Empezaron nuestros entretenimientos (parte 4)


Escuchar este audio relato erótico
0
(0)

En cierta jornada, Pilar decidió sorprenderme de una forma que jamás habría esperado. Yo regresaba directamente de la oficina y habíamos quedado en encontrarnos en un restaurante cercano. Mi mente estaba enfocada en el trabajo y en nuestras rutinas habituales, por lo que no tenía ni la menor idea de lo que me aguardaba.

Al ingresar al restaurante y divisar a Pilar, me quedé sin habla. Lucía un vestido rojo extremadamente ajustado y muy breve, al límite de lo que podríamos considerar adecuado. Observándola desde atrás, fácilmente cualquiera podría haberla confundido con una mujer de la noche, no obstante, sus facciones delicadas y su elegancia innata marcaban la diferencia. No pude evitar experimentar una combinación de nerviosismo y excitación al verla de esa manera. La imagen de Pilar, con su belleza y actitud desafiante, me dejó sin aliento.

A medida que me aproximaba a la mesa, no podía evitar reflexionar sobre las miradas de los hombres en el trayecto hacia el restaurante. La mezcla de su atuendo y su confianza indudablemente había atraído las miradas, lo que solo intensificaba la excitación que sentía. Mientras nos sentábamos, luchaba por mantener la compostura mientras Pilar sonreía, claramente consciente del efecto que provocaba en mí.

A lo largo de la cena, Pilar se mostraba relajada y segura de sí misma, disfrutando de cada reacción que lograba provocar en mí. Conforme avanzaba la conversación, Pilar empezó a compartir detalles audaces y provocativos que únicamente aumentaban mi deseo y nerviosismo. Con una sonrisa traviesa, mencionó que el joven y atractivo hombre en la mesa de enfrente no dejaba de observar sus piernas, insinuando que tal vez se había percatado de que no llevaba ropa interior y que estaba disfrutando de la libertad que eso le concedía.

Cada expresión de Pilar avivaba mi excitación. Saber que disfrutaba de la atención y que jugaba con los límites entre lo público y lo privado me tenía en vilo. Compartió cómo, en un par de ocasiones, había separado las piernas descaradamente y de manera intencionada, provocando miradas aún más intensas de los afortunados que por un instante lograron enfocar su mirada directamente bajo su vestido. Un escalofrío recorrió mi espalda, una combinación de pasión y nerviosismo que solo se podía describir como electrizante.

A medida que avanzaba la noche, la tensión sexual entre nosotros se tornaba insoportable. Decidimos acelerar el término de la cena y salir del restaurante. Cada minuto que pasaba allí solo incrementaba nuestra necesidad mutua, potenciada por la audacia de Pilar y la conexión intensa que compartíamos. Por fin, llegamos a casa y nuestros cuerpos se encontraron con un deseo desenfrenado, avivado por la excitación acumulada y la valentía de Pilar.

Esa noche, nuestra pasión estalló en una oleada de emociones y deseos reprimidos. Cada mirada, cada palabra compartida en el restaurante, se transformó en una explosión de intensidad en la intimidad de nuestro hogar. Pilar y yo nos entregamos a la pasión de manera absoluta, celebrando la osadía que había encendido la llama entre nosotros y nos había llevado a un lugar de conexión sexual tan profunda e intensa.

Continuará en capítulo 5...

¿Te ha gustado este relato erótico?

¡Haz clic en las estrellas para puntuarlo!

Puntuación promedio 0 / 5. Recuento de votos: 0

Hasta ahora, ¡no hay votos!. Sé el primero en puntuar este relato.

Ya que que te ha gustado este relato...

Puedes compartirlo en redes sociales!

¡Siento que este relato no te haya gustado!

¡Déjame mejorar este contenido!

Dime, ¿cómo puedo mejorar este contenido?

Otros relatos que te gustará leer

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Subir
Contacto | A cerca de Nosotros | Seguinos en Ivoox y en x.com