Cómo mi vida cambió gracias a mi hijo y a mi sobrina también (5)


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Saludos a todos, soy Lore, la madre que ha experimentado una transformación gracias a mi hijo y mi sobrina. Hoy deseo compartir mi última vivencia con ambos. Quiero expresar mi gratitud por la publicación de mis relatos y agradecer sinceramente a todos los lectores. Sin más dilación, comienzo mi relato.

Para aquellos lectores habituales, es conocido que mantengo una relación íntima con mi hijo Lucas, a la que posteriormente se unió mi sobrina Ludmila. Hace unos días, tuvimos un nuevo encuentro. Ludmila, quien practica hockey, un deporte que realza su figura, especialmente en sus piernas y glúteos, jugaría un partido un sábado. Habíamos acordado que vendría a dormir a mi casa después del juego, y al día siguiente iríamos juntas a votar, ya que se celebraban elecciones en Argentina y sería su primera vez ejerciendo este derecho.

Después del partido, la esperé mientras se cambiaba y luego salimos juntas a comprar algunas cosas antes de dirigirnos a mi hogar. Lucas no sabía que Ludmila vendría, así que su presencia fue toda una sorpresa. Sabía que esa noche se avecinaba un encuentro apasionado, lo que ya encendía la llama de mi deseo.

Al llegar a casa, nos encontramos con Lucas, quien había regresado hacía poco tiempo después de trabajar. La sorpresa y alegría al ver a su prima fueron evidentes. Nos ayudó a organizar las compras y luego los tres preparamos juntos una deliciosa cena. Durante la velada, conversamos y bromeamos animadamente. Además del vínculo sexual que compartimos, existe una conexión especial y profunda entre los tres. Ludmila, también mi ahijada, suele llamarme "Ma" o "Mami" cuando está en casa, lo cual me llena de alegría.

Tras la cena y una larga charla, me dirigí a mi habitación seguida por Ludmila, mientras Lucas se duchaba. Me acosté con una camiseta larga y sin ropa interior, y Ludmila se recostó a mi lado con un short diminuto y una camiseta igualmente pequeña. "¿Qué estás viendo, Ma?", me preguntó. "Estoy viendo una película, cariño. Ven, acuéstate, que tu primo ya terminó de ducharse y se unirá a nosotras", respondí. Mi sobrina se acomodó a mi lado para ver la película, mientras en pocos minutos llegó Lucas, recién bañado y perfumado, vistiendo solamente bóxers. Al acostarse, bromeó diciendo: "Hagan espacio". Se notaba su excitación bajo la ajustada prenda.

Con Ludmila en medio de nosotros, sus piernas algo enredadas con las mías, Lucas, fingiendo inocencia, deslizó una mano bajo la camiseta de su prima, acariciando sus pechos. "Ay, Lu, eres tan inquieto", le dijo ella con una sonrisa cómplice, disfrutando de las caricias de su primo. Lucas continuó con sus caricias, besos y chupones en el cuello y la oreja de Ludmila, llegando finalmente a sus labios y besándola apasionadamente en cuanto tuvo la oportunidad.

Lucas guió mi mano hacia la entrepierna de Ludmila, y comencé a acariciar su intimidad mientras ella separaba sus piernas, cediendo a mis caricias. Mientras tanto, Lucas le quitaba la camiseta y descubría que no llevaba sujetador, dejando sus pechos listos para ser disfrutados. Deslizó sus manos bajo el corto short, apretando sus firmes glúteos tonificados por horas de entrenamiento. Yo retiré suavemente la tanga de mi sobrina y, con mi boca, comencé a saborear su dulce feminidad. Ludmila quería gemir, pero Lucas se lo impedía con su cuerpo. Mis labios, mi lengua y mis dedos exploraban cada rincón de su húmeda intimidad, que desprendía un aroma embriagador. Mientras tanto, Lucas acercó su miembro erecto a la boca de Ludmila, quien lo recibió ávidamente.

Lucas introdujo su virilidad en la boca de Ludmila, mientras yo continuaba con una estimulante lengua en su raja. Entre caricias y susurros, la excitación iba en aumento en aquella habitación donde los límites del deseo se desdibujaban.

Introduje aún más mi miembro en la boca de Ludmi, casi sofocándola con mi virilidad.

Después de un rato así, le indiqué a Lucas que se recostara, y me quité el sostén dejando mis senos al descubierto. Mientras Ludmila seguía realizando sexo oral, yo me ocupé de sus testículos y también estimulé el ano de Lucas, algo que últimamente practicaba seguido y que él recibía con agrado. Mi hijo jadeaba intensamente ante el servicio que brindábamos ambas, sintiéndose en el paraíso al ser complacido por las lascivas de su madre y prima.

Cuando su miembro estaba bien lubricado, era momento de la penetración. Retiré la tanga, que era la última prenda que me quedaba, y Lucas colocó a Ludmi en posición de cuatro para penetrarla vaginalmente. Ella comenzó a disfrutar y gemir de placer, mientras yo me abría de piernas frente a ella. Con cada embestida de Lucas, la boca de Ludmi llegaba directamente a mi zona íntima, sin poder evitar chuparla. "¡Sigue así, pequeña, chupa la entrepierna de mamá! ¡Dale, así!" le ordenaba a Ludmi, quien obedecía gustosa, mientras yo disfrutaba de la lengua de mi sobrina.

Tomé la cabeza de Ludmi y la sumergí en mi zona íntima, mientras escuchaba el sonido de los testículos de Lucas golpeando contra ella. Era una experiencia increíble, un deleite para los tres. Lucas gemía de forma descontrolada mientras embestía con más fuerza a Ludmi.

Sacó su miembro y puso a Ludmi de costado, separando sus nalgas para penetrarla analmente. Ella emitió un pequeño grito de sorpresa, "¡Ay, Luqui, ayyy!", al recibir la cabeza de su pene en su agujero trasero. Empezó así la penetración anal, mientras yo tomaba un juguete y, acercándome a ella, lo introduje en su vagina para que disfrutara por ambos agujeros. Ludmi emitía gemidos increíbles, los cuales sofocaba besándola, luego me dirigí a sus senos, que a esa altura estaban erectos.

Lucas me hizo retirar el juguete para volver a penetrarla vaginalmente. Yo me incliné para dar placer acompañando sus embestidas, brindando un doble disfrute a esa cavidad que estaba exudando jugos. En ocasiones, su miembro salía y yo daba unas suaves succiones antes de volver a introducirlo.

Lucas retiró su pene y me dijo: "Abrete, que te penetro a ti". Yo obedecí al macho, que sin demora alguna ya estaba penetrándome fuertemente, mientras le decía a Ludmi: "Ludmi, siéntate en la cara de mamá para que te estimule". Mi princesa colocó su zona íntima en mi boca, convirtiéndome en el centro de atención. Lucas me penetraba con frenesí, tal como lo hace cuando está muy excitado. Ludmi gemía con intensidad ante mis caricias bucales. Después de unos minutos, nos colocamos las dos en posición de cuatro, y primero me penetraba a mí y luego a ella.

A Ludmi le provocó un gemido salvaje y Lucas percibió que ella alcanzaba el clímax. "¡Ay, acabaste, pequeña, ayyy!" le dijo, retirándose de ella para luego tomarme a mí y comenzar una embestida enérgica. Estaba a punto de llegar al clímax y finalmente tuve un orgasmo tan intenso que pensé que me desmayaría, pero Lucas seguía penetrando hasta después de que terminara, descargando su semen profundamente en mí. Fue un placer indescriptible, una experiencia sexual épica que compartimos los tres, perdiendo el aliento y recuperándonos por unos minutos.

Esa noche no terminó ahí, y repetimos la experiencia. Dormimos como angelitos después de haber aliviado nuestra fogosidad. A la mañana siguiente, fuimos juntas a votar y luego dimos un paseo. Al regresar a casa, Ludmi se quedó nuevamente y, por supuesto, volvimos a revivir lo sucedido anteriormente. En esta ocasión, Lucas nos penetró en el sofá, y a mi sobrina la tomó incluso de pie. Fue un fin de semana increíble, uno de los mejores que hemos disfrutado.

Espero que les haya agradado esta nueva narración. Como siempre, les agradezco enormemente a todos por sus mensajes y comentarios, que son muy valiosos para mí. Les dejo mi correo electrónico para aquellos que deseen compartir historias y experiencias [email protected].

Nuevamente, muchísimas gracias a todos, y les envío un gran beso.

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