Al despertar me encuentro sola en la cama, desconozco la ubicación de Roel. Oh... me arde. Todavía no logro asimilar lo sucedido la noche anterior, nunca habíamos abordado el tema del coito anal, pero claramente no estaba preparada para eso, no me agrada sentirme humillada de esa forma, en otras circunstancias quizás me hubiera gustado, pero siento que fue como un acto de retribución y aún no entiendo cuál es su motivo de venganza. Necesito abordar esto con Roel y comprender qué le está pasando.
Consigo incorporarme en el borde de la cama y me dirijo al baño, allí encuentro a Roel en la bañera, me saluda y lo ignoro, porque en este momento lo único que desearía hacer es mandarlo lejos. Me molesta aún más el hecho de que mi cuerpo alcanzara el clímax con esa situación en mi trasero, me fastidia que mi cuerpo estuviera listo y mi mente no lo estuviera.
Vuelvo al dormitorio y escucho que viene detrás de mí, me rodea la cintura por detrás, me abraza y me dice al oído:
- Ven conmigo a la bañera, por favor. No me odies, te portaste genial y te amo más que nunca por llegar al clímax en esa situación. - acaricia mi cuerpo con tiernos besos, vuelve a ser quien era y yo me encuentro más confundida que nunca.
Me da la vuelta, me besa en los labios y toma mi mano para llevarme a la bañera.
Entro en la bañera y Roel se recuesta detrás de mí. Me da un masaje y luego empieza a limpiar mi cuerpo con la esponja, la desliza por mi cuello, mis pechos, se toma su tiempo y comienza a descender hacia mi zona íntima, la esponja emerge y su mano se detiene allí, la otra presiona mi vientre mientras sus hábiles dedos entran y salen de mi intimidad, siento cada uno de sus dedos en mi vientre por esa agradable presión, Roel me besa y muerde suavemente mi lóbulo de la oreja, es mi perdición, me dejo llevar y experimento un orgasmo que tenso todo mi cuerpo hasta los dedos de los pies.
Roel se levanta y me ofrece su mano para seguirlo, la tomo y nos dirigimos a la ducha.
Ajusta el agua a la temperatura ideal y entramos juntos en la cascada de agua, me abraza y me besa, me da la vuelta, se arrodilla, abre mis piernas y sumerge su rostro en mi entrepierna. ¡Dios! Apoyo las manos en la pared, mi respiración se acelera y me dejo llevar de nuevo.
Roel se levanta y en esa posición me penetra con firmeza y rapidez, es un tormento delicioso. De repente, en una embestida, siento un intenso dolor en mi trasero, grito de dolor, doy un salto y me encojo en el rincón de la ducha. Me pongo a llorar, Roel se acerca con gesto preocupado.
- ¿Qué crees que estás haciendo? ¿Quién te has creído que soy? No sé qué te sucede, pero no me agrada esta actitud que has mantenido todo el día. ¡Lárgate! - digo entre sollozos apartándolo de mí. Me incorporo y me dirijo al dormitorio para vestirme y marcharme. Roel me sigue intentando disculparse. - ¡No intentes disculparte! Si lo único que te interesa de mí en este momento es tener relaciones anales, olvídame, en lugar de disculparte, explícame qué está pasando en realidad. - le respondo con cansancio. Roel cambia su expresión, ahora parece herido y enojado.
- ¿Qué me pasa? Lo que sucede es que estoy harto de tener una pareja que no puede mirarme a los ojos durante nuestras relaciones íntimas, estoy harto de verte solo de espaldas, solías mirarme más cuando nuestra relación era casual que ahora que estamos comprometidos, es muy frustrante amar a alguien y no sentirse correspondido, intenté todo esto para ver si al probar cosas nuevas recuperabas interés en mí, pero no entiendo dónde está tu cabeza, pero contigo, no está conmigo. Así que creo que debes ser tú quien explique qué te sucede, porque yo ya no sé cómo hacer que esto funcione. - Roel parece al borde de las lágrimas, me parte el alma, porque lo que ha dicho es verdad. No sé qué responderle.
De esta manera, me visto entre sollozos, retiro la pulsera "NoMeOlvides" que me obsequió y la coloco sobre la mesilla de noche. Seguidamente, abro mi teléfono móvil para solicitar un servicio de Uber que me lleve de regreso a casa.
- ¿Por qué no me explicas qué te sucede? A juzgar por tu silencio, deduzco que no he proferido ninguna mentira. - Las lágrimas caen de sus ojos mientras se expresa, pasando desesperadamente la mano por su cabello - No sé qué decir para remediar esta situación, Lexa. Reconozco que he errado, pero también tú lo has hecho. Permíteme llevarte a casa, no necesitas tomar un Uber, puedo llevarte en mi vehículo y te aseguro que no causaré ningún inconveniente. Por favor.
- Lamento mucho, Roel, he sido injusta contigo. No has faltado a la verdad y esa constatación me pesa más que cualquier otra cosa. No puedo regresar contigo a la ciudad, necesito reflexionar.
- Si te dejo ir sola, temo perder todo contacto contigo. Al ver que te quitaste la pulsera, entiendo que esto significa una despedida definitiva. Te ruego que entables una conversación conmigo.
- No tengo nada más que decir, Roel. Simplemente admito que no actué de manera adecuada, fui injusta y verdaderamente mereces a alguien que te corresponda como es debido. - Coloco una mano en su hombro, le doy un beso en la mejilla, tomo mi maleta y me retiro.
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