0%

Tuve un sueño con Bárbara


Escuchar este audio relato erótico
0
(0)

Ocurrió en una noche, yo me encontraba afuera de mi local, en la calle cercana, cuando observé que tú viniste caminando en dirección contraria, llevabas una falda larga que parecía ser parte de algún uniforme, la ropa te quedaba ajustada, lucías "bella" (ella es una joven de 18 años, delgada, bastante alta, con una figura ideal para su edad y altura, mulata de cabello rizado, usa gafas, en fin, es hermosa), y en ese momento nos cruzamos mientras yo me dirigía desde el centro de la calle hacia la acera:

Bárbara: Hola vecino, te estaba buscando para un depósito

Yo: Hola princesa, estás muy hermosa, acércate para darte un abrazo.

Te acercaste a mí y nos abrazamos, en ese instante me sorprendiste dándome un beso largo y delicioso, lo disfruté tanto que me excitó de inmediato; mientras seguías besándome, empecé a acariciar tus glúteos, que estaban firmes como es común en una chica de tu edad. Continuamos acariciándonos mutuamente, hasta que volví a la realidad, al darme cuenta de que estábamos en un lugar público y los vecinos podrían vernos.

Tomé tu mano y caminamos hasta la casa donde solía vivir en el pasado, que estaba cerca de allí. Aún conservaba las llaves y sabía que era el lugar adecuado en ese momento, un departamento pequeño pero con todas las comodidades.

Cuando llegamos, nos encontrábamos completamente solos en un lugar seguro y discreto donde podíamos disfrutar de la atracción que sentíamos el uno por el otro. Apenas entramos al departamento, comenzaste a besarme con intensidad y yo disfrutaba de tus labios mientras acariciaba tu cuerpo libremente, especialmente tus glúteos por encima de la falda. No quería interrumpir el momento por lo que seguimos así durante varios minutos, hasta que tu respiración se aceleró, mostrando tu excitación. Nuestras caricias se volvieron más audaces y nuestros cuerpos se pegaban más a través de la ropa.

Decidí detenernos y te llevé en mis brazos hacia la cama, te recosté, pero yo quería sentirte encima de mí, así que me acosté y te puse sobre mí, los besos continuaron con mayor intensidad. Opté por quitarte la falda y desabrocharla de inmediato, luego bajé la cremallera y te la quité, dejando al descubierto tu ropa interior, un culotte negro que resaltaba con el tono de tu piel canela. Tu blusa ya estaba medio abierta, la quité siguiendo con el sujetador, quedaste casi desnuda sobre mí, solo con el culotte, decidí no quitártelo y seguir disfrutando de tu belleza así.

En ese momento me miraste y me dijiste.

Bárbara - Ya estoy casi desnuda, ¿qué esperas tú que aún estás vestido?

Inmediatamente me quité la ropa quedándome en ropa interior y nuevamente me acosté para que subieras sobre mí y te pedí:

Yo - Por favor, quítame la ropa interior

Sin dudarlo, la quitaste y fue inevitable notar lo duro que estaba mi pene, te sonrojaste un poco al verlo, para que no te desconcentraras te besé y te coloqué sobre mí, los besos fueron en el cuello y los senos, mientras mi pene rozaba suavemente tu vagina sobre la tela del culotte, tus senos de tamaño normal eran hermosos y firmes, ya los había besado por todas partes, notaba cómo te contraías y gemías de excitación.

Decidí acomodarte para quedar ahora yo sobre ti, besé desde tu boca y bajé por tu cuello y senos, besé tu vientre y empecé a bajar tu culotte, dejándote completamente desnuda, tu vagina virginal era hermosa, con algo de vello púbico que la adornaba perfectamente, su aroma de excitación era delicioso y me disponía a ...

Exploré con besos toda tu piel durante un extenso período de tiempo, incluyendo la zona de tu ano, la cual aprietas al sentir mi lengua en esa área. Introduje lentamente uno y a veces dos dedos en tu vagina mientras la estimulaba oralmente, también alternando con la inserción de un dedo en tu ano.

De vez en cuando, observaba tu rostro para ver tus reacciones y notaba que disfrutabas. Tu vagina estaba completamente lubricada y lista para ser penetrada por mi miembro viril, así que sin dudarlo coloqué la punta de mi pene en la entrada de tu vagina y lo moví de lado a lado buscando penetrarte. Al lograr la entrada, soltaste un gemido de dolor y placer, pidiéndome que continuara, a lo que obedecí y comencé un movimiento de vaivén lento y poco profundo, aumentando el ritmo a medida que te dilatabas, hasta lograr introducir por completo mi pene en ti. Los movimientos se volvieron más intensos y rápidos, sumergiéndonos en una experiencia vertiginosa que no queríamos que terminara.

Cambiamos de posición varias veces, primero con tú arriba, después en posición de perrito, continuando con el vaivén. Te sugerí que realizaras sexo oral a lo que inicialmente dudaste, pero al notar mi gesto afirmativo, accediste y tu habilidad fue indescriptible, recorriendo mi pene de arriba abajo con tus labios, desde la punta hasta los testículos, generando una sensación excepcional. Mi excitación era evidente, y al notarlo me pediste que te penetrara, acostándote rápidamente para realizar la penetración profunda en tu vagina. Tras unas pocas embestidas, experimenté el éxtasis al eyacular en lo más profundo de ti, quedando nuestros cuerpos unidos en un momento de conexión íntima.

Permanecimos abrazados y ambos sucumbimos a un breve sueño, para luego compartir una ducha juntos antes de que yo te acompañara de regreso a tu hogar debido a la avanzada hora.

No hubo tiempo para repetir la experiencia en el baño... ¡jajaja!

¿Te ha gustado este relato erótico?

¡Haz clic en las estrellas para puntuarlo!

Puntuación promedio 0 / 5. Recuento de votos: 0

Hasta ahora, ¡no hay votos!. Sé el primero en puntuar este relato.

Ya que que te ha gustado este relato...

Puedes compartirlo en redes sociales!

¡Siento que este relato no te haya gustado!

¡Déjame mejorar este contenido!

Dime, ¿cómo puedo mejorar este contenido?

Otros relatos que te gustará leer

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Subir
Contacto | A cerca de Nosotros | Seguinos en Ivoox y en x.com