Relaciones íntimas con la madre y hermana de mi mejor amigo


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Todo inició con una amistad de varios años que mantenía con mi mejor amigo, solíamos hacer muchas actividades juntos, salir acompañados, éramos amigos cercanos; él venía a mi casa y yo iba a la suya, manteniendo una buena relación con toda su familia, incluyendo a su abuela que vivía con ellos en un dúplex.

A lo largo de los años que los conocía, algunas veces sentía que la madre me miraba, e incluso noté que en ocasiones observaba mi miembro, pero nunca le di mayor importancia, creyendo que era fruto de mi imaginación al ser la típica fantasía de estar con la madre de un amigo. Nunca la miré con deseo. Todo era cotidiano y normal, hasta que todo cambió: el padre de mi amigo decidió trabajar en otro país al quedarse sin empleo. Los meses pasaban con normalidad, a pesar de la ausencia del padre de mi amigo. Cabe mencionar que solía ir a cenar, conversar o simplemente pasar el rato en la casa de mi amigo unas 2 o 3 veces por semana.

De repente, todo cambió. Mi amigo conoció a una chica que vivía cerca de su casa y pasaba tiempo con ella después del trabajo. Lo habitual era que yo llegara a su casa y luego fuéramos juntos a ver a la chica. Sin embargo, un día llegué a su casa, toqué la puerta y, para mi sorpresa, quien me recibió fue la madre de mi amigo. Me saludó como de costumbre con un beso en la mejilla, pero esta vez el beso fue más cerca de los labios y me informó que mi amigo no estaba en casa, ya que se encontraba con la chica que acababa de conocer.

Estuve conversando con ella unos minutos, mi mente divagaba mientras fantaseaba. Al despedirme, el beso se repitió, pero en esta ocasión me abrazó, pegando sus prominentes pechos contra mi pecho con cierta fuerza, sintiendo mi miembro completamente erecto, aunque no me atreví a hacer nada al respecto. Esa noche me masturbe intensamente pensando en la madre de mi amigo, no podía sacarla de mis pensamientos, pero estaba en duda si lo ocurrido había sido accidental o si era yo quien interpretaba mal la situación. Consideré que si algo sucede una vez, puede ser accidental, pero si se repite no puede ser coincidencia, por lo que decidí que solo había una forma de saber qué era lo que ella realmente deseaba.

Los días pasaban y llegó el momento de visitar nuevamente la casa de mi amigo. No podía sacarme de la cabeza la idea de encontrarme de nuevo con la madre de mi amigo, pero necesitaba confirmar si la situación sería similar a la anterior. Le propuse a mi amigo que se dirigiera a ver a la chica, mientras yo esperaba en su casa para asegurarme de que nuevamente saliera la madre de mi amigo.

Ese día, llegué más tarde sabiendo que mi amigo no estaría en casa y, al tocar la puerta, salió la madre de mi amigo, saludándonos como de costumbre, pero esta vez su beso fue directo a mis labios. Me informó que mi amigo no se encontraba en casa, pero su sonrisa pícara me dio a entender otra cosa. Mantuvimos una conversación por unos minutos, deseaba besarla pero aún no me atrevía.

Al despedirme, nuevamente el beso fue en los labios, entonces decidí tomarla por la cintura, acercándola a mi cuerpo, sintiendo su vientre contra mi miembro completamente erecto. La tomé del rostro y comencé a besarla. Nos encontrábamos en el garaje de su casa, detrás de su camioneta, pasando varios minutos entregados a los besos. Ella presionaba su vientre contra mi miembro con fuerza, desabrochó mi pantalón y extrajo mi pene. Sin dudarlo, se arrodilló para practicarme sexo oral, resultando en una experiencia impresionante, como si estuviera siendo complacido por una actriz porno, introduciendo todo en su boca. Me impresionaba su habilidad, considerando que tengo un pene de unos 20 o 22 cm, un tamaño por encima del promedio.

Voluminoso.

Tras un lapso corto, eyaculé en su boca y no estoy seguro si fue debido a lo excitante que resultaba o por el hecho de que se tragó mi néctar, pero mi miembro seguía firme como una roca. La madre de mi compañero me sugirió que su hija y ella estaban en casa, así que nos introdujimos en su furgoneta y lo hicimos con tanta intensidad y rudeza que la furgoneta rebotaba, y cuando ella alcanzó el clímax fue tan arrebatador que no gemía, ¡gritaba! El vehículo se movió tanto que derribó unas bicicletas que se encontraban justo detrás, creo que la intensidad se debió a que llevaba casi un año sin actividad sexual.

Nos vestimos apresuradamente, algo nerviosos por si la madre y la hija salían debido al estruendo de las bicicletas al caer, que nunca ocurrió. Nos despedimos y me marché.

Comencé a distanciarme un poco de mi mejor amigo porque empezó a salir con la chica que había conocido, y mientras él no estaba, yo mantenía relaciones con su madre. Solíamos ir a hoteles, pero a ella le gustaba más en su hogar, creo que eso la excitaba, y para ser honesto, también a mí; y lo que más me excitaba era que, a simple vista, parecía una dama de hogar elegante y recatada, nada provocativa, refinada, con unos pechos enormes, una cintura estrecha, caderas de ensueño y un trasero delicioso. Pero lo que más me gustaba era que, como mencioné, en apariencia era una mujer refinada, pero cuando estábamos juntos se transformaba –no quiero sonar despectivo– en una mujer insaciable que disfrutaba de mi miembro.

Cada encuentro sexual era sumamente intenso y salvaje, parecía sacado de una película para adultos extremadamente sucia; y cada vez se intensificaba más. Ella no gemía, ¡gritaba! Realmente no sé si alguna vez su hija nos escuchó o incluso su madre, ya que era difícil no oírnos, sobre todo porque su hija, si no estaba en la planta de arriba de la casa, se encontraba en casa de su abuela.

Esta situación duró aproximadamente 3 años, hasta que su esposo decidió regresar del país donde trabajaba. Nos vimos un par de veces después de su retorno, pero era bastante complicado, así que cortamos abruptamente y pasé varios años sin volver a verla a ella o a algún miembro de la familia, incluido mi mejor amigo.

Por cuestiones del destino, entré en contacto con la hermana de mi mejor amigo por motivos laborales, y debido a esta conexión saben lo que aconteció, pero descubrí cosas que me dejaron sorprendido, las cuales relataré en otra confesión titulada "Sexo con la hermana y madre de mi mejor amigo".

Un adelanto para dejarles con ganas de más: la hermana de mi mejor amigo confesó que presenció cada uno de mis encuentros íntimos con su madre en casa, incluso la primera vez que su madre me practicó sexo oral en el garaje, ella observaba por una ventana ese día.

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