¡Hola a todos mis lectores! Aquí continúa el relato con mi cuñada.
En esa ocasión, la apoyé de frente en la barra de la cocina, con su rostro sobre la superficie y sus piernas colgando hacia abajo. Consciente de que el tiempo apremiaba, le bajé los pantalones, los cuales dejaron al descubierto unos calzoncillos negros que realzaban sus hermosas nalgas, también estos fueron retirados por mí. Acto seguido, me incliné y comencé a estimular tanto su zona íntima como su trasero, que lucía verdaderamente apretado, al tiempo que ella me proporcionaba placer con sus manos.
F: ¡Así, cuñadito, así... es delicioso! Ya no aguanto más, voy a llegar al clímax.
J: ¡Qué delicia, cuñadita, déjate llevar en mi dirección!
F: Ay, estoy llegando, estoy llegando, cuñadito.
J: ¡Cállate, nos oirán!
En ese momento, experimentó un éxtasis similar al de su hermana, respiraba agitadamente, en silencio, yo aún no había llegado al clímax pero mi excitación era evidente. Dada la premura del tiempo, no habría oportunidad para permitir que me practicara sexo oral, por lo que se hizo necesario que ella descendiera de la barra. Se disponía a subirse los pantalones cuando le pedí que al menos me masturbara un poco.
J: Por favor, cuñada, al menos agrégame ese pequeño placer, tengo una erección muy fuerte.
F: La verdad es que sí es considerable, pero hagámoslo rápido...
Comenzó a estimular mi miembro con una mano, mientras con la otra presionaba mis testículos. En ese instante, nos besamos por primera vez. Estábamos sumamente excitados y nunca me imaginé que estaría en esa situación tan íntima con mi cuñada, cuyo cuerpo lucía tan atractivo y apasionado.
J: Estoy a punto de eyacular, cuñada.
F: Vas a ensuciar el suelo.
J: Baja un poco tus calzoncillos.
F: No, por favor, no.
J: Sí, déjame, ya casi... ¡Ahh, ahhh!
Justo a tiempo, logró deslizar un poco su calzoncillo negro y eyaculé, liberando una cantidad considerable de semen. Fue un orgasmo delicioso. Rápidamente, ella se acomodó la ropa y se quejó al notar las manchas de esperma en su piel.
J: ¿Mañana nos vemos de nuevo, cuñadita? ¿Nos escapamos y pasamos un rato juntos?
F: No lo sé, cuñado, a pesar de que fue muy placentero, siento culpa. Si mi hermana se entera, me muero.
J: Nadie se enterará, además estoy seguro de que te gustó y que deseas más, al igual que yo.
F: Es cierto que me quedé con ganas de tener relaciones contigo, pero me aterra la idea, tienes un tamaño mucho mayor que mi novio.
J: Vamos, se ve que eres muy ardiente, disfrutarás como con tu hermana.
F: Está bien, lo pensaremos para mañana, no te prometo nada.
Tras ese encuentro, cada uno retomó sus responsabilidades. El día transcurrió como de costumbre, pero en mi mente seguían rondando las imágenes de mi cuñada y mi excitación no cesaba. Al final del día, la llevé a casa y, en un gesto inesperado, nos dimos un breve beso de despedida, acordando encontrarnos al día siguiente...
De regreso en mi hogar, todo era normal con mi esposa. A pesar de ello, no podía evitar comparar físicamente a mi mujer con mi cuñada, notando similitudes y diferencias, especialmente en sus glúteos y caderas. Ambas tenían un busto similar, relativamente pequeño, aunque debo mencionar que se excitaban de manera similar al llegar al clímax.
Al día siguiente, en la oficina, me sentía ansioso por saber si mi cuñada estaría dispuesta a intimar conmigo. Temprano, la vi radiante con un vestido...
rodillas de color celeste, de tirantes, muy bonita, tan jovial como es ella, con unas zapatillas planas, cabello suelto y sus gafas que no pueden faltar y le dan ese toque aún más inocente. El día transcurrió con normalidad, cuando se acercaba la hora acordada le escribí en el chat, preguntándole si quería ir, pasaron unos minutos antes de recibir su respuesta. Temí que se hubiera arrepentido, pero finalmente llegó su mensaje: "Está bien, vamos, pero que nadie se entere, ni siquiera tu almohada". Le expliqué que saldría primero yo y que ella me seguiría cinco minutos después.
Al salir, me dirigí hacia mi coche y rápidamente se acercó a donde yo estaba. Al verla venir, ya sentía mi miembro completamente erecto. Una vez que subió al coche, no intercambiamos palabras y nos dirigimos a un motel cercano, no quería perder tiempo. Tras pagar, entramos en la cochera. Le dije que esperara, abrí la puerta y al girarme, la vi muy nerviosa, con la respiración entrecortada. Al entrar en la habitación, la abracé por detrás, comencé a besar su cuello y a apretar sus pechos.
J: "Por fin, mi cuñadita, hoy podré disfrutar de esto que tienes aquí".
F: "Ay, cuñado, estuve a punto de rechazar la propuesta, pero ganó en mí la curiosidad por experimentar con todo esto. Siéntate en la cama".
Cuando me senté, ella se bajó los tirantes de su vestido y este cayó al suelo. ¡Madre santa!, llevaba un sujetador blanco con flores y una tanga a juego; ¡nunca hubiera imaginado ver a mi cuñada con una prenda tan ajustada! Se veía deliciosa.
F: "¿Te gusta? Lo compré ayer en una boutique cerca de mi casa".
J: "Me encanta, estás deliciosa".
F: "Quítate los pantalones, quiero hacerte una felación ahora mismo".
Me despojé de los pantalones junto con el bóxer, me quité la camisa y cuando ella iba a quitarse la ropa interior, le pedí que no lo hiciera porque me encargaría de esa tarea. Se acercó, se arrodilló, tomó mi miembro con sus manos como evaluando su tamaño y grosor. Estaba tan excitado que de inmediato comenzó a practicar sexo oral.
J: "Oh, cuñada, por fin puedo disfrutar de tenerte así".
F: "Sí, cuñado, está muy grande, no me cabe en la boca. ¿Acaso mi hermana sí logra meterse todo en la boca?"
J: "Sí, ella sí puede. Le encanta practicar sexo oral, tu hermana es muy atrevida y caliente, al igual que tú".
Mientras le decía eso, ella intensificaba la faena, excitándose al hablarle de su hermana. Continuó practicando sexo oral durante un rato, hasta que la hice ponerse de pie, la giré y bajé su tanga mientras se inclinaba. Apreté sus glúteos, que, aunque no eran muy prominentes, estaban bien formados y redonditos.
J: "Me encantan tus nalgas, no sabes cuántas veces he fantaseado con ellas".
F: "Oh, no digas eso, mi hermana tiene unas nalgas mejores que las mías".
J: "¿Así que le has visto las nalgas a tu hermana?"
La acosté en la cama con las rodillas en el borde, las nalgas en pompa y su rostro en el colchón. Empecé a estimular su zona íntima y su trasero, qué visión tan excitante el contemplar ese hermoso trasero.
F: "Oh, cuñado, qué delicia, ¿así le haces a mi hermana?".
J: "Sí, te excita imaginar cómo me acuesto con tu hermana, ¿verdad, pequeña zorra?".
F: "Oh, cuñado, me estás volviendo loca, me estoy corriendo, cuñado, ¡ahhh!".
J: "Eres una zorrita muy pervertida, ¿quieres ver cómo me acuesto con tu hermana, quieres verla teniendo relaciones sexuales?".
F: "Oh, cuñado, síguelo así, chúpame, introdúceme un dedo, no quiero ver, es incorrecto...".
J: "Qué tonterías, pequeña zorra".
Entonces, puse un video en el que mi esposa aparecía mientras manteníamos relaciones íntimas anales.
F: "No puedo creerlo, ¿de verdad se lo estás metiendo por el trasero?".
J: "Sí, le encanta a ella" (mientras la penetraba por su zona íntima, que ya estaba completamente lubricada).
F: "¡Oh, cuñado, sí, me cabe todo! ¡ahhh!".
Gritaba
y gemía de una manera espectacular, no podía dejar de observar cómo hacía el amor con su hermana.
F: ¡ohhh ohhh ohhh cuñado dame más, dame más fóllame fuerte como a mi hermana.
J: ¿Te excita tu hermana verdad zorrita?
F: Sííí ohhh sííí tiene unas nalgas muy grandes y se traga toda tu gran verga.
J: ¿Le chuparías el coñito a tu hermana mientras te penetro?
F: oh no sé, no sé si estoy excitada como ahora, pero sí, cuñado me estoy corriendo ohhh
La muy cabrona se corrió a chorros, me mojó los testículos, pene y toda la sábana, ni mi esposa se venía tanto como ella, rápidamente la puse boca abajo y la hice que se montara, aún no se recuperaba del orgasmo que había tenido pero la zorrita es de familia y se empaló y comenzó a cabalgarme mientras le chupaba los pechos, ella gemía y gemía, yo no iba a durar mucho, en ese momento comencé a introducirle un dedo por el trasero mientras saltaba, estaba súper apretada.
F: Ay cuñado ohhh ohhh me estás tocando el culo, oh no me jodas no me jodas ohhh me voy a correr.
J: ohh yo también cuñada, no aguanto.
F: échalos adentro échalos adentro aaaah
Se corrió igual o más, ¡se vino a chorros! Yo no pude aguantar y la llené como un pavo en Navidad, le eché todo el semen, me corrí tanto que hasta me dolieron los testículos.
Nos quedamos así un rato, ambos muy agitados, bañados en sudor, en su clímax, ella casi se quedaba dormida.
Cuando empezó a vestirse, le quité la tanga y le dije que me la iba a quedar de recuerdo, solo sonrió, me abrazó y me dio un beso muy dulce, la llevé a su casa, me agradeció por el polvo que echamos y me pidió que por favor no dijera nada a nadie. Ella entró a su casa, yo me fui a la mía y esta historia no acaba aquí.
Saludos cordiales, tu amigo Junior Mty.
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