Compañeros, deseo compartir la continuación de mi narración, una historia completamente verídica, permitan que sus mentes los transporten a ese instante e imaginen todo lo que les relato, y por favor, dejen sus comentarios para que pueda seguir escribiendo más y más sobre todo lo que tengo para contarles.
Para recapitular, luego de disfrutar de una tarde contemplando a 2 chicas, una de ellas con un vestido translúcido que mostraba completamente su tanga y su busto, y la otra con unos leggings grises que delineaban la forma de su zona íntima, esa jugosa "v" que se marcaba en su entrepierna resaltada por la tanga de encaje que llevaba puesta, después de esa experiencia llevé a mi esposa a cenar con la esperanza de verla como vi a esas chicas.
En esa velada, al notar cómo la persona que estaba sentada detrás de mi esposa clavaba la mirada en su trasero al ver su asombrosa figura, solo observé a ese caballero y no dije nada, en ese momento pensé si su corazón también latía tan fuerte como el mío al ver a esas chicas que me alegraron la tarde. Sin dudarlo, le quité el pequeño suéter que llevaba mi esposa y lo coloqué en el respaldo de su silla. Eso provocó que sus pechos resaltaran de una manera tan excitante y desde mi posición, ella sentada y yo de pie, podía apreciar la belleza de esos deliciosos senos.
Pensé en la magnífica vista que tendría el camarero al atendernos. Le di un beso en la frente mientras mi mano juguetona buscaba uno de sus pechos para acariciarlo suavemente con la parte nudillos de mi mano, oh, qué placentero se sentía el contacto con la tela fina y el relieve de sus pezones.
Ella me sonrió y me senté frente a ella para admirarla. Aunque deseaba ser más atrevido, tuve que contenerme, ya que también quería observar la reacción del camarero al ver sus pechos. Después de unos minutos llegaron a tomar nuestra orden, la sorpresa fue encontrarnos con una chica de aproximadamente unos 28 años, ella vestía unos pantalones negros ajustados y una camisa de polo con el logo del establecimiento, noté que en cuanto llegó, dirigió su mirada directamente hacia los pechos de mi esposa, y luego la miró a los ojos mientras tomaba la orden, al ver eso me emocioné, ya que noté que la chica titubeaba al hablar, aproveché para contemplar el trasero de esa chica y vaya que lucía bien con esos pantalones ajustados y unas nalgas bastante prominentes, intenté descifrar qué tipo de ropa interior llevaba, pero no pude. En ese momento tomó nuestra orden y se retiró.
Sintiendo a mi esposa algo distante, me acerqué a ella y me senté a su lado derecho en una mesa cuadrada, lo que me permitía tener un ángulo de visión perfecto, al acercarme a ella posé mi mano en su pierna y discretamente subí su vestido mientras la acariciaba, no pude evitar elevar mi mano hasta llegar a sentir más calor conforme me acercaba a su zona íntima.
Cuando nos trajeron la orden, la chica notó que el vestido de mi esposa estaba más elevado de lo normal, no se podía ver su ropa interior, pero sí dejaba al descubierto toda la pierna derecha de mi esposa.
Mientras comíamos, ella intentó acomodar su falda, pero le dije que la dejara como estaba, a lo cual solo asintió. Al terminar de comer, pedimos una botella de vino para seguir disfrutando de una agradable velada, ella me comentó que necesitaba ir al baño mientras traían la botella, al levantarse vi que el sujeto de la mesa de atrás no apartaba la mirada de mi esposa, así que me preparé para que pudiera contemplar nuevamente su trasero, en ese momento, cuando mi esposa se disponía a dirigirse al baño, el hombre se puso de pie y se acercó a mi espalda para decirme:
Él: caballero, mis felicitaciones, con todo el respeto que usted se merece, tiene una pareja realmente atractiva, le agradezco.
El gesto de permitirme observarla y admirarla. Espero que mi comentario no le haya incomodado.
Yo: En absoluto amigo, le agradezco mucho. ¿Podría decirme, por favor, qué le ha provocado?
El: Qué puedo decirle caballero, me voy impactado por lo que vi, usted es muy afortunado.
Y así se retiró.
Mi atención se centró en la puerta del baño mientras esperaba a mi esposa. Cuando salió, me sonrió y oh por Dios. Se veía increíble, sus senos marcados en el vestido, su figura espectacular, sus piernas lucían hermosas en ese momento casi me vuelvo loco al verla, todos la volteaban a mirar. Me levanté para acomodar su silla y ella dijo:
Ella: Amor, creo que este vestido es muy atrevido, me vi en el espejo y no estoy segura, pero creo que vi mis pezones.
Yo: Permíteme decirte que te ves increíblemente hermosa, y este vestido te hace lucir perfecta.
Ella simplemente sonrió y me pidió una copa de vino, pues somos amantes del vino y lo disfrutamos mucho. Me encantó aún más cuando mi esposa me confesó que el vino le inhibe una excitación. Así que le serví y comenzamos a disfrutar de un poco de carne con vino.
No apartaba mi mano de su pierna, la acariciaba suavemente sin pasar los límites, mi mirada se clavaba en su pecho deseando morder sus deliciosos pezones. En un momento noté que se puso un poco tensa, así que empecé a acariciar su pierna, subiendo lentamente hasta llegar a sentir su sensual tanga que resaltaba su figura. Su vestido estaba subiendo tanto que se podía vislumbrar la forma de su intimidad, ella empezó a moverse más, señal de que el vino y mis caricias estaban teniendo efecto. Le tomé la pierna derecha y la abrí un poco, en la mesa de al lado solo quedaba una pareja.
Le di un beso suave en los labios y le pregunté cómo se sentía, sonrió y me dijo que era una noche maravillosa que estaba disfrutando mucho. Mientras me decía eso, subí mi mano hasta tocar su zona íntima. Sentí que su tanga estaba húmeda y solo abrí los ojos un poco al notar cómo se excitaba al sentir mis caricias. En ese momento no pude contenerme y empecé a acariciar su intimidad encima de la tanga, después de unas caricias sentí cómo se humedecía cada vez más. Yo estaba a mil por hora y ella, con gemidos discretos para no llamar la atención, llevaba unos minutos disfrutando de mis caricias, solo tocándola con mis dedos podía sentir su excitación, su clítoris palpitando de deseo mientras tomaba vino y trataba de disimular. Su boca entreabierta, pasando la lengua por los labios y mordiéndoselos suavemente, gemía y cerraba los ojos lentamente, yo ya no podía parar.
Bajo la mesa, cogió mi miembro y lo acariciaba con delicadeza, en mi pantalón se marcaba la forma de mi erección, ya estaba totalmente rígido.
Sus caricias en mí eran tan excitantes mientras gemía deliciosamente y yo seguía sin parar, frotando su clítoris cubierto de sus fluidos y la fina tela de su tanga negra. Jadeando, me dijo -no pares amor, eso se siente delicioso, sigue así, por favor, no te detengas, no pares-. Sentí cómo empezaban a temblarle las piernas mientras seguía acariciando mi miembro por encima del pantalón, su respiración se aceleraba y su espalda se arqueaba, en ese momento olvidé el lugar y me enfoqué solo en su mirada, estábamos tan cerca uno del otro que me dio un beso más apasionado, jugando con esos labios húmedos mientras mis dedos estimulaban su clítoris una y otra vez, buscando solo ver su expresión de placer, hasta que me dijo
- amor, no puedo más, aaah aaaah ah ah - en mis dedos sentí las pulsaciones de su intimidad, y cómo explotó de placer con un -oooh-. Coloqué mi pierna izquierda entre las suyas para que no pudiera cerrarlas y vi cómo su tanga estaba completamente mojada.
Mientras experimentaba ese intenso orgasmo, seguía acariciándome por encima del pantalón hasta que alcanzó su clímax y me uní a ella al ver su expresión y escuchar sus gemidos, no pude contenerme y sentí cómo mi semen caliente se quedaba atrapado en mi pantalón.
Fue un momento de locura, repentinamente reaccioné y vi su tanga empapada, mis dedos impregnados con sus jugos, los llevé a mi boca para saborear ese delicioso néctar de mi esposa, mi miembro todavía latía soltando su líquido que quedó atrapado en mi pantalón, ella aún jadeando solo me sonrió y dijo que estaba excitada, mientras con sus dedos tocaba la tela de mi pantalón empapada de mi semen.
Esa noche fue una completa locura, pero eso no fue todo, la noche aún no había terminado. Si desean escuchar la continuación, escríbanme para animarme a contar cómo terminó esa noche.
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