Una familia con relaciones inusuales (1)


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Capítulo 1: Una magnífica oportunidad

Desde que conocimos la noticia, mi hermano Edgar y yo nos sentimos bastante afligidos, nos impactó profundamente saber que nuestra querida Silvia ya no estaría con nosotros, ya que estábamos acostumbrados a contar con ella en todo momento. Resulta que a Silvia le ofrecieron un trabajo excepcional como empleada doméstica en los Estados Unidos, una oportunidad que no podía rechazar, ya que el salario era de 6,000 dólares al mes, únicamente trabajando en ese rol, una suma que en México sería impensable de alcanzar; además, se ofrecían otros 6,000 dólares mensuales para su hermano Francisco, quien desempeñaría labores como chofer y jardinero en la misma casa. Claramente se trataba de una familia adinerada y de buen linaje en Los Ángeles.

Silvia nos contó que ya habían trabajado en los Estados Unidos anteriormente, ya que tanto ella como su hermano tenían residencia allí al haber nacido en el país, y sabíamos que habían tenido empleos previos allí. En esta ocasión, a pesar de haber trabajado como niñera con un salario mucho más bajo que el actual para ella y su hermano, no podían ignorar esta oportunidad debido a la remuneración sustancialmente superior a la de trabajos anteriores.

Según lo que nos dijo Silvia, la familia que los contrataría contaba con dos jóvenes dedicadas a la cocina, Laura y Olga, de no más de 18 y 19 años respectivamente, y con Inés, la ama de llaves, que resultaba ser la tía de las dos jóvenes, con aproximadamente 29 años y hermana menor de la madre de las chicas. Aunque la casa era de un solo piso, era bastante amplia, con un terreno también extenso que incluía zonas ajardinadas tanto en la parte delantera como en la trasera; se podía intuir que la construcción abarcaba gran parte del terreno. Además, en la parte trasera había unos amplios departamentos, en uno de los cuales vivían las jóvenes de la cocina con su tía, y el otro estaba destinado para Silvia y Francisco. Había una piscina y un jacuzzi espacioso, donde cómodamente podían entrar de ocho a diez personas, rodeados de árboles frutales y ornamentales que bloqueaban las vistas indiscretas para quienes estuvieran en el jacuzzi.

Silvia no solo era una gran amiga, sino también la novia y amante de Luisa y de Edgar. A pesar de esto, ellos tenían la certeza de que Silvia estaría bien cuidada con su hermano Francisco, ya que, al igual que Luisa y Edgar, compartían las mismas preferencias sexuales.

"Me siento muy triste, Luisa, junto a tu hermano Edgar", le expresó Silvia a Luisa, consternada, ya que ambas estaban profundamente enamoradas y dependían casi por completo la una de la otra. Vestían de manera similar, con el mismo color de cabello y peinado, lo que daba la impresión de que fueran hermanas de sangre.

"No sé qué haremos ahora que no estarán con nosotros, Silvia y Francisco. Disfrutábamos mucho de intercambiar roles entre nosotros, con Francisco como pareja de mi hermana y yo como tu pareja", comentó.

Cuando los cuatro se hospedaban en un hotel, la hermana de Edgar actuaba como su esposa, mientras que Silvia se inscribía como la esposa de Francisco; durante los intercambios, Silvia tenía relaciones con su hermano y Edgar con la hermana de éste.

Dos semanas atrás, Silvia y Francisco habían viajado a los Estados Unidos para reunirse con la señora de la casa en la que trabajarían. Fueron alojados en un bonito hotel, pagado por sus futuros empleadores, y disfrutaron de unos días estupendos, aprovechando para tener su propia especie de Luna de miel.

**Jarabe de abeja**.

- Puedes tener la seguridad de que la partida tuya nos afectará a mi hermano y a mí. Disfrutamos tanto los cuatro juntos que será difícil encontrar algo que lo supla, ya que eres insustituible -expresó Luisa.

- Estamos de acuerdo con mi hermana. Te extrañaremos mucho, tanto mi hermana como yo. Extrañaremos nuestras actividades íntimas -añadió Silvia.

- Aunque ustedes como pareja se llevan muy bien, me alegra que así sea. Además, esto no es para siempre. Regresaremos a su lado, ya que son parte de mí y junto a mi hermano, formamos una hermosa familia que valoramos mucho.

************

Magda es la propietaria de la residencia en un condado de Los Ángeles. A pesar de tener 42 años, aparenta menos. Silvia piensa que tiene unos 30 años. Magda tiene una buena apariencia física, con senos voluminosos, piernas bien formadas y unas nalgas redondeadas y atractivas, según la observación de Silvia.

Después de estar un mes en esa casa de placer, donde ocurrieron varios coqueteos relacionados con el incesto que culminaron en encuentros íntimos, decidieron regresar a México por una semana para resolver algunos asuntos pendientes y visitar a Luisa y Edgar para contarles sobre su estadía. Luisa y Edgar, sorprendidos, decidieron aprovechar al máximo el tiempo juntos.

Cuando recibieron la llamada de que ya estaban de vuelta en México y pasarían toda la semana con ellos, Luisa y Edgar saltaron de alegría. Luisa se vistió con su mejor vestido, con un pronunciado escote que realzaba sus senos, dejando ver parte de sus pezones, y sin ropa interior, para que sus hermanos pudieran acariciarla con libertad, como solían llamarse mutuamente.

Mientras disfrutaban de café, pastel y cigarrillos con Luisa y Edgar, Silvia comenzó a hablar mientras acariciaba a Luisa y exploraba su intimidad, mientras Francisco permitía que Luisa acariciara su miembro que había sacado. Edgar, por su parte, acariciaba a Luisa y descubría sus pechos para disfrute de Silvia, que los mimaba y jugueteaba con sus pezones.

- Fue una experiencia intensa para mi hermano y para mí, realmente más excitante de lo que puedo explicar.

- Pero me sorprendió el generoso pago, ¿habría algo más detrás? Me lo pregunté, Silvia, ¿no te pareció extraño recibir tanto dinero? -comentó Luisa.

- Sí, Francisco y yo también lo pensamos. Nos pareció curioso que dos jóvenes que nos presentaron como sus hijas se besaran en la boca delante nuestro, y desnudas en el jacuzzi mientras mirábamos los árboles. No les importó que las viéramos besándose como si fueran amantes. Parece que eran realmente hermanas, como nos las presentaron. Sus semblanzas eran increíblemente similares.

Mientras tanto, Luisa tomaba sorbos de café y besaba a Silvia, intercambiando caricias, al tiempo que Edgar colocaba su miembro entre las nalgas de Silvia, quien ya había perdido su diminuta tanga. Sin embargo, como si nada estuviera sucediendo, Luisa se posicionó sobre Francisco, disfrutando de su intimidad. Permanecieron quietos, saboreando el momento.

movimientos que realzaban la pasión de los cuatro.

- ¿Y qué les comunicó la señora Magda? ¿Permitía acaso que sus hijas se besaran como amantes? ¿Tal como tú y yo nos besamos, hermana?

- Nos mencionó simplemente: Ay, estas chicas no saben lo que es ser recatadas delante de las visitas. Pero me encanta lo apasionadas que somos, hermana, mira cómo tienes el miembro de mi hermano dentro de tu hermosa y linda vagina, pero déjame continuar.

- No se inquiete señora Magda, nosotros no nos escandalizamos por eso, cada quien es libre de ser feliz como prefiera. Nuestras preferencias sexuales, las de mi hermano y las mías, quizás son bastante similares a las de sus hijas –respondí en ese instante, aunque sabía que era un arma de doble filo.

- ¡Contestaste eso! Es muy atrevido, Silvia –dijo Luisa sin dejar de besarse en la boca.

- Ella no se inmutó y nos dijo: Si responden una pregunta crucial, el trabajo es suyo, además podrán disfrutar de un bono de $24,000 dólares a fin de año como gratificación. –esa afirmación me sorprendió.

- Hasta a mí me habría sorprendido, Silvia –respondió Luisa

- Si lo desean, puedo mencionarle que ustedes tienen interés en unirse a su familia –dijo riendo Silvia

- Sería conveniente pensarlo esta noche en la cama con mi hermano –agregó Luisa, ¿no te parece, hermanito?

- ¡Sí! Piénsenlo bien los dos ahora que estén en la cama juntos –contestó Silvia y continuó, mientras Luisa empezaba a moverse ligeramente apretando y tratando de sacar el semen del miembro de Francisco, dado que ella ya había experimentado un leve orgasmo.

- ¿Cuál es la pregunta, señora Magda? –Le pregunté con verdadera ansiedad, nos indicaba Silvia, -mientras Edgar ya le había quitado la falda y el sostén que aún le incomodaba.

- Bien, me dijo Magda, pero antes de que me respondan tú y tu hermano, que es bastante varonil por cierto, sin menospreciarte a ti con tu belleza que me tiene impresionada, permíteme compartirles algo, pero vayamos a la casa para conversar cómodamente con una buena taza de café, galletas y un cigarrillo.

- Oye, Silvia, ¿cómo se enteraron de ese empleo? No es que no me parezca estupendo, pero ¿cómo se informaron de esa oportunidad?

- Cuando trabajaba como niñera, la dueña de la casa estaba divorciada y se había asociado con una de sus amantes, ambas conocían a la señora Magda y supongo que no sabían realmente de qué se trataba ni del salario que se ofrecía. En aquel entonces yo mantenía relaciones sexuales con ambas, les encantaba hacer tríos y fue algo maravilloso, mi hermano trabajaba muy lejos de mí, sin embargo nos permitieron a los dos hospedarnos en su casa donde yo también aprovechaba para mantener relaciones sexuales con Francisco.

- Además, el hotel donde nos alojamos y que ella nos ofreció, del cual la señora Magda es socia, debían haber instalado cámaras, ya que mi hermano descubrió una de ellas cuando salíamos hacia la entrevista y a Francisco y a mí nos gusta expresarnos con palabras relacionadas con nuestra inclinación por el incesto cuando estamos intimando, por lo que supongo que debieron haber grabado con sus cámaras nuestros cuerpos desnudos en el momento de hacer el amor y la intensidad de nuestros orgasmos.

- Mientras nos dirigíamos hacia la casa, pasamos por donde estaban las dos hermanitas, que eran gemelas, idénticas. Ellas nos sonrieron y nos saludaron sin inmutarse a pesar de estar desnudas y besándose en la boca como si fueran dos amantes. Debo admitir que eso me excitó un poco y lo mismo le sucedió a mi hermano, que sintió una erección.

- Interesante, Silvia, yo también me habría excitado o me habría unido a ellas.

- No nos faltaron las ganas de unirnos, pero ya sentados en la sala, Magda, como quería que la llamáramos y que le habláramos de tú, nos contó la historia de su vida. Cuando se sentó, pudimos notar que su vestimenta nos permitía ver claramente la forma de sus pechos, el escote que formaban.y no logré disimular mi mirada poniendo atención en sus pezones que se resaltaban de manera deliciosa bajo la tela de su ropa.

- Son muy hermosos, podría decirse que los veo como si fueran mis propios hijos y me encantaría que me llamaran Madre a partir de ahora, si están de acuerdo.

- Estaríamos encantados, ¿verdad hermano?

- A mi hermana y a mí nos encantaría llamarte Mamá.

- Pues a partir de ahora soy su madre y ustedes dos son mis queridos hijos, además de los cuatro que ya tengo.

- Magda continuó: Cuando mi esposo nos abandonó, contaba con mis dos hermanos Julia y Enrique, quienes se ocuparon de cuidar de mí y de mis hijos. Tengo cuatro hijos, mis dos preciosas hijas gemelas Martha y Elena, como pudieron notar, también tengo otra hija llamada Cristina y un hijo llamado Carlos. Me alegró que no se sorprendieran por lo que estaban haciendo mis gemelas, aprecio mucho eso de ustedes, ya que se quieren mucho y así lo demuestran.

- ¿Y cuál es la pregunta tan importante, Magda? –le dije, presentía lo que vendría y me imaginaba que tendría que ver con sus gemelas, quizás hablaría de incesto y temas similares.

- Ya que estamos en confianza, quisiera saber qué piensan sobre el incesto. Porque como me mencionaron anteriormente que no se escandalizaban por lo que vieron, y que cada uno era libre de ser feliz como quisiera. Y mencionaron que sus preferencias sexuales podrían ser bastante similares a las de mis hijas, y pensé que te referías a ti, así como a tu hermano Francisco. Veo que se toman de la mano y se acarician como si fueran novios, por favor díganme su opinión.

- Bueno –tragué saliva, mi hermano me apretó la mano, al parecer tendríamos que decir algo y nuestra respuesta podría influir en nuestro trabajo-

Hubo un breve silencio, Magda no apartaba la mirada de los ojos de Silvia, ni esta de la mirada que Magda posaba sobre el cuerpo y el rostro de Silvia, haciéndola sentirse excitada de esa manera.

- Ay, Magda, como te decía cada persona tiene sus propias preferencias sexuales, mi hermano y yo las tenemos y no juzgamos a quienes puedan tener una relación, quizás de tipo... incestuosa, eso puede ser maravilloso, dependiendo de cómo se enfoque, nuestra sociedad puede condenar el incesto entre familiares, pero este no es nuestro pensamiento, creemos que cada uno elige cómo tener relaciones sexuales y lo que eso puede significar para las personas que se aman, incluso si son de la familia, padre, madre, hermano, hermana, primo, prima.

- ¡Mmmhhh!, Me agrada lo que dices, otra pregunta: ¿Tú y tu hermano han tenido algún tipo de relación incestuosa alguna vez? -Lo dijo con mayor confianza, suponía que ella ya lo sabía por todo lo que habíamos disfrutado en el hotel mi hermano y yo, evidentemente lo sabía por cómo me miraba.

- Pues, sí, te confesamos que sí, y que es algo hermoso. –le dije, al fin y al cabo ya estaba dicho y lo peor que nos podía pasar era que nos despidieran, lo cual sinceramente dudaba. Dadas las circunstancias.

- ¿Les gustaría tener una relación... conmigo? Los considero como mis hijos ahora y me gustaría disfrutar un poco de incesto con ustedes, como lo hago con mis hermanos y con mis otros hijos.

Todo estaba claro, toda la familia estaba abierta al incesto y lo disfrutaban, al igual que nosotros, no había nada mejor para disfrutar en familia que el incesto, ni siquiera lo pensé y le respondí:

- Si tú lo pides, por supuesto que sí... mamá –realmente lo deseaba, estaba muy excitado y Magda era muy atractiva y tentadora.

- ¿Lo dices por el trabajo...

-¡No! Lo menciono porque mi hermano y yo hemos sido amantes desde hace mucho tiempo. Cuando éramos jóvenes, nos gustaba relacionarnos con personas que compartían nuestras mismas preferencias sexuales, siempre manteniendo respeto y cuidando de nuestra higiene.

- ¿Tuvieron alguna experiencia previa?

- ¡Claro que sí! Debemos admitir que en México dejamos atrás a nuestros amantes con quienes teníamos largas sesiones de incesto. Una se llama Luisa y el otro Edgar, también son hermanos al igual que nosotros, y disfrutábamos teniendo relaciones sexuales entre nosotros.

Un silencio se hizo presente, en ese momento la tía Inés, que era la encargada del hogar, se acercó para servirnos más café y ofrecernos deliciosos canapés. Fue entonces cuando me di cuenta de lo hermosa que era, me sorprendió verla en ese instante con solo sus pechos cubiertos por el delantal del uniforme blanco, parecía estar desnuda por dentro, ya que ni siquiera llevaba sujetador o bragas. Mientras tanto, Magda tocaba descaradamente las nalgas de la tía Inés, provocando un ambiente caldeado. Pensé en lo atractivas que debían ser sus sobrinas, quienes estaban en la cocina.

- Permítanme felicitarlos a ambos. Tienen mi aprobación, solo díganme si desean intimar conmigo en este preciso momento, pues me siento muy excitada.

- ¿Pero qué tal si nos ven sus hijas, la señora Inés y las chicas de la cocina?

- No se preocupen, ellas son hermanas y mantienen relaciones con su tía Inés. Es común en esta casa andar semidesnudos o incluso desnudos. Todos disfrutamos del nudismo y la intimidad. Como podrán apreciar más adelante, consideramos este lugar como la casa del Gran Incesto. Aquí, tanto mis gemelas como mis hijos Cristina y Carlos, que actúan como recién casados, mi hermana Julia, mi hermano Enrique y ahora ustedes, todos participamos en estas prácticas.

- En su mayoría, pasamos el tiempo desnudos y nos encantaría que ustedes se unieran a esta tradición familiar.

Miré a mi hermano Francisco, sabía que él era muy apasionado y al igual que yo, era muy sexual. Él asintió y comenzó a acariciar mis piernas hasta llegar a mis bragas, mientras Magda observaba con deseo. Parecía estar completamente de acuerdo con la idea del incesto, al igual que los demás en la casa. Era un paraíso no solo para mi hermano Francisco y para mí.

- Un Paraíso del Incesto, ¿no creen? -comentó Luisa

- Exactamente, un auténtico Paraíso...

- Antes de unirme, me gustaría ver cómo empiezan ustedes dos, me encanta observar antes de sumarme a la actividad -dijo Magda

Mi hermano se acercó a mí. Ambos estábamos excitados con la situación que se estaba desarrollando.

- Hermano, no sé por dónde empezar.

- No te preocupes, hermana, solo déjate llevar, como si estuviéramos con Luisa y quisiera presenciar cómo tenemos relaciones tú y yo -indiqué

Francisco me besó en los labios, un beso apasionado que se tornó cada vez más intenso y prolongado. Magda observaba atentamente mientras nos besábamos. Me preguntaba en qué momento decidiría unirse a nosotros.

- ¡Quiero que desnudes a tu hermana! -ordenó Magda, me gusta ver cómo hermanos de sangre se entregan en la intimidad, ya que en mi familia el incesto está arraigado en nuestros genes y venas. Disfrutamos de las relaciones familiares, todos con todos. Pronto verán todo lo que hacemos, no se preocupen por las labores, solo era una excusa para encontrar compañía y aumentar el placer.Dentro de nuestro círculo familiar. Su salario está garantizado, ya hemos contratado a alguien que se encargará de las tareas domésticas, así como a un conductor y un jardinero.

- Me levanté para asistir a mi hermano a despojarme de la ropa, lo hizo con mucho entusiasmo mientras Magda nos observaba, vimos cómo se acercaba Inés y también colaboraba en desvestirla, le quitó con gran habilidad la vestimenta que llevaba puesta y al retirarle el sostén, sus grandes senos saltaron. Tenía unos pezones gruesos y bastante atractivos a mi parecer, los cuales succionaba Inés con gran destreza y después de eso unimos nuestras bocas, mientras que mis manos y las de mi hermano acariciaban nuestras partes íntimas. La vulva de Magda tenía unos labios muy carnosos, que a mi hermano y a mí nos parecía interesante lamer.

Magda no perdía detalle de los besos que me daba Francisco, ni de la forma en que me estaba desvistiendo, se quedó contemplando mi entrepierna detenidamente, siempre fue todo un arte tener relaciones con mi hermano, diez años de convivencia nos habían convertido en grandes amantes del incesto en todas sus variantes y posturas. Cuando él exhibió su pene de unos 20 centímetros y bastante ancho, ayudado por mi mano, Magda abrió mucho los ojos pues no quería perderse ni un detalle, éramos nuevos juguetes para ella, sus anhelados juguetes para un incesto pleno en familia, que más bien calificaríamos como una orgía incestuosa total.

- Quiero llamarlos mis descendientes a los dos, eso me excita aún más sabiendo que estoy cometiendo incesto con mis dos amores, bueno en realidad así trato a todos mis hijos, y a mis hermanos como podrán darse cuenta más adelante.

- Por supuesto, mamá, sabes que somos tus hijos y que nos encantaría tener relaciones contigo, madre

- No hace falta decir más, mis queridos e incestuosos hijos que desean tener intimidad con su madre, acérquense a mí, vengan con su madre

- Gracias hermanito, ¡Sabía que también estarías de acuerdo! – comentó dándome otros besos, sobre mis labios y los de nuestra ahora madre. Besos apasionados.

- Movía mis glúteos contra el pene de mi hermano que comenzaba a ponerse rígido.

- En ese momento sentí que todo iba sobre ruedas. –dijo Francisco

- Mi hermano volvió a besarme, Magda no perdía detalle mientras Inés le estimulaba la entrepierna y ella nos observaba, pero de manera lasciva y promiscua. Los labios de mi hermano rodearon los míos y su lengua se introdujo en mi boca buscando la mía. Sentí cómo me absorbía con un deseo arrebatador. Estaba claro que no pensaba esperar más y que el juego lleno de morbo y de incesto más candente acababa de empezar.

- Silvia te necesito aquí entre mis piernas, esto es demasiado para mí, necesito alcanzar el clímax sobre tu boca, amor

- Vaya Madre, ¡Estás estupenda! Quiero tener relaciones contigo – le dije

- Eso es incesto, hijita soy su mamá y ustedes mis hijitos ¡Pero es que tienes unas nalgas hermosas, y a mí también se me ve hasta el culo, hijitos!

- Tienes unas nalgas estupendas tú también querida mamá– le dijo mi hermano colocando su pene en la raja que forman sus glúteos sin tapujos.

- Noté la sorpresa en el rostro de Magda al sentir el pene de mi hermano deleitándose con su trasero, pero reaccionó volviéndose hacia él para besarlos en los labios y meterle la lengua, mientras que Laura y Olga junto con su tía Inés que se mostraba también desnuda, no dejaban de observarnos y besarse entre ellas, al parecer también estaban muy excitadas. Introduje la mano en la vagina de nuestra actual madre y le introduje dos dedos en su clítoris con cuidado, como si la invitara a participar más activamente para tener un orgasmo.

- ¡Tu vagina también es hermosa hija! ¡La tienes estupenda cariño!

- En ese momento mi hermano y yo también en calidad de sus hijos, ella ya era nuestra mamá y descubriría lo que significaba tener relaciones con sus dos hijos, Silvia y Francisco.

Las dos mujeres estaban una frente

A la otra Magda que fue nuestra progenitora ahora nos observábamos fijamente aunque la expresión de nuestros rostros era diferente. Magda mostraba una intensa excitación, mientras que la mía reflejaba un deseo prohibido contenido.

- ¡Sabes, hija! ¡Disfruto sentir tu mano en mi trasero! - expresó mi madre.

- Madre, me atraes mucho, te deseo y ansío tener relaciones contigo y con mi hermano.

- La excitación de nuestra madre cambió a un deseo completamente incestuoso.

- ¡También disfruto sentir tu mano en mi trasero! - le respondí con el deseo contenido que reflejaba su rostro.

- Pasé la otra mano por detrás para sujetar ambas hermosas nalgas a la vez. Mi madre me imitó y mi hermano observó atónito cómo nos acariciábamos los traseros. Comencé a acercar lentamente mi boca a la de mi nueva madre, mientras ella esperaba el contacto de nuestros labios entreabriendo los suyos.

Fue un beso largo y jugoso, cargado de deseo, la lascivia y la lujuria se adueñaron de nuestro tan anhelado primer incesto Madre e hijos. Las caricias eran tiernas y delicadas con una exquisitez absoluta, en ese momento mi hermano se acercó a nosotras, ya con su miembro erecto como el acero, y sin decir una palabra lo introdujo en la jugosa vagina de nuestra madre.

- ¡Me siento muy feliz abrazada a ti, mamá! - realmente sentía que ya era mi madre y ella también me trataba como si fuera su hija.

- ¡A partir de hoy tendrán todo lo que deseen, hijos míos!

- ¡Gracias mamá! - dijo mi hermano abrazándonos a las dos y realizando movimientos dentro de la vagina de Magda, quien claramente disfrutaba pues emanaba abundante fluido de sus labios vaginales.

- ¡Me encanta que me abracen y me toquen, hijos míos, que creo que se los pediré más seguido! - Nos besamos los tres en la boca, cuando sentí la mano de Inés acariciando mis nalgas, seguramente también excitada por lo que presenciaba. Ella ya estaba disfrutando de un encuentro sexual pleno con sus dos sobrinas y aprovechó para tocarme las nalgas.

- Así de maravillosa fue nuestra experiencia con Magda, y me encantaría que ustedes se unieran a nosotros para llevarla a otro nivel. Ellos no tienen más vicio que el gusto por el incesto familiar.

- Me he excitado mucho con todo esto que hemos hablado, ¿verdad hermano? - respondió Luisa.

Edgar ya tenía su miembro al aire mientras las manos de su hermana Luisa le rodeaban, tentando así a Silvia y a su hermano Francisco, quienes ya eran parte de la familia. Juntos disfrutarían de una tarde incestuosa como siempre habían deseado, hermanos con hermanas, tal como gustaban del incesto.

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