Todo inició cuando la coordinadora me contactó y me preguntó, ¿Tiene disponibilidad para enseñar un taller personalizado de tecnología?
Estos talleres de tecnología son tomados por personas que ya se encuentran laborando, generalmente superan los 30 años de edad, individuos que carecen de esa destreza adquirida en la escuela o universidad y que necesitan herramientas para desempeñar sus labores.
Acepté de inmediato, ya que necesitaba el dinero y es una actividad que disfruto. Al llegar a la clase en horas nocturnas, abro la puerta del aula de informática y me encuentro con una mujer hermosa, de tez clara y cabello rubio, que llamó mi atención de inmediato. Vestía un vestido que dejaba ver unas piernas hermosas, no delgadas, pero que contrastaban con su bello rostro.
Los días pasaron, compartimos ciertos gustos y una noche, alrededor de las 7 pm, me dijo que iría al baño. Cuando regresó, dejó un aroma encantador que me cautivó aún más, provocando en mí ganas de expresarle todo lo que se me ocurría hacer en privado. En medio de susurros, con deseos de confesarle mis pensamientos, la coordinadora interrumpió nuestra charla tan placentera que comenzaba a tomar otro rumbo.
Después de unos días coqueteando, en una ocasión le dije:
– Realmente tu cuerpo huele delicioso.
– Claro que sí, cuando quieras lo compruebas.
– Perfecto, solo para corroborar si efectivamente huele bien todo tu hermoso cuerpo.
Al día siguiente, me indicó que llegara a su casa a las 10 de la mañana. Sin saber qué ocurriría, acepté la invitación.
Llegó el día y fui a la dirección proporcionada, su casa estaba efectivamente sola y ella me recibió con una pijama de tela delgada que dejaba entrever un poco de su ropa interior, luciendo sexy y muy provocativa. Al verla, mi miembro se endureció, provocando un deseo irrefrenable de besarla y acariciarla. Antes de cualquier acto, pregunté por su familia y, con una sonrisa pícara, respondió: "No están, están trabajando y regresan en la tarde, a veces mi papá llega temprano."
Nos sentamos en una mecedora, ella se colocó sobre mí y comenzamos a acariciarnos. Se notaba en su rostro las ganas de tener intimidad. Iniciamos los besos y caricias de manera muy placentera y excitante.
Con las piernas firmes, un trasero definido y una piel suave que denotaba cuidado, las caricias aumentaban mi excitación. Después de unos momentos, sugirió ir al dormitorio.
Una vez en la habitación, comenzamos a quitarnos la ropa. Confirmé la existencia de unos hermosos senos, no muy grandes pero bellos, con pezones rosados. Más excitado, empecé a besarlos y luego descendí por su abdomen hasta llegar a su entrepierna, que al igual que sus senos, desprendía un delicioso aroma. Concentré mis caricias en su clítoris y pude percibir cómo se estremecía de placer con suavidad, gemidos de goce se escapaban de sus labios.
Tras unos minutos disfrutando de su reacción,
Comienzo a acariciar su documento de identidad con la lengua, hasta llegar a su parte trasera donde también tenía una fragancia agradable, no me detengo mucho y mi miembro estaba a punto de explotar, tras unos 15-20 minutos en los preliminares, ella me dice que la penetre, coloco el preservativo y la penetro, qué sensación tan placentera y deliciosa, sin palabras, estrecha, sentía cómo su vagina apretaba mi miembro y eso me fascinó, me enloquece, me hace llegar más rápido de lo habitual.
De repente, miro la pared de su habitación y veo una fotografía de su familia, cruzó por mi mente, ¿qué pasaría si aparece su hermano o su mamá? Ese pensamiento me descontroló por completo, al punto de que no pude concentrarme nuevamente y la presión que ejercía su vagina en mi miembro aceleró mi orgasmo, sintiendo mi eyaculación como nunca antes, la punta de mi miembro parecía querer explotar.
Fue una experiencia maravillosa, pero esa sensación de ansiedad de ser descubiertos mientras teníamos relaciones y mi miembro a punto de explotar, lo hizo indescriptible.
Ella se detuvo al sentir que acabé, se levantó, me limpió, y pasamos unos 2 minutos acostados en la cama abrazados, como una pareja de recién casados en su luna de miel. Le pedí un vaso de agua y comencé a vestirme. Mientras bebía agua, escuché golpes fuertes en la puerta, por la forma en que tocaban, pensé que era su esposo, pero ella no me dijo nada. Seguramente se había dado cuenta de que había alguien dentro con ella, salimos corriendo hacia la sala, me senté con el vaso de agua temblando un poco en la mano, mientras ella iba a abrir la puerta. Quitó el cerrojo de la puerta con un ruido fuerte que resonó, tanto las personas dentro de la casa como fuera, pudieron escuchar que el cerrojo se había movido. Al abrir, para sorpresa, era su padre.
Su padre solo me miró con una expresión asesina, saluda, entra al patio y luego se retira.
Gracias a la tensión que me generó, terminamos antes de lo esperado, si nos hubiéramos demorado unos 5 minutos más, su padre habría sospechado algo peor.
Experiencias inolvidables, riesgosas pero disfrutadas, valió la pena, si alguien está dispuesto a correr esos riesgos, mucho cuidado, puede ser peligroso.
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