No tengo habilidades como escritor, por lo que si mi forma de redactar o expresarme no es la más adecuada, pido disculpas a los lectores. Solamente deseo compartir mis vivencias y aventuras. Actualmente, soy un hombre corriente, casado y con hijos, en la etapa de los cuarenta.
Mis primeros encuentros íntimos los viví con una pareja, luego con otra y otra más, aprovechando mi juventud e inexperiencia.
Al cumplir 18 años, comencé mis estudios universitarios, donde conocí a mucha gente. Gracias a que tenía un automóvil, solía salir con ellos a locales nocturnos para comer o beber. Sin embargo, al regresar a casa tras cada salida, circulaba por una avenida caraqueña donde siempre había mujeres que llamaban mi atención, sin ser consciente de la peligrosidad de aquellas circunstancias en ese momento.
En una ocasión, durante una amigable charla, surgió el tema de estas mujeres y alguien mencionó "las transexuales de la Libertador". Esa expresión captó mi interés, pues pensaba que eran mujeres biológicas, aunque, al observarlas de lejos, la duda persistía en mi mente, sin prever cómo esto influiría en mi futuro.
En esa etapa, dejé a mi novia por otra persona. No fui leal, lo cual me provocaba un remordimiento constante que afectaba mi bienestar. Pronto, mi nueva pareja me abandonó, sumiéndome en la tristeza y la soledad. En una noche de desesperación, decidí: "Voy a contratar los servicios de una profesional".
Aproximadamente a medianoche, comencé a recorrer la avenida Libertador, analizando la situación, sin tener claridad sobre el procedimiento. Finalmente, una mujer me hizo señas, me detuve, bajé la ventanilla y me informó que el precio era de 30 unidades por relaciones y 5 unidades por sexo oral. En un instante, pasaron mil pensamientos por mi cabeza, tratando de discernir si era mujer de nacimiento o no, hasta que finalmente decidí partir. Sin embargo, tras reflexionar, reuní el coraje necesario y desistí de la idea.
No encontré a la misma persona, pero divisé a una mujer delgada, alta, de tez clara, cabello oscuro y generoso busto. Tras consultar el precio, coincidía con el anteriormente mencionado, por lo que le indiqué que subiera al vehículo. Durante el trayecto, me invadió cierta inquietud, aunque logré mantener la compostura. En el transcurso de nuestra conversación, me condujo a una calle solitaria por La Florida. En ese momento, me consultó sobre el servicio deseado, y opté por el sexo oral.
La experiencia fue satisfactoria, mientras recibía sexo oral, acariciando sus senos, hasta culminar y proceder a dejarla en la avenida Libertador tras el pago correspondiente.
En días sucesivos, repetí la experiencia en varias ocasiones, consultando en una ocasión si eran transexuales, a lo que la respuesta fue afirmativa en todos los casos. A pesar de tener una nueva pareja y mantener relaciones íntimas con ella, buscaba placenteras experiencias en la avenida Libertador por un módico precio. Hasta que un día, ocurrió un suceso que cambió radicalmente mi vida: seleccioné a una mujer de tez oscura, con un rostro encantador y unas piernas esbeltas, quien, al preguntarle por el servicio deseado, respondió inesperadamente: "No, te voy a penetrar porque estás muy atractivo".
Intrigado y nervioso, accedí a su propuesta, aunque mi intención inicial era únicamente recibir sexo oral. Durante la interacción, intentó penetrarme con dedos de forma brusca y determinada, pero no correspondía a mis deseos. Pese a mi afirmación de disponer solamente de 5 unidades para el sexo oral, ella prosiguió con la penetración, causándome un dolor insoportable que me llevó al llanto. Finalmente, tras el intercambio económico, me dirigí a casa, conmocionado, aseándome y reflexionando sobre lo sucedido.
Continuará. Próximamente más relatos interesantes.
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