pie...
Arquea bien su trasero, me abalanzo hacia ella, y en un instante completo la penetro...
La embisto con fuerza, nos observamos a través del espejo, sus prominentes pechos no dejan de moverse, mientras la sujeto del cuello sin cesar de empujar...
Ay papi, sÃ, cógeme, entrégamela toda.
La habitación resuena con el sonido de nuestros genitales chocando...
Continúa mirándome, empapada en sudor, lleva mi mano a su boca, chupando con pasión mis dedos...
PoseÃdos por el frenesÃ, asà se inician todos nuestros encuentros...
Se arrodilla frente a mà y comienza a solicitarme mi semen...
Entrégamelo cariño, el primero no cuenta, dame tu leche
Arrodillada ante mÃ, masajeando sus senos, recibe mi primer eyaculación, boca ampliamente abierta, lengua afuera, feliz de ser bañada con semen.
SonrÃe y gime simultáneamente,
Mientras mi esperma caliente se desliza hacia sus pechos...
Qué hermoso es verte amor, dice con una sonrisa muy insinuante, mientras toma mi miembro entre sus manos para limpiar lo que quedaba en mi glande...
¿Te parece bien un descanso y luego el siguiente asalto?
A lo que respondo afirmativamente, nos recostamos en la cama, mirando el techo, hablamos banalidades, nuestro encuentro apenas comenzaba...
De un tema a otro, su mano comienza a acariciar mi pene...
Me mira, sonrÃe, y me dice:
"Creo que mi destino es ser tu amante..."
El perfecto inicio para el segundo asalto...
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