Escapada y el antiguo novio de mi esposa (parte 2)


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No había transcurrido mucho tiempo desde que se había marchado, cuando una motocicleta azul se estacionó en frente de la casa; él entró sin prestar atención al entorno, tanto él como mi esposa sabían que el tiempo pasaría volando y querían aprovechar al máximo cada minuto que pasarían solos allí.

Al ver salir a Alejandro, comencé a caminar de regreso a casa, con el corazón latiendo con fuerza, solo quería llegar y revisar en mi teléfono móvil lo que había grabado. Si mi teléfono había resistido encendido esas dos horas y algo más que mi esposa y su ex habían estado solos en la casa de playa.

Al llegar, le pregunté a mi esposa: ¿Quién era la persona que salió y se fue en esa motocicleta azul? Y ella no dudó en decirme que su ex novio había llegado, y con una sonrisa me dijo: ¿Qué bien preparado tenías todo, verdad?

Mirándola le respondí: ¿Espero que hayas disfrutado al máximo?

Ella contestó: Mucho más de lo que te imaginas. Fui hacia la habitación a buscar mi teléfono móvil y al regresar al patio, donde se encontraba mi esposa, le dije: No tengo que imaginarlo, lo veré todo de forma detallada y mientras me reía al ver su cara de sorpresa, conecté mi teléfono móvil al televisor.

Así empezó el video, ella entró en la habitación y desde allí lo llamó, preguntándole si quería ver cómo eran las acotaciones; él, sin pensarlo dos veces, entró en la habitación y se dirigió al baño, para luego aparecer frente a mi esposa, quien estaba sentada al borde de la cama, completamente excitada y deseosa de conservar ese miembro viril, que según ella, solo había rozado por encima del pantalón cuando eran novios hace más de 15 años, y que siempre había deseado ver y saborear por completo. Sin embargo, nunca ocurrió, porque en aquel entonces mi esposa tenía la idea de que el primero en poseerla debía ser aquel con quien se casara, y ese fui yo. Por eso, me siento orgulloso de haber sido el primero en penetrar el delicioso coño de mi esposa.

Y ahora, 15 años después, ahí estaba ella, sentada al borde de la cama, esperando a su ex novio para cumplir su fantasía, o mejor dicho, su anhelo de conservar ese miembro viril, que recordaba e imaginaba como uno grande y magnífico.

Y así sucedió, cuando él se paró frente a mi esposa, ella procedió a bajarle los pantalones y quedó impresionada por el tamaño de ese miembro viril, inmediatamente escuché cómo Alejandro le indicaba que le hiciera sexo oral, a lo que mi esposa obedeció de inmediato introduciendo ese miembro hasta lo más profundo de su garganta, podía escucharse cómo se ahogaba con cada embestida que recibía.

Ella estaba completamente excitada, también escuché cómo Alejandro comentaba que mi esposa tenía su vagina empapada en sus jugos sexuales, y procedió a estimular tanto su vagina como su ano. Cuando mi esposa susurraba, se podían escuchar sus gemidos cada vez que Alejandro pasaba su lengua por su vagina.

Permanecieron así un buen rato, hasta que mi esposa se puso de rodillas y Alejandro comenzó a penetrarla por detrás, mientras mi esposa gritaba como toda una diosa, pidiéndole que continuara, que no se detuviera. Alejandro demostraba ser un experto en la penetración y hacía que las nalgas de mi esposa resonaran como nunca antes.

Después de un rato, Alejandro alcanzó el clímax y mi esposa quedó tendida boca abajo, satisfecha, pero no se imaginaba que unos minutos después él estaría listo para otra ronda, esta vez decidió penetrarla analmente, a pesar de que mi esposa le dijo que no por ahí. Él sujetó sus manos sobre la cama y la penetró con fuerza. Pude escuchar a mi esposa gritar, casi llorando, cuando ese miembro viril se abría paso en su ano con un solo empujón.

Después de unos segundos, el grito de dolor dio paso a un gemido de placer inmenso,

Gritos de goce resonaron mientras Alejandro llegaba al clímax por segunda vez en esa postura. Sin falsedad alguna, Alejandro se corrió cuatro veces con mi esposa. En la tercera ocasión, simplemente se dejó llevar en su boca y ella, encantada, recibió el copioso flujo que brotó de la virilidad de Alejandro como si fuera la primera eyaculación del momento. En la cuarta ocasión, al ritmo de entra y sale, Alejandro se vino y en ese instante mi esposa lanzó un grito tan intenso que, de estar en nuestra ciudad, resonaría por toda ella.

Allí estaba entonces mi esposa, recostada en la cama, con su trasero y su vagina empapados de semen, incluso su boca aún repleta. Después contó mi esposa que fueron a ducharse y regresaron para hacer el amor una vez más, pero esta vez ya no estaba registrado en el celular, ya que decidieron hacerlo una última vez en el sofá del patio frente a la piscina. Según ella, lo disfrutó, pero ya no como las otras veces, pues en ese momento estaba pendiente del tiempo y de mi inminente regreso. Así fue como mi esposa se entregó a su ex durante nuestras vacaciones.

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