Estupenda academia de restauración (parte 4)


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Llevamos casi tres meses de formación, la conducta inmadura de Jorge parece haber desaparecido, ahora soy más realista y tengo claro el lugar de cada persona, además escuché ciertos rumores sobre su orientación sexual, por lo que decidí dejar de lado esa fantasía. Roel me pidió formalmente ser su pareja y llevamos 2 meses con una relación estable.

En el grupo de Personajes entra un mensaje de Zaida:

¿Os apetece hacer una pijamada en mi casa este fin de semana? Traemos cena, bebida y pasamos la noche entre risas, ¿qué les parece?

No tardan en contestar los demás diciendo que les parece genial, a lo que yo me uno. Nicolás menciona que se encargará del alcohol, Laura y yo nos responsabilizamos de la comida y Carlota dice que llevará algo distinto a la comida y al alcohol. No es complicado deducir que se refiere a la marihuana, ella la consume con regularidad, y los otros del grupo la consumen en ocasiones, soy la única que no fuma eso, solo tabaco.

Llega la noche de la pijamada, estamos en casa de Zaida, Laura y yo ya hemos preparado la cena y nos sentamos a comer, la pasamos muy bien conversando y cotilleando sobre el resto de compañeros de clase. Y entonces comienzan a ofrecerme chupitos de vodka negro con lima, me animo con uno, pero rápidamente me ofrecen más y termino tomando 4 chupitos, para alguien acostumbrado a beber no sería mucho, pero para mí es demasiado... me pongo eufórica y Carlota empieza a armar un cigarrillo especial, lo enciende y comienzan a pasarlo, hasta que llega a mí, al no estar en mi mejor juicio, lo cojo y le doy una calada como si fuera un cigarro normal, y otra más. Parece que no me afecta de forma especial, pero a los cinco minutos estoy riéndome como loca sin poder parar, empiezo a bromear sobre llamar a Roel para que lo pruebe a lo que todos animan. No necesito más insistencia, lo llamo inmediatamente:

- Hola Roel, ¿qué haces? - Le pregunto sin darme cuenta de que son las 2 de la madrugada.

- Hola Lexa, estaba durmiendo, ¿qué pasa? ¿La fiesta va bien? - su tono es adormilado.

- ¡Va estupenda! De hecho, te llamo para decirte que te unas, todos quieren que vengas.

- Vaya... ¿pero no es un poco tarde?

- Vamos, no seas aguafiestas y ven, ¡te divertirás!

- Bueno, está bien, envíame la ubicación y enseguida voy.

- ¡Genial! Ahora mismo te la mando, ¡un beso cariño!

- Hasta luego amor.

Roel tarda media hora en llegar, no es mucho tiempo ya que vino en moto. Coge una cerveza y se sienta a mi lado, le ofrecen fumar, pero lo rechaza. Zaida nos pide que vayamos por una manta a la habitación, que tiene frío y como está en lo alto del armario, no puede alcanzarla. Roel y yo vamos a buscarla, mientras buscamos, escuchamos pasos, un portazo y una cerradura. Al girar, vemos la puerta cerrada, intentamos abrirla pero no podemos. Se escuchan risas detrás de ella, Zaida grita:

- ¡Enamorados! ¡Están encerrados, ya tienen su privacidad, nosotros nos quedamos aquí con la música bien alta para no escuchar nada de lo que suceda ahí dentro.

Roel y yo nos miramos:

- ¿Esto es en serio? - pregunta Roel sorprendido pero con una sonrisa en los labios.

Yo me encogí de hombros, le sonreí, me acerqué a él y lo besé. Él reaccionó de inmediato, rodeó mi cintura y me atrajo hacia él, noto su excitación contra mi vientre. Me dio la vuelta y metió su mano por debajo de mi pijama, comenzando a acariciarme con un dedo, mientras la otra mano subía bajo la camiseta del pijama en busca de mis pechos, al encontrarlos jugaba con mis pezones, los tocaba, estimulaba y pellizcaba, yo cada vez más excitada y a medida que me estimulaba más, él introducía más dedos. De repente se detuvo y me dijo:

-

Acuéstate en la cama, deseo experimentar algo nuevo, ten confianza en mí.

Yo lo hago, confío plenamente en él, nadie me conoce tan bien como él en la intimidad.

Una vez recostada, él desabrocha mis pantalones y la blusa, separa mis piernas y me besa desde el cuello hasta llegar a mi entrepierna, introduciendo sus dedos, uno, dos, tres y cuatro. Pero para mi sorpresa, no se detiene ahí, agrega un quinto dedo, clavando mis talones en el colchón, levanto la espalda para mirarlo con un gesto de satisfacción y asombro. Él me dedica una sonrisa traviesa y me dice:

- Sabía que estabas lista para esto, he estado anhelando esto por mucho tiempo.

Me insta a recostarme nuevamente. Lentamente va girando su mano e introduciendo más dedos hasta sentir toda la mano adentro, creando un movimiento de succión que me enloquece y me sumerge en el clímax, mientras Roel se acerca y me besa, cierro los ojos, muerdo mis labios, mi cuerpo se estremece y mi entrepierna se estremece en éxtasis.

Cuando parece que la intensidad disminuye, Roel saca su imponente erección, aparentemente deseando continuar en esa posición, pero lo detengo, lo agarro de los hombros y lo acuesto boca arriba en la cama, me siento sobre él mirando hacia abajo, y lo cabalgo mientras él aprieta mis caderas con firmeza, hasta que ambos caemos exhaustos una vez más.

Roel se queda dormido, ya que no está acostumbrado a estar despierto a esta hora, y yo le envío un mensaje a Zaida para que me permita salir. Ella llega rápidamente y regreso al grupo.

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