Excelente academia de gastronomía (parte 1)


Escuchar este audio relato erótico
0
(0)

Me despierto sin haber descansado en absoluto, realmente he tenido una pesadilla terrible, donde entraba en el salón de clases y todos se burlaban de mí.

Reviso el teléfono y ahí está, el mensaje de Roel:

"Me encantó lo de ayer, espero que hayas podido descansar y que te vaya genial en tu primer día en la academia de cocina"

No sé qué responder, Roel tiene 21 años y es muy atractivo, cabello negro, ojos oscuros, siempre con esa barba de pocos días, pero en lo mental... deja mucho que desear, solo habla de motocross y relaciones sexuales. Debo reconocer que en lo segundo es todo un experto, pero es solo físico y sexo.

Soy afortunada de contar con alguien así aunque sea solo como amigos con derechos. Sin embargo, mi corazón comienza a desesperarse por experimentar el verdadero amor.

Opto por los emojis, nunca fallan, así que le envío unos bíceps y un par de besitos. Tiemblo como gelatina solo de imaginar el día que me espera.

Soy una joven de 18 años, estatura promedio, cuerpo normal, cabello corto castaño, ojos marrones claros... nada extraordinario...

Decido desayunar, aunque no tengo mucho apetito, así que solo como un bol de cereales que se me hace eterno, me cepillo los dientes, tomo mis cosas y salgo de casa corriendo hacia mi primer día como alumna de cocina en la “Excelente Academia de Gastronomía” (EAG).

Entro por la puerta y nos conducen hacia un gran salón de actos, en el escenario hay 5 personas sentadas. El director, la secretaria, la jefa de estudios y los coordinadores de cocina y servicio de mesa.

No paran de hablar y yo soy incapaz de escuchar nada, a momentos se me nubla la vista por los nervios. Finalmente veo cómo se levantan unos profesores y nos llaman por nuestro nombre para llevarnos a nuestra aula, finalmente vuelvo a tener los pies en la tierra y me dirijo con mi profesora Irma al salón de clase de 1°C de cocina. Nos entregan el material y al cabo de un rato de charla sobre el funcionamiento de la academia y los horarios llega un hombre alto y robusto, moreno, con una barba frondosa y unos ojos marrones. ¡Dios mío! Mi corazón se acelera al verlo, es tan atractivo, no puedo creer que vaya a ser mi profesor en cocina en el área de restaurante...

Se presenta como Jorge, nos explica qué espera de nosotros y nos somete a un pequeño cuestionario sobre conocimientos básicos de cocina, para evaluar nuestro nivel y si tenemos experiencia previa en el tema.

Finalmente se despiden hasta el día siguiente y después de 4 horas, nos dejan marchar a casa.

Al salir, Roel me espera con la moto para ir a comer, me pregunta cómo ha ido mi primer día y luego me da una clase magistral sobre las ruedas de las motos de motocross, mientras yo no dejo de pensar en Jorge, mi mente se llena de preguntas sobre él...

Al terminar de comer, nos dirigimos a casa de Roel, no he dejado de pensar en Jorge desde que lo vi, me tiene obsesionada, hay algo en él que hace que mi cuerpo se estremezca solo con pensarlo...

Roel va directo al grano una vez en casa, me besa con ternura pero con ansias, como si necesitara hacerlo en ese mismo instante. Sus manos recorren todo mi cuerpo, se detienen en mi pecho y comienza a jugar con ellos, me desabrocha la camisa lentamente mientras me besa el cuello. Cuando la quita, me deja solo con el sujetador, el cual tira rápidamente hacia abajo liberando mis pechos. Su boca desciende hasta ellos y su traviesa lengua rodea un pezón mientras su mano aprieta y juega con el otro. ¡Oh cielos! ¿Y si fuese Jorge? Mi cuerpo se estremece más y más... la humedad en mi entrepierna aumenta. Le pido a Roel que se detenga y continúe al mismo tiempo, de lo contrario llegaré al clímax antes de empezar... me hace caso y continúa desabrochándome.

Completamente quita el sujetador y lentamente se arrodilla frente a mí, desabrocha mi pantalón vaquero y lo retira con suavidad, y... ¡uf! Desliza la lengua sobre las braguitas ya empapadas de excitación.

–Uf Lexa... hoy te has preparado muy rápido, tendremos que tomarnos nuestro tiempo si quiero que llegues al clímax conmigo. –dice con una sonrisa pícara que podría derretir hasta un corazón de hielo y me da un mordisco en la zona íntima.

–¡Ay! –me escapa una risa– si no quieres que me corra, tendrás que ser un poco más sutil... déjame a mí ver si así te igualo.

Roel se ríe y se levanta, lo beso y mientras tanto agarro los bajos de su camiseta para quitársela, le doy un pequeño empujón y lo tumbó en la cama. Decido dejarle la camiseta en la cabeza como si fuera un antifaz, y recorro su pecho, abdomen y pelvis con besos tiernos, sintiendo cómo su cuerpo se estremece con cada uno. Desabrocho el pantalón y lo bajo junto con los calzoncillos, liberando su miembro, grande, grueso, delicioso... lo tomo y sin perder un segundo me lo introduzco en la boca. Roel golpea la cama cuando baja las manos para agarrarse al edredón, sabe que mientras llevo a cabo esa acción, no puede tocarme, es una regla que he establecido, por miedo a la asfixia...

Cada vez se arquea más y va acercando su pelvis a mi boca, pero todavía no es el momento, así que me detengo. Le quito la camiseta de los ojos y me coloco debajo de él para besarlo de nuevo. Él gira bruscamente dejándome boca arriba en la cama, con mis bragas empapadas. Comienza a acariciarme el rostro y va descendiendo hasta llegar a mi zona íntima... ¡Dios mío! Introduce un dedo, que entra con mucha facilidad, algo poco común sin lubricantes... mientras su dedo corazón está en mi interior, con el pulgar estimula mi clítoris, haciéndome temblar de placer, intento cerrar las piernas, pero Roel me lo impide con su cuerpo. Al ver que un dedo es demasiado sencillo, mete 2, 3 e incluso 4... es la primera vez que utiliza 4 dedos, es tan placentero, me siento plenamente satisfecha. Pero lo inevitable sucede y alcanzo un orgasmo que me hace gritar y llorar de emoción. Cuando se me pasa el clímax, Roel me pregunta si estoy bien, a lo que respondo con un beso donde nuestras almas se funden. Le aseguro que todo está bien y que lo deseo dentro de mí de inmediato.

Está recostado a mi lado y me pide que me gire, quedando de costado y dándole la espalda. Me quita las bragas y sube la pierna que queda arriba, mientras la otra mano pasa por debajo de mi cintura, agarrando mi abdomen y con fácil acceso a mi pecho, una postura que favorece la libertad de la imaginación. Apoya su cabeza junto a la mía y me dice:

–Lexa, hoy serás completamente mía. –y de repente entra en mí.

Solo puedo gruñir al sentir todo su miembro dentro de mí. Comienza el vaivén, fuerte al entrar pero suave al salir. Acelera el ritmo de las embestidas y con ellas mi respiración se acelera, me pellizca con fuerza el pezón y sé que eso significa que está a punto, luego lo suelta y comienza a masajear mi clítoris para culminar juntos en un orgasmo en forma de espiral interminable. Pierdo el aliento y las lágrimas brotan de mis ojos. Es el mejor orgasmo de mi vida, habiéndolo tenido pensando en otro... pensando en Jorge...

¿Te ha gustado este relato erótico?

¡Haz clic en las estrellas para puntuarlo!

Puntuación promedio 0 / 5. Recuento de votos: 0

Hasta ahora, ¡no hay votos!. Sé el primero en puntuar este relato.

Ya que que te ha gustado este relato...

Puedes compartirlo en redes sociales!

¡Siento que este relato no te haya gustado!

¡Déjame mejorar este contenido!

Dime, ¿cómo puedo mejorar este contenido?

Otros relatos que te gustará leer

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Subir
Contacto | Seguinos en Ivoox y en x.com