Isa, de conservadora a sumisa apasionada (V y última parte)


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Dediqué todo el día a mis actividades de forma relajada, necesitaba descansar después de las sesiones con mi Perra y debía idear una estrategia para poder utilizarla cuando quisiera sin levantar sospechas. Esa jornada decidí no encender el teléfono móvil y al día siguiente, al consultarlo, encontré varios mensajes:

- Ya ordené el cambio de habitación, lo traerán el lunes por la mañana. ¿Vendrás a estrenarlo? Estoy organizando la casa y preparando la habitación para cuando llegue la nueva cama. También te envié el horario para el fin de semana.

Con indicaciones precisas de la hora y la dirección de cada evento.

Decidí tomarnos un descanso durante el fin de semana y encontré unos talleres-presenciales en una tienda de materiales, lo cual me ofrecía la oportunidad de salir y volver sin complicaciones.

El lunes encendí el móvil y vi varios mensajes de Whatsapp, entre ellos:

- Amo, ¿puedo referirme a usted con mis amigas?

-Perra, puedes comentarles que te encontraste conmigo y que hay algo entre nosotros, pero no entres en detalles sobre mí. Si quieres decirles que encontraste la faceta liberada que llevas dentro, es tu decisión, pero no me involucres.

Respondió de inmediato:

- De acuerdo Amo, cuando surja el tema, te mantendré informado.

- ¿Cómo va tu entrenamiento personalizado?

- Ja, ja, parece que he descubierto una nueva habitación en la casa. Cada vez voy más al baño, aunque no sea necesario, solo para excitarme, me encanta la imagen lasciva que veo en el espejo.

- Te has convertido en toda una Zorra. Apresúrate para que no llegues tarde al gimnasio. Ese cuerpo tiene que estar en forma.

- Gracias por tu ayuda, Amo. Besos.

Contaba con el horario de mi Perra, que me había enviado la noche anterior. Había quedado con sus amigas para ir al gimnasio, tomar café y hacer algunas compras. Decidí ir a visitarla, sabía a qué hora estaría tomando café con sus amigas. Entré a la cafetería, que estaba casi vacía, vi a Isa conversando con tres mujeres; al percatarse de mi presencia, se puso tan nerviosa que estuvo a punto de levantarse, pero con un gesto le indiqué que no lo hiciera, quedó pálida y sus amigas pensaron que se sentía mal. Pedí un café en la barra, mientras la observaba y escribía en el teléfono; ella por su parte, miraba nerviosa su móvil.

- Ve al baño a refrescarte, estaré en 2 minutos.

Dejé el café y me dirigí hacia las escaleras que llevaban a los baños, Isa me siguió.

Desde donde estábamos podíamos ver si alguien se acercaba y parte de la cafetería.

- Pensé que hoy no nos veríamos, trajeron el colchón a primera hora, pero no se puede utilizar hasta dentro de 24 horas. Qué lástima. Dormiré hoy en la habitación de invitados. Las cámaras ya están instaladas, no estoy segura de cómo configurarlas.

- Dame una copia de las llaves y el control remoto. Te dije que soy yo quien decide cuándo se tiene intimidad. Yo me encargaré de la configuración de las cámaras.

- Perdón Amo, me dominan las ansias. Uff. La clave de la alarma es xxx.

- ¿Qué tal con tus amigas?

- Están muy intrigadas. Comenzaron a hablar de temas sexuales y fantasías, cuando participé en la conversación se dieron cuenta de que ya había experimentado algunas de sus fantasías. Quedaron asombradas, algunas incrédulas, y no dejan de pedir detalles. Les mencioné algo sobre usted, por sus comentarios, noté que si tuvieran la oportunidad que usted me ha dado, también la aprovecharían, aunque el qué dirán les detiene. Les estoy dando pistas claras y creo que se irán a casa más excitadas que yo. Son un grupo de hipócritas reprimidas, aparentan tener una vida perfecta pero en el fondo anhelan un buen encuentro íntimo. Es una pequeña venganza. Ja, ja

Dándole un beso profundo,

Deslicé mi mano por debajo de su falda y confirmé que estaba muy mojada.

- Eres tan atrevida, solo con la idea de que vendría a poseerte, te has humedecido por completo.

- Sí, Señor, al verlo me quedé paralizada, pero luego al imaginar las posibilidades, la idea me excitó mucho. Y este es el resultado.

- Ahora no, quería demostrarte que puedo disponer de ti en cualquier momento y situación. Cuando estemos afuera, no debes llamarme Señor, alguien podría escuchar lo que no debe. Dormirás en la habitación de invitados hasta que te lo indique.

- Introduje dos dedos y moví rápidamente mi mano, no fue necesario mucho más, agarrada a mi brazo, comenzó a tener un orgasmo, acallando sus gemidos con un beso. Le hice lamer mis dedos con sus secreciones, los lamió sin dejar de mirarme, con una expresión de vicio, tratando de retenerme. Cómo me excitaba.

- Acomoda tu ropa que ya te han vuelto los colores, jaja. Disfruta de tu pequeña revancha.

Dándole un beso, me fui sin mirar atrás, echando un vistazo al grupo del café que murmuraba animadamente al verme.

Iniciando mi "nuevo horario escolar", decidí visitarla a la mañana siguiente. Abrí y apagué la alarma, haciendo algo de ruido para no asustarla. Estaba en la habitación de invitados con el teléfono móvil, revisando si tenía mensajes en Whatsapp o correos electrónicos. Al verme, saltó de la cama para besarme.

- Señor, ¿viene a estrenar la cama?

- Zorra, ya te dije...

- Perdón, Señor, castigue a esta mujer por decidir sin su autorización.

- Después, ahora vamos a desayunar.

Fue a la cocina con el albornoz y el pijama. Al pasar a mi lado, la agarré del pelo y casi se cae por la inercia:

- ¿Cómo te dije que tenías que vestir cuando yo estuviera aquí?

- Perdón, Señor,

Corrió a la habitación y apareció con unas medias de red, zapatos de tacón y lencería blanca con lazos rojos.

- Así estás mejor, Zorra.

Se puso a preparar unas tostadas y café.

La vista era muy sugestiva, tenía ganas de poseerla ahí mismo; en sus braguitas se notaba lo mojada que estaba. Desayunamos mientras hablábamos sobre lo ocurrido el fin de semana. Planificamos futuros encuentros, tenía una casa con terreno cerca de Madrid, a unos 20 km de mi hogar, y acordamos visitarla. Me dediqué a instalar y configurar las cámaras, una vez terminado, llamé a mi amante y comenzamos a probarlas todas. Quería grabar nuestras sesiones, comenzando en la habitación, saqué del cajón dedicado a los juguetes, una fusta con plumas en el extremo, la hice ponerse a cuatro patas en el borde. La cámara del móvil apuntaba directamente a su rostro.

- Parece que no comprendes cuándo se folla aquí.

- Perdón, Señor, estoy muy excitada y no puedo contenerme.

Le quité las bragas empapadas y se las metí en la boca.

- Vamos a dejarlo claro, comenzando con 10 golpes de fusta, cuéntalos en voz alta.

Empecé suavemente a un nivel medio, el primer golpe la sorprendió y emitió un quejido, agarrándose a las sábanas, luego siguió la cuenta. En el sexto, aunque aumenté un poco la intensidad, ya no hubo quejidos, solo esperaba el siguiente apretando las sábanas y relajándose en el conteo con una voz que se volvió placentera. Al llegar a diez, besé su trasero marcado y comencé a acariciar las marcas con la pluma, el coño y los pezones, se movía sensualmente, mientras sacaba las bragas de su boca para hablar.

- Señor, por favor, permítame tener un orgasmo, no aguanto más, por favor, estoy muy excitada, el castigo me ha gustado mucho.

- Zorra, puedes llegar al clímax cuando quieras, hoy es día de estreno, has resistido muy bien. Espero que hayas aprendido la lección.

Su cuerpo se desplomó en la cama, con la mano en su entrepierna, terminando de correrse.

Le permití recuperarse un poco, su rostro mostraba todo orgullo, había superado otro desafío y le había gustado.

- Gracias, me gusta que me utilice.

Coloqué a mi pareja boca arriba con la cabeza hacia abajo, saqué mi pene y sin mediar palabra, ella abrió la boca lista para recibirlo. Comencé a tener relaciones con ella, una vez que mi miembro estaba erecto, tomé un preservativo y lubricante.

- Veamos cómo van las tareas, cariño.

Ella se colocó rápidamente a cuatro patas sujetando sus nalgas que aún estaban enrojecidas:

Introduje un dedo en ella sin dificultad, luego con el segundo dedo, lo cual la hizo gemir mientras buscaba mi aprobación.

- Muy bien, mi querida, prepárate que quiero poseerte.

- Sí, mi Amo, desvirgue a esa Zorra, me encanta que me ponga en mi lugar.

Comencé a penetrarla lentamente al principio, solo con la punta, ella movía sus caderas con más intensidad, cuando regresaba buscando más, la agarré del cabello y con un empujón llegamos juntos al clímax.

- Vamos, Zorra, quiero ver cuánto deseas que te destroce.

Se entregó por completo, deseando que la penetrara más fuerte en cada embestida, jadeaba sin cesar, mordía la almohada, se aferraba a las sábanas mientras recibía azotes y jalones de pelo.

- Amo, penetreme, me gusta sentirlo en mi trasero, aaah, aaah.

- Sigue así, tan sumisa y recatada eras, y lo Puta que te has vuelto, Uff, Uff.

No pude contenerme más y me derramé en ella.

- Gracias, Amo, por convertirme en su Puta.

Mientras seguía moviendo su cadera, tomé un tapón anal, lo introduje de golpe y finalicé la penetración anal. Aplicó tanta presión al correrse que parecía que lo succionaría por completo. Ambos caímos exhaustos sobre la cama. Mi mano quedó cerca de su boca, jugando con sus labios, empezó a morderlos suavemente y a chupar mis dedos como si fueran un pene, mientras nos recuperábamos. Nos acomodamos de costado, lo que me permitió introducir mi mano en su vagina y explorar en su interior, mientras ella movía las caderas buscando más profundidad. Me deslicé hasta su vulva completamente depilada y comencé a practicarle sexo oral lentamente, recorriendo cada rincón con mi lengua.

- Mmm, qué placer, Amo, sabe cómo hacer disfrutar a Su Puta.

Posando sus manos sobre mi cabeza, elevaba las caderas para ofrecer su tesoro. Estaba excitada, cuando estaba cerca de alcanzar el orgasmo, me posicioné sobre ella y jugando en su entrada, comencé a penetrarla muy despacio.

- Por favor, Amo, hágalo, no me haga sufrir, posea duro, deseo ser embestida. Soy una zorra y lo merezco. Castígueme.

Me detuve y coloqué una almohada debajo de sus caderas, su vagina brillaba, aproveché para darle un par de golpecitos, ella se retorcía de placer, ansiosa de ser penetrada nuevamente. La agarré firmemente por las caderas y empecé a embestirla con fuerza, pellizcando sus pezones, apretándolos, estaba en éxtasis. Sus ojos en blanco.

- Más, más, hasta el fondo, Ahh, ahh, me corro, me corro, usa a esta guarra. Qué gusto, ahh.

Abrió las piernas tanto como pudo y apretó su cuerpo contra el mío.

Me rodeó con sus piernas mientras alcanzaba el clímax.

- Zorra, ¿esto era lo que querías? Que te llene por dentro.

- Sí, Amo, gracias.

Nos besamos profundamente mientras ella me aprisionaba entre sus piernas, al terminar, quedó exhausta, satisfecha. Nuestros corazones latían a mil por hora, la cama estaba hecha un desastre. Tras unos minutos.

- Vaya forma de estrenar la cama. Tengo todos mis agujeros ocupados. Je, je, Me encanta.

Isa se incorporó, tomó su celular, abrió la cámara y me lo entregó, colocándose frente a ella.

Me miró fijamente con seriedad:

- Hasta ahora he sido una sumisa por elección con un contrato voluntario.

- Ahora quiero pertenecerte completamente sin contrato, que me uses sin límites, sin compromisos de tu parte hacia mí, puedes hacer conmigo lo que desees. Te pertenezco.

Sonrió, me dio un beso, detuvo la grabación y me la envió a mi teléfono.

Aunque para.

En esta ocasión, omitió el Protocolo. Observé que su intención era convertir su declaración en un acto ceremonioso de entrega, que todo lo acontecido hasta ahora había sido la liberación de una represión antigua, ahora realmente tenía a una sumisa ardiente entregada totalmente.

Lo sucedido en la casa de campo pertenece a otra serie.

Isa se puso de pie, tomó su teléfono móvil, abrió la cámara y me lo pasó, colocándose frente a ella.

Me miró intensamente con rostro serio:

- Hasta el momento he sido una sumisa por decisión propia con un acuerdo voluntario.

- Ahora deseo ser tuya por completo sin contrato, que me utilices sin límites.

Sin compromisos de tu parte hacia mí, puedes hacer lo que desees conmigo. Soy tuya.

Sonreí, le di un beso, detuvo la grabación y me la envió a mi teléfono.

Me hizo reflexionar que hasta entonces todo lo acontecido había sido la liberación de una

reprimida antigua, ahora realmente tenía a una sumisa ardiente entregada totalmente.

Conversamos sobre cómo planificar otros encuentros, ella tenía una parcela con casa, cercana

a Madrid a unos 20 Km de mi residencia, acordamos visitarla pero eso es parte de otra historia.

Si alguien desea contactarme puede hacerlo a través de mi correo:

[email protected], siempre que lo haga con cortesía y respeto.

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