Llevando a cabo la fantasía


Escuchar este audio relato erótico
0
(0)

Elena enfrentaba un desafío crucial en su vida. Tanto así, que el nivel de inquietud y tensión se elevaba provocándole una "agitación" poco común.

No comprendía cómo toda la presión se acumulaba en su zona más privada, específicamente en su vulva y toda el área cercana junto con los pezones bien rígidos. Además, su compañero no estaba presente para ayudarla a tranquilizarse. Por lo tanto, tendría que empezar a hacerlo por sí misma y recordarle a él lo que estaba perdiendo.

Para lograrlo, comenzó tomando una ducha relajante, con agua caliente, pasando la esponja por todo su cuerpo para que quedara aún más suave. Sin embargo, deteniéndose especialmente en los senos, y con su mano en la vagina, separando lentamente los pliegues para limpiar meticulosamente entre ellos mientras disfrutaba del placer de ese movimiento. Para finalizar, dirigía el chorro de agua hacia esa área.

Contrario a lo esperado, la ducha no solo no había disminuido su excitación, sino que la había aumentado.

Dado que aún disponía de tiempo, se tumbó en la cama aún húmeda (especialmente en una zona) y empezó a aplicarse crema. Deslizando suavemente la mano por sus senos, sus pezones, su abdomen y bajando por las piernas hasta llegar a la punta de los pies.

Llegado a este punto, no sabía si esperar a su compañero, o seguir disfrutando con uno de los juguetes que tenía.

Decidió que definitivamente lo esperaría a él. No había comparación alguna. La complicidad que habían alcanzado no tenía similitud con nada ni nadie. Ambos deseaban experimentar cosas nuevas, perfeccionar las que ya conocían y hacer realidad fantasías largamente esperadas. Juntos.

Para su sorpresa, él no llegó a casa. Envió un mensaje con una simple instrucción "ponte el body, unos vaqueros y baja". Es decir, iban a llevar a cabo una de sus fantasías: pasear a la vista de todos, sabiendo que "se ve todo pero no se ve nada". Esto aumentaba enormemente el nivel de excitación de los dos. Durante el paseo y unos mojitos, no faltaron las miradas cómplices, los labios mordidos, las manos atrevidas, la chaqueta abierta (cabe mencionar que el body era de encaje).

Cuando ya no podían más, mientras regresaban en el coche, él le dio una orden: "quítate el pantalón". Elena obedeció sin rechistar. Y él llevó sus manos hasta la vulva de ella, y comenzó a acariciar su clítoris, sus pliegues, e incluso a introducir algunos dedos. Esto hizo que Elena se retorciera de placer cada vez más.

Dado que ya era noche, y sin poder contener sus deseos, buscaron un lugar donde estacionar el coche para seguir disfrutando de otra de sus fantasías. Ahora era el turno de "la venganza". Ahora era el momento de que Elena diera placer a él, algo que le encantaba. Pasaron al asiento trasero, él se sentó y ella se colocó a cuatro patas para tener su miembro al alcance de su boca y sus manos, permitiendo a su vez que él pudiera acceder a sus senos y a su zona íntima con los dedos. Así, lentamente, Elena fue deslizando su boca y su lengua por su miembro, por esa zona tan sensible en la punta, succionando, acariciando lentamente con su lengua, chupando poco a poco, moviéndola de arriba abajo, a veces más rápido, otras más despacio, todo dependía de los gemidos de placer de él.

Llegado a este punto, él la tomó por los cabellos, la obligó a retirar su miembro de su boca. Él anhelaba intensamente otra cosa. Anhelaba poseerla, anhelaba sentirla dentro de sí, hasta lo más profundo. Anhelaba experimentar la excitación que habían creado. Entonces, hizo que se sentara sobre él, y con su miembro dentro de ella, permitió que ella tomara el control y se moviera a su gusto. Él se aprovechaba y con su boca agarraba los pezones, les mordía, los chupaba. Con las manos se ayudaba para tenerlos firmemente aprisionados mientras con su

Boca no dejaba de morder el cuello de Leia, lo cual la ponía nerviosa y aumentaba la temperatura.

Cuando ambos estaban al límite de la excitación, él la tomó del trasero, lo cual lo enloquecía, y empezó a darle palmadas, cada una más intensa que la anterior. Esto provocaba que Leia se excitara aún más, y, con uno de los golpes, entre sus gemidos, logró alcanzar el clímax.

Mientras ella disfrutaba con gemidos, y él le daba nalgadas, él no quería detenerse, no le importaba que ella hubiera tenido un orgasmo, ahora era su turno, era su momento de éxtasis, y justo cuando ella lo mordió en el cuello, él llegó al clímax dentro de ella.

Ambos se besaron apasionadamente. Sin embargo, antes de que él se diera cuenta, Leia se movió y volvió a llevar su miembro a su boca, lo lamió lentamente, limpiando con su lengua los vestigios, provocándole aún más placer.

Luego, se vistieron y regresaron a casa, estaban exhaustos, pero ninguno podía apaciguar el fuego que ardía en su interior, un fuego que ambos avivaban mutuamente, incitándolos a querer más.

¿Cuál será la próxima aventura/fantasía/deseo de los protagonistas? Comenten sus ideas.

¿Te ha gustado este relato erótico?

¡Haz clic en las estrellas para puntuarlo!

Puntuación promedio 0 / 5. Recuento de votos: 0

Hasta ahora, ¡no hay votos!. Sé el primero en puntuar este relato.

Ya que que te ha gustado este relato...

Puedes compartirlo en redes sociales!

¡Siento que este relato no te haya gustado!

¡Déjame mejorar este contenido!

Dime, ¿cómo puedo mejorar este contenido?

Otros relatos que te gustará leer

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Subir
Contacto | Seguinos en Ivoox y en x.com