Mi novia participa en un trío durante las celebraciones de Año Nuevo


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Hola a todos, me llamo Jeremy y esta es la primera vez que comparto una historia, lo hago para que otros se enteren de lo que sucedió con mi novia, quien fue parte de un trío donde fue disfrutada por otros.

Permítanme presentarme brevemente: tengo 22 años, soy estudiante universitario y trabajo medio tiempo. Por otra parte, mi novia Melissa (Mel) tiene 19 años, estudia medicina, es una chica atractiva, de cabello oscuro y piel blanca, delgada pero con un trasero muy atractivo que llama la atención de amigos y desconocidos. Sus pechos son de talla Copa C, su cintura es impresionante y sus piernas son muy atractivas. En resumen, está muy buena jaja.

Todo comenzó la mañana de Año Nuevo, Mel me informó que pasaría el día con su familia y que no podríamos encontrarnos. Por lo tanto, decidí hacer otros planes en los que ella no estaría involucrada. Más tarde, alrededor de las 6 pm, Mel me envió un mensaje diciendo que tenía un problema en casa y que saldría a dar un paseo para despejarse (según ella, quería estar sola sin ver a nadie).

A las 7 de la noche, al no tener noticias de Mel, me preocupé y le envié un mensaje: "¿Estás bien? Estoy preocupado". No fue hasta las 8 de la noche que recibí una respuesta de Mel. Me dijo que estaba con su amigo Mateo, un hombre de 28 años que le había hecho un tatuaje en el pasado, y que estaban tomando vino y whisky para celebrar la llegada del nuevo año. Aseguró que regresaría casa antes de las 11 pm, una vez que las cosas se calmaran en su hogar.

En ese momento, aunque algo dentro de mí se inquietaba por la presencia de Mateo, quien según Mel podía comportarse inapropiadamente con mujeres vulnerables, decidí confiar en ella y esperar a que regresara a salvo.

La noche transcurría y no recibía más noticias de Mel. Alrededor de las 10:00 pm, recibí una llamada de ella.

Me confesó que estaba un poco ebria y que se había unido a otro amigo de Mateo, quien llevaba algo de marihuana para fumar. Aunque le pareció extraño no conocer a este nuevo individuo, me aseguró que todo estaba bajo control. Mel tenía la tendencia a excitarse cuando fumaba, lo cual me preocupaba. Le pedí que se cuidara y que moderara su consumo de alcohol, a lo que ella respondió afirmativamente.

Tras la llamada, sentí la necesidad de que Mel abandonara ese lugar, pero al mismo tiempo la curiosidad por saber qué ocurriría a medida que avanzaba la noche me invadía.

A las 11:40 pm, recibí otra llamada de Mel. Me suplicó que fuera a su casa de inmediato, con un tono desesperado y angustiado. Aunque le pregunté si todo estaba bien, ella aseguró que sí.

Dado que vivíamos cerca, me dirigí hacia su casa. Al llegar, la vi desaliñada, con el cabello revuelto y la blusa arrugada, además de algunas marcas en su pecho. Con un gesto arrepentido, Mel procedió a contarme lo sucedido y prometió revelar todos los detalles de manera honesta.

Aunque no quería escucharla, la curiosidad y el ansia por conocer lo ocurrido me impulsaron a hacerlo,

Buscaba la verdad, deseaba descubrir si en realidad mi pareja era tan promiscua como yo temía o si era todo fruto de mi imaginación.

Finalmente, Mel tomó la iniciativa y reveló la siguiente información:

Saludos Jeremy, lamento no haber estado pendiente de los mensajes, tras contarte todo esto, probablemente nuestra relación ya no será la misma, sin embargo, nos comprometimos a siempre decirnos la verdad y así lo haré.

Después de dar un paseo por la tarde, decidí dirigirme a la casa de Mateo con la intención de beber y despejar mi mente por un rato, él se encontraba solo y me recibió con agrado, al principio solo compartimos una botella de vino y conversamos de temas intrascendentes, pero al avanzar la noche y empezar a tomar whisky alrededor de las 8:20 pm, él me besó y yo correspondí, estábamos los dos ebrios y él se aprovechó de la situación para acercarse más a mí. Una vez que acepté el beso, supe que ya no había marcha atrás y que, de todos modos, acabaríamos rompiendo. Por lo tanto, permití que siguiera besándome mientras avanzaba la noche, no imaginé que llegaríamos tan lejos, pero sucedió.

Quise escribirte para contarte todo lo sucedido, sin embargo, mientras lo hacía, él empezó a manosear mis senos. Con media botella de whisky en el cuerpo, ansiaba que alguien me tocara. Fue imposible detenerlo y pronto me despojó de blusa y sujetador, dejando mis pechos al descubierto. Él los miró, los chupó con ímpetu, los lamió y mordió con avidez, así que aparté el teléfono a un lado y le permití que hiciera lo que quisiera.

Las marcas que me dejó y sus palabras llamándome "zorra" me excitaban sobremanera, me senté en su regazo con mis pechos desnudos a su merced y comencé a acariciar su miembro mientras nos besábamos; lo tenía notablemente firme y sinceramente, de tamaño considerable.

En un momento de lucidez, decidí detenernos, le recordé que tenía pareja y que no podíamos seguir por ese camino, pero Mateo notó lo excitada que me encontraba y procedió a dominarme. Sujetó mi cabeza y la presionó contra la pared, llamándome "puta" y dictaminando que las prostitutas merecen un castigo. Se acercó tanto a mí que podía sentir su prominente erección contra mi trasero y anhelaba que me poseyera. Sus provocaciones solo lograron aumentar mi excitación, al punto que solo pude responder afirmativamente a sus insinuaciones, aceptando ser tratada como una prostituta.

Colocó mi cabeza sobre la mesa con firmeza, agarrándome del cabello, dejándome en una posición a cuatro patas con mis glúteos aún cubiertos por el pantalón ajustado que llevaba. Desde la mañana había optado por usar un diminuto hilo negro de encaje para mayor comodidad debajo de mis ajustados jeans oscuros. En esa postura, comenzó a azotarme con fuerza y a jalar de mi cabello, recriminándome por mi supuesta infidelidad, en ocasiones rozando su miembro erecto contra mi trasero asegurando que pronto penetraría mi vagina (él aún vestía, mientras que yo solo llevaba puesto el jean y el hilo).

Le rogué que continuara, incapaz de resistirme, él procedió a bajarme los pantalones y, al ver el hilo, manifestó su satisfacción al percibirme "preparada" para recibir sus embestidas, confesando su debilidad por las mujeres así de provocativas. Mateo bajó su pantalón, dejando al descubierto su robusto miembro, tal como lo percibí al tacto, de unos 23 cm de longitud y notable grosor. Apartó el hilo a un lado, humedeció su mano para lubricar mi vagina y luego repitió el procedimiento con su falo, introduciéndolo suavemente. Sin previo aviso, me embistió con fuerza a la mitad de su extensión, abriéndome por completo de un solo golpe, lo que me tomó por sorpresa. Comenzó a jalarme del cabello mientras me azotaba y penetraba con intensidad, entre gemidos de placer y dolor. Mateo me instaba a reconocerme como su "puta", algo que al inicio me resultó imposible, aunque eventualmente accedí a sus deseos.

Permanecí en esa posición, siendo poseída sin tregua durante unos 10 minutos, ya desnuda por completo salvo por el hilo apartado a un lado, Mateo contemplaba todo mi ser: mis pechos, mi trasero, mi cintura y mis piernas, mientras él aún conservaba su camisa puesta. Mi mirada se perdía entre el éxtasis, mis senos rebotaban sobre la mesa mientras sus testículos chocaban contra mi vagina con cada embestida, sin percatarnos de que alguien había ingresado a la vivienda debido a mis fuertes gemidos. Desde la cocina, se oyeron.

Desde el comedor, su amigo exclamó "¿Por qué no me invitan a la fiesta?".

Me sonrojé profundamente al notar que Mateo me estaba penetrando, por lo que me levanté rápidamente de la mesa, cubriendo mis pechos mientras sentía cómo su miembro salía de mi interior. No sé cuánto tiempo estuvo su amigo observando, pero me avergonzó darme cuenta de que nos estaba viendo y escuchando todo. Mateo no mostró sorpresa, simplemente lo saludó como si nada y luego se vistió. Supuse que Mateo lo había invitado antes de mi llegada y todo fue un malentendido, pero al final descubrí que Mateo había planeado que también participara en la acción.

Después de recoger apresuradamente mi blusa, Carl (el amigo de Mateo) mencionó que no era necesario que me vistiera, ya que ya me había visto todo. A pesar de que sus palabras me hicieron ruborizar aún más, tenía razón. Aprovechando el calor, simplemente acomodé mi ropa interior y me puse la blusa sin sujetador, la cual era lo suficientemente larga como para cubrir un poco mis piernas.

Al mirar el reloj y darme cuenta de que eran las 9, Carl y Mateo me propusieron fumar marihuana y terminar la botella de whisky, a lo cual accedí. En ese momento, pensé que ya nada podría ser peor que ser descubierta con el amigo de Mateo mientras gemía con los senos al aire. Empezamos a beber más entre los tres, jugando al veracidad o reto mientras fumábamos. Las preguntas subidas de tono no se hicieron esperar, como "¿Cuántos hombres has tenido?", "¿Cuál es tu postura favorita?" o "¿A cuál de nosotros dos le harías sexo oral?". Los desafíos involucraban besos de tres personas o individuales, lo que resultó en algunos besos con ambos y momentos un tanto íntimos.

Carl me desafió a llamarte a las 10, al principio no quería hacerlo pero finalmente me convencieron. Mientras hablaba contigo, ambos se entretenían con mis senos y mi trasero, resistiendo las ganas de gemir por teléfono. Sin nada más que perder, me dejé llevar por la situación para explorar nuevas sensaciones.

Carl manifestó su interés en intimar conmigo, a lo que Mateo sugirió que fuéramos a su habitación, ya que él ya había disfrutado de mi compañía. En la habitación, continuamos los encuentros íntimos, y Carl sacó su miembro para que se lo estimulara oralmente. Me puse de rodillas, lo que me hizo sentir un tanto desinhibida al llevar su miembro a mi boca. Rápidamente, me vi en una situación comprometida con alguien que había conocido hace poco, lo cual incrementó mi excitación. Tras cumplir su petición, se excusó y me calificó de forma despectiva, alimentando mi deseo de continuar.

Finalmente, me sentí complacida con la experiencia, a pesar de los desafíos morales que planteaba. La sorpresa de haber sido fotografiada en medio de la acción me llevó a decidir continuar complaciendo a Carl, quien disfrutaba de mis senos en su plenitud. Viví un momento de liberación y transgresión que me hizo sentir completamente en confianza y entregada al placer.

de placer estaba muy sonrojada y con lágrimas por la enorme verga que entraba por mis labios.

Ansiaba tanto sentirlo a él también, después de la estimulación entre los pechos y las embestidas, Carl se tendió y me colocó encima suyo, me quité la diminuta prenda y me monté sobre él, percibí cómo otro miembro penetraba lentamente mi vagina y comenzaron las embestidas una vez más, brincaba sobre su miembro mientras mis prominentes senos se balanceaban deliciosamente, Carl empezó a acariciar mis pechos y a propinarme nalgadas mientras me poseía, yo disfrutaba intensamente en su compañía, el alcohol y la marihuana surtían efecto y la sensación de ser completamente penetrada era exquisita, me excitaba al saber que Mateo escuchaba cómo su amigo me forniciaba de forma tan placentera al otro lado de la puerta, generábamos bastante alboroto y mis gemidos resonaban, resultaba inevitable no escucharlos.

Cuando sus testículos golpeaban con fuerza en mis glúteos y yo saltaba sobre Carl mientras su miembro entraba y salía rápidamente de mi interior, entró Mateo a la habitación y me señaló que era consciente de mi deseo insaciable de placer, me llamó vulgaridades, y yo comencé a gemir con más intensidad y a afirmar que era la lujuriosa de los dos, que deseaba ser utilizada y poseída por ellos, Carl no cesaba y continuaba introduciéndome el miembro como si no hubiera nadie más, Mateo observaba cómo estaba cabalgando sobre su amigo y siendo penetrada sin compasión, jadeando de placer con rastros de fluidos en mi rostro, que previamente le había practicado sexo oral a Carl.

Esto estimuló a Mateo y sacó su miembro para introducirlo en mi boca mientras Carl continuaba poseyéndome, Mateo acariciaba mis senos y situaba su miembro en mi boca mientras Carl manoseaba mis glúteos y penetraba fuertemente mi vagina. Yo estaba muy sudada y sumamente excitada, Mateo me sugirió que le practicara sexo oral tal como se lo había hecho a Carl, además expresó que no me conocía de nada y que ya estaba comportándome como una lasciva sobre él y además de que ya le había dado placer oral, las palabras de Mateo resultaron muy provocativas, asumí mi papel de lasciva, llevé el miembro de Mateo hasta lo más profundo de mi garganta y me atraganté, lo miré y de inmediato volvió a introducírmela en la boca, les complacía ver mi rostro de lascivia mientras me poseían o me atragantaba.

Después de un momento, Mateo me puso en posición cuadrúpeda y anunció que me tomaría por mi retaguardia, Carl se situó frente a mí y volví a practicarle sexo oral, Mateo comenzó a introducir su miembro en mi trasero, sentía cómo me dilataba y expresaba que estaba muy ajustado, resaltó lo magnífico y grande de mis glúteos y los azotó repetidamente, dijo que desgarraría el trasero de perra que tenía y empezó a penetrarme más rápidamente hasta eyacular dentro, me azotó nuevamente con más intensidad y afirmó que el siguiente en desgarrarme sería Carl, yo sentía mucho dolor y percibía cómo escurría el semen de Mateo por mi trasero, gritaba con cada embestida debido a que poseían miembros muy grandes, en todas las ocasiones que me penetraron no utilizaron protección, pero ninguno eyaculó dentro de mi vagina. Carl también anhelaba mi retaguardia, así que mientras Mateo descansaba y yo me encontraba exhausta masturbando con una mano su miembro, Carl también empezó a poseerme, introdujo su miembro en mi trasero y lo abrió delicadamente, la sensación fue muy placentera pero dolorosa puesto que no había transcurrido mucho desde que Mateo me había penetrado, Carl me tomó más rápidamente que Mateo, por lo tanto, emitía más sonidos de dolor y placer al mismo tiempo, Carl también mencionó que era una perra y que deseaba volver a disfrutar de un trasero tan delicioso en el futuro, que si dependiera de él, me poseería siempre que fuera posible ya que mi trasero apretaba muchísimo más que el de cualquier otra mujer que hubiera poseído, Carl tomó mi cabeza y mientras me poseía en posición cuadrúpeda por el trasero comenzó a jalar de mi cabello y prosiguió diciéndome que expresara que era su prostituta, gemía intensamente y afirmé que sí, que él era mi dueño y que yo era una lasciva obediente de mis dos amos, que desgarraran mi trasero cuando lo desearan y que mi boca chuparía sus miembros tan deliciosos siempre que lo quisieran.

Después de poseerme en posición cuadrúpeda, Carl me hizo ponerme de pie, mis piernas temblaban de placer, pegó mis prominentes senos en el rostro de Mateo y comenzó a poseerme de pie mientras.

Mateo introducía mis pechos en su boca y los succionaba. Luego, Carl acercó mi rostro al pene de Mateo y comencé a practicarle sexo oral, Carl también eyaculó dentro de mi trasero. Me encontraba sudada y agitada, la sensación de tener dos penes en mi trasero me dejó exhausta. Mientras la leche caía de mi trasero por mis piernas, ambos descansaban, sin dejar de acariciar mis pechos y manosear mi cuerpo. Tomamos otro trago de whisky y fumamos un poco más. Ambos se recostaron con los penes erectos nuevamente, y yo, con renovada energía, me turnaba para colocarme sobre cada uno de ellos y que me penetren por separado. Ambos disfrutaban viéndome saltar sobre el pene del otro y cómo mis grandes pechos se agitaban ante sus ojos.

Me subí sobre Carl y Mateo se situó de pie para acariciar mis pechos desde la espalda mientras yo disfrutaba en el pene de su amigo. Sentí que Mateo deseaba penetrarme también por el trasero mientras Carl lo hacía por mi vagina. Por ello, junté mis pechos al pecho de Carl y abrí mis nalgas con ambas manos para incitar a Mateo al ver mi trasero expuesto. Al presenciar esta escena, me agarró del cabello, me dio nalgadas y me dijo que soy una mujer insaciable lista para ser poseída. Mateo introdujo rápidamente su pene en mi trasero mientras Carl continuaba penetrando mi vagina. Gemité intensamente al sentir la penetración de Mateo en mi trasero. Ambos me penetraban vigorosamente, mis grandes pechos se movían frente al rostro de Carl, y Mateo no dejaba de azotarme y jalarme el cabello, afirmando que ambos son mis dueños y que soy una mujer deseosa de ser penetrada constantemente. Cada embestida me provocaba un placer indescriptible.

Comencé a jadear y a experimentar un intenso placer, llegando al clímax en dos ocasiones mientras ellos seguían penetrándome. Luego, intercambiaron de posición, y sentir el pene de Mateo en mi vagina resultó sumamente placentero, dado que era más grande, aunque Carl me sorprendió al no penetrarme por el trasero. Ambos me penetraron por la vagina en la misma postura. Sentir dos penes enormes en mi vagina era increíble, me sentía muy lasciva y disfruté de orgasmos tras otros. Fue una experiencia sumamente gratificante ser poseída por dos hombres al mismo tiempo, ansiaba seguir siendo penetrada así. Mateo me alzó mientras seguía penetrando mi vagina y me tuvo en el aire mientras mis brazos rodeaban su cuello y mis piernas sus caderas. Carl aprovechó la situación y al ser de similar estatura que Mateo, pudo penetrar mi trasero con facilidad. Empezó a poseerme y experimenté otro orgasmo, una vez más, con dos penes en mis cavidades. No dejaba de gemir y sudar de placer. Ambos confirmaron que soy una mujer insaciable que anhela penes gruesos; sentir cómo entraban y salían sus penes era una sensación indescriptible. Mateo estaba a punto de llegar al clímax y me puso de rodillas para eyacular en mi boca. Se corrió y degusté todo su semen. Luego, seguí practicando sexo oral a Mateo, que también terminó en mi boca. Eran las 11:20, nos arreglamos rápidamente y me acompañaron a casa. Cada vez que podían, me acariciaban el trasero o los pechos mientras me cambiaba de ropa.

Más tarde, intenté comunicarme contigo para contarte lo sucedido, pero Mateo mencionó que tendría que pagar con un acto sexual para que me llevara a casa. Durante el trayecto, me practicó sexo oral en varias ocasiones, y luego Carl me penetró nuevamente en el automóvil. Dado que ya tenía el trasero dilatado, me bajé en una estación de gasolina para permitir que Carl me poseyera por detrás. Tras abandonar el lugar, Carl sacó su pene erecto. Bajé ligeramente mis pantalones y mi ropa interior, separé mis nalgas para darle nuevamente mi trasero y me senté en su pene. Sentí cómo entraba y salía con fluidez de mi trasero. Estuvimos copulando durante unos 10 minutos mientras Mateo conducía hasta llegar a mi hogar. Mis nalgas rebotaban intensamente en el pene de Carl, deseaba que llegara al clímax antes de llegar a casa, preocupada por la posibilidad de que notaras que otro hombre me estaba poseyendo. Carl acarició mis pechos nuevamente y besaba mi espalda, y Mateo solo.

Observaba a través del espejo retrovisor cómo mis pechos eran presionados por Carl mientras simultáneamente era penetrada por última vez. Antes de concluir, Carl decidió también introducir su miembro por un momento en mi vagina. Me incorporé, retiró su pene de mi trasero y lo introduje en mi estrecha vagina. Él tomó mi cabello y besó mi cuello mientras me penetraba, la sensación de cómo su miembro entraba y salía de mí con el movimiento del auto fue realmente placentera. Para finalizar, Carl me penetró nuevamente por detrás y acabó rápidamente en mi trasero. Sudada, me subí los pantalones antes de salir del auto y ambos me dieron unas palmadas en las nalgas por última vez, mientras sentía cómo todo el semen de Carl chorreaba por mi trasero. Me dijeron que esperan repetir esto en más ocasiones y yo asentí con la cabeza. Mateo me besó y agarró mi trasero con fuerza, mientras que Carl simplemente se despidió con un beso en la mejilla.

Lo sucedido me dejó en estado de shock, no esperaba un relato tan detallado por parte de Mel, no sabía qué decir. Los fuegos artificiales marcaron las 12 de la noche y simplemente la abracé, deseándole un feliz año nuevo. Aquello me provocó una erección que ella notó, me preguntó si me había gustado, a lo que respondí afirmativamente. Nos dirigimos a su habitación y ella tomó mi pene en su boca, proporcionándome una de las mejores felaciones que había experimentado. Luego la desnudé, la puse en cuatro y observé cómo le habían abierto el trasero, fue penetrada con mucha fuerza, experimentando un intenso sexo anal y dejando su vagina muy abierta. Sin embargo, dado lo tarde que era, no pude poseerla vaginalmente. Finalicé eyaculando en su rostro y me despedí. Desde aquel día han ocurrido muchas cosas en nuestra relación, pero la imagen de su trasero abierto en esa ocasión jamás se me borrará de la mente; mi novia resultó ser una mujer insaciable.

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