Descanso y el antiguo compañero sentimental de mi esposa


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En esta ocasión, comparto un nuevo relato que tuvo lugar el año pasado, cuando me fui de vacaciones y a mi esposa Katy se le ocurrió la brillante idea de ir al pueblo de su ex pareja, Alejandro.

Ella estaba muy contenta de ir allí, mientras yo pensaba que su alegría se debía a que llevábamos mucho tiempo sin tomarnos unas vacaciones. No obstante, su verdadera felicidad radicaba en que había planeado encontrarse con su ex pareja.

Al llegar a ese pueblo cercano a una playa famosa, y al no estar muy concurrida en esa época del año, era el escenario perfecto para sus intenciones.

La casa que alquilamos tenía una piscina preciosa donde hicimos el amor la primera noche. Fue un momento muy intenso. Esa noche, ella cumplió una de sus fantasías al chupar un miembro masculino bajo el agua, y la sensación al llegar al clímax en su boca fue diferente a las otras veces.

Al día siguiente, mi esposa me propuso ir a la plaza del pueblo, donde coincidimos con una de sus amigas, que resultó ser hermana de Alejandro. Al regresar, noté a mi esposa triste. Aunque al preguntarle qué sucedía, ella insistía en que estaba bien, pero era evidente que algo le ocurría. Esa noche, mientras dormía, decidí revisar su teléfono móvil y descubrí que la amiga con la que se encontró en la plaza le había informado que Alejandro estaba en el pueblo y quería verla. Mi esposa estaba triste porque su plan original era que yo me aburriera en la plaza y me marchara a la casa de la playa dejándola sola con su amiga.

Para evitarlo, me hice pasar por ella y contacté a Alejandro de manera cortante. Acordamos que él iría al día siguiente a las nueve de la mañana, momento en el que yo supuestamente estaría visitando amigos en el pueblo vecino.

Por la mañana, le dije a mi esposa que me ausentaría para visitar amigos en otro lugar, y ella aceptó. Coloqué mi teléfono en modo avión y lo escondí enfocando hacia la cama, para ver lo que sucedía en mi ausencia. Luego, me dirigí a la playa desde donde observaba quién entraba y salía de la casa en la playa, donde mi esposa y su ex se encontrarían.

No pasó mucho tiempo antes de que una moto azul se detuviera frente a la casa y Alejandro ingresara sin titubear. Ambos sabían que debían aprovechar al máximo el tiempo que pasarían solos antes de que yo regresara.

¡Continuará!

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