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El relato de mi novia Lena (5): La princesa en la celebración del Sr. K


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-Observa, Lena, no es necesario rodeos. Antes del periodo vacacional de verano, planeamos organizar una fiesta, algo similar a una clausura de temporada, con mis asociados, nuestros principales clientes, diversas personalidades... y, si así lo deseas, serías la única protagonista. Si estás interesada, puedes venir, pero si no, está bien, por supuesto.

-Pero, señor K, lo que me está sugiriendo... yo...

-Nos conocemos, Lena. Vi los vídeos del apartamento en la playa. Y todos sabemos lo que sucedió también en el congreso de arquitectura. ¡Lo pasamos muy bien! Yo, en especial. Pero tú, aún más, no lo niegues.

-Pero... sí... bueno... fueron circunstancias. No creo que sea algo que... no, no... yo...

-Te divertiste como nunca y sin reservas de ningún tipo. ¡Y con todo el hotel!

-Ay, por favor, no diga eso, ¡qué vergüenza!

-La fiesta la celebramos desde hace años, los socios y personas del mundo de los negocios, todos caballeros, distinguidos y adinerados.

-Entiendo, es halagador que me invite, Sr. K. Quizás podría asistir con mi novio...

-No, no, nada de eso. Te he explicado de qué tipo de festejo se trata. Una buena cena y luego... ya sabes. Solo invitamos a hombres, caballeros destacados, y luego contratamos a... digamos... acompañantes... y a disfrutar. Las más atractivas y elegantes, las más costosas y apasionadas, sin tabúes, pero con mucha clase. Solo que este año, viendo tu interés en el sexo y, sinceramente, con lo atractiva que eres, pensé que podríamos hacer una fiesta más original, sorprender a mis invitados. Contigo.

-¿Pero yo sola? ¿Con solo hombres?

-Exactamente, ahí está la idea. Serías la figura central de la fiesta. Mis invitados se llevarían una grata sorpresa. Desde el congreso no puedo quitarme de la mente lo bien que la pasamos contigo. ¡Y lo feliz que estabas tú!

-Sr. K, usted sabe que... bueno... me gusta... mucho. Quizás podríamos... usted y yo...

-No, no, olvídalo. Soy un hombre casado, no busco tener una amante, quiero a mi esposa. Otra cosa es, de vez en cuando, disfrutar del sexo, eso no daña a nadie. ¡Y tú, para eso, eres la mejor!

-Pero... ay, no sé. Esos hombres, si se dan cuenta de que solo hay una mujer... podrían decepcionarse...

-No te preocupes por eso. Quizás al principio. Pero cuando vean lo atractiva, seductora y cariñosa que eres... ¡y lo traviesa!

-Por favor, no diga eso, Sr. K!

-Lo digo de forma cariñosa, Lena.

-No soy una mujer de poca valía. Es solo que usted... yo...

-Escucha. He hablado con mis socios y les entusiasma la idea, de verdad, están ansiosos por ello.

-¿En serio? ¿No preferirían estar con otras mujeres?

-¡Para nada! Los cuatro ya han estado contigo, así, todos contra uno, y no desean nada más que repetir la experiencia.

-¿En serio? Es verdad que la pasamos bien, no puedo negarlo. Ay, no sé, Sr. K. ¿Y si mi novio se entera?

-No tiene por qué. Te lo aseguro, los invitados son personas muy respetables. Además, recibirías una buena suma de dinero si aceptas venir a la fiesta. Cada año gastamos mucho en las mujeres, todas excepcionales, por lo que esta vez, todo sería para ti.

-No, Sr. K, me sentiría como una mujer de compañía, y yo no... en absoluto... no tengo nada que ver con eso. Además, usted sabe que me va muy bien en la vida con mi trabajo como arquitecta.

-Entiendo, eres una arquitecta, una gran profesional, de las mejores, además de ser culta y elegante. No lo veas como si te estuviéramos pagando, sería más bien un obsequio, una muestra de agradecimiento por permitirnos estar contigo.

-No, no... yo, tal vez, bueno, podría hacerlo por usted, para... reconocer lo bien que se porta conmigo...

-Y también porque disfrutas mucho del sexo. ¡Y con varios hombres, je, je, je! Mira,si estás interesado, simplemente... qué te parece si te compramos obsequios! Regalos que en verdad serán para nosotros, para deleitar nuestra vista, todos ellos muy sexys, ropa interior de fantasía, joyas hermosas y costosas, juguetes eróticos... cosas para ti, pero también para que disfrutemos juntos.

-¿Y están seguros de que son caballeros bien educados y amables?

-Sí, por supuesto, individuos sumamente distinguidos! Muy respetables! Verás lo cordiales que serán contigo!

-Ay, no estoy segura. No digo que la idea no me atraiga... Quiero mucho a mi novio, pero... ¿Y si a usted le parecería bien que yo...?

Mi pareja se dejó influir en cierta medida para complacer a su jefe, pero también por ser el centro de atención entre hombres tan destacados. Así que organizaron todo, el jefe de mi pareja deseaba que fuera un éxito, y llegó el día de la celebración. Lena me comentó que tendría una cena de trabajo y después se hospedaría en casa de una colega para evitar conducir en caso de tomar algo. Mi primera sorpresa fue al verla lista para la cena. Estrenaba un atuendo muy corto, blanco, refinado, aunque bastante escotado y atractivo, junto con unos zapatos de tacón altísimo. Desconocía que su conjunto era de alto costo y formaba parte del regalo del señor K por participar en el evento, por ser la musa.

-Voy así de elegante ya que, bueno, ya sabes, son individuos influyentes, arquitectos, personas de negocios y demás... aunque, en realidad, no es tan caro. – mintió.

-No, te ves hermosa, espléndida! Pero...

-Gracias, cariño! – y me da un beso antes de marcharse.

No experimenté una segunda y mayor sorpresa porque no miré por la ventana. Una lujosa limusina la esperaba justo frente a la entrada del edificio. Desconocía que llevaba un sostén de encaje, que prescindía de ropa interior y que tenía un tapón de oro puro insertado en su ano. Estos eran algunos de los obsequios e instrucciones del señor K que ella estaba deseosa de cumplir.

Al llegar a la sala alquilada para la celebración, ve que el señor K la aguarda en la entrada. Se alegra al verlo tan elegante. Él la saluda con un beso en los labios, elogia su apariencia, la toma del brazo y entran. Los invitados los reciben con aplausos, todos ellos caballeros bien vestidos y refinados.

-¡Qué guapa!

-¡Menuda mujer!

-¡Qué elegante!

-¡Qué mujerón!

-No parece una trabajadora del sexo!

-¡Porque no lo es! Es una de las mejores arquitectas del estudio.

-¿En serio? ¿Pero entonces...?

-Dicen que es muy apasionada y que le encanta el sexo, le gusta estar con varios hombres.

-¿Ah, sí? ¿Con varios hombres? ¿Y no es trabajadora sexual?

-¡Para nada! Simplemente le gusta mucho el sexo, disfrutar de él y hacer disfrutar a los demás!

-¡Yo ya me pongo cachondo solo con verla! ¡Se mueve de manera muy sensual!

-¡Diría que no lleva ropa interior!

-¡Oh, si casi muestra las nalgas por completo!

-¡Qué atractiva es la chica!

-¡Menuda mujer!

-¡Qué acierto ha tenido este señor K!

-Pero... ¿una sola mujer?

-Dice que ya veremos, ¡seguro que ella querrá estar con todos nosotros!

-¡Sí, le encantará complacernos a todos!

-¡Y estará deseosa de hacer todo lo que le pidamos!

-¡Parece que cuanto más desinhibida, mejor!

-¿Y dices que no es trabajadora sexual?

-No, no lo es, es una excelente arquitecta. Y además tiene novio.

-¡Vaya suerte la de ese chico!

-¡Es irresistible!

Los asistentes la saludan, le dan un par de besos y quedan cautivados por su fragancia, producto de un costoso perfume y de su intenso aroma femenino. Más de uno se excita simplemente oliéndola. Se sienta al lado del señor K y de don Benito, un hombre bastante mayor a quien presentan como uno de los jueces con mejor y más extensa experiencia del país. Unos camareros muy elegantes, apuestos y amables sirven la cena, con platos exquisitos y de alto valor. Los caballeros se comportan con suma cortesía en la mesa, todos dirigen su atención hacia mi novia, deseosos de.

captar su interés, sorprendiéndose de lo astuta, agradable y educada que es. Pero todos esperan ansiosos que termine la cena y poder presenciar lo que el señor K les tiene preparado junto a ella.

A las once de la noche, mientras disfrutan del café, copa y puro, el señor K se levanta y se dirige a sus comensales:

-Caballeros, ahora nuestra distinguida invitada especial, Lena Sala, como pueden apreciar, una mujer muy hermosa, una de las mejores arquitectas del país y a quien tenemos el honor de contar en mi estudio, les va a deleitar con un número especial que, seguramente, les encantará y complacerá. Y recuerden, ella es una mujer muy refinada y elegante y entre todos debemos asegurarnos de que se sienta feliz, tratada con el respeto y la cortesía que se merece. Ella no es una persona cualquiera, no está aquí por dinero, es una invitada de honor.

-¡Gracias, señor K! – responde Lena, sonrojada. Su jefe le tiende la mano y la invita a dirigirse al centro de la sala, un espacio despejado con las mesas alrededor. Todos aplauden.

Las luces se apagan y unos focos se encienden iluminando a mi pareja. Una música sugerente comienza a sonar y ella empieza a moverse sensualmente. Pasados unos minutos, sube un poco el dobladillo de su vestido blanco, sin revelar demasiado, pero ya empiezan a escucharse silbidos y algunos aplausos, junto con los típicos piropos de "¡guapa!". Lena se da la vuelta y continúa bailando de espaldas al público. Juega con su falda y muestra brevemente sus glúteos, lo que despierta la admiración de los espectadores. Ella percibe que están excitados y decide ir directo al grano, levantando su vestido hasta la cintura, mostrando así el trasero desnudo a todos. Se inclina un poco, separa sus glúteos y exhibe la joya en su ano. Todos aplauden. Se cubre con la falda y se vuelve hacia los caballeros. Luego se acerca a don Benito, se inclina ante él y le muestra el escote y casi sus senos mientras le da un beso en los labios. Regresa al centro de la sala, ajusta un poco su vestido hacia abajo y todos pueden apreciar el sostén y el magnífico escote. Hay aplausos y vítores. El señor K retoma la palabra:

-Parece que les gusta lo que ven. Caballeros, los que así lo deseen, pueden liberar su miembro. La señorita Sala quedará muy agradecida, le encantan los falos, ¿verdad?

-Sí, señor K, ¡me fascinan los penes! – guiña un ojo y todos aplauden.

Lena se sorprende al ver cómo todos los invitados exhiben un pene completamente erecto, mientras nota que su vagina se humedece y el flujo comienza a resbalar por sus muslos. El señor K la toma de la mano, la gira y la inclina ante todos, de modo que su falda casi se sube hasta la cintura y muestra todo su trasero.

-Ahora es un buen momento para tomar fotografías y, aquellos que deseen hacerlo, grabar videos. Pero les recuerdo que todo está siendo registrado por un equipo de técnicos profesionales y cada uno de ustedes recibirá una copia del video, en alta definición, para que guarden un bonito recuerdo de esta noche y de la señorita, una verdadera belleza. – todos vuelven a aplaudir.

El señor K indica a Lena que separe sus glúteos, mostrando así a todos el tapón de oro. Él juega con él dentro del ano de la chica hasta que lo saca de golpe, ante el suspiro de los caballeros y el destello de los flashes de los móviles. La belleza, longitud y grosor del tapón de oro sorprende a todos, al igual que el agujero grande, húmedo y sonrosado que exhibe mi novia.

-Como pueden ver, a nuestra invitada le encanta ser penetrada analmente, ¿verdad, Lena?

-Sí, en realidad, ¡ahora mismo estoy ansiosa, caballeros! – y separa aún más sus glúteos.

-¡Entonces no la hagamos esperar más! – exclama un caballero con el pene en la mano acercándose a mi chica.

-Esperen, esperen, don Fernandéz Comí, un poco de paciencia. Siéntese, por favor. ¡A ver, un voluntario! – todos levantan la mano y gritan "yo". – Usted, señor López de la Cosa, sí, aplique lubricante en el ano de la dama. Sí,

De acuerdo, de acuerdo… Ahora, por favor, penetre con un dedo y experimente sensaciones en su retaguardia.

-Sería mejor usar más de un dedo, señor K! – sugiere mi pareja.

-Sí, por supuesto, introduzca más dedos en su ano!

El señor López de la Cosa no duda y poco a poco introduce los cinco dedos y casi la totalidad de su mano.

- ¡Qué ano tan cálido! ¡Ardiente! -exclama.

-Gracias, señor -dice mi pareja entre jadeos, sintiendo gran placer y notando cómo el líquido fluye por sus muslos, goteando hacia el suelo.

-Muy bien, ahora observen esto! – anuncia el jefe de mi pareja.

Lena se gira hacia los presentes y se agacha. Todos contemplan su entrepierna abierta y húmeda, tan empapada que ya humedece el suelo. El señor K se acerca con otra tapón anal, esta vez de gran tamaño, y lo coloca en el suelo debajo de ella.

-La señorita Lena desea tener su ano bien dilatado para que quepan todos los interesados. Verán cómo sigue ampliándose para recibir a los demás. He experimentado su retaguardia y nunca he gozado de una experiencia mejor, tan sensual y deliciosa!

-Oh, gracias, señor K, es usted muy amable! -todos aplauden.

Ella comienza a sentarse en el enorme tapón y gradualmente lo va introduciendo en su ano hasta alcanzar casi la mitad. Todos quedan asombrados y la animan. Lena empieza a gemir y suspirar.

-No puedo, no puedo resistir más, oh, me corro, me corro! -exclama ante el intenso orgasmo y todos se maravillan al ver cómo expulsa potentes chorros de fluido.

-Caballeros, como pueden apreciar, a la chica le encanta exhibirse frente a todos. ¡Quien desee, puede masturbarse y eyacular sobre nuestra invitada!

-Sí, sí! -aplaude mi pareja. - ¡Rocíenme con su esperma, por favor! Ah, um, oh!

La audiencia se levanta y se sitúa alrededor de Lena. Los más excitados ya están eyaculando sobre ella y en cuestión de minutos todo su cuerpo está empapado mientras sigue teniendo orgasmos, con casi todo el enorme tapón en su ano, acariciando su clítoris. El señor K ya no puede contenerse, saca su miembro erecto y eyacula en el rostro de mi pareja; ella se relame y traga lo máximo posible.

-Tu leche es deliciosa, señor K, hmmmm!

-Muy bien, caballeros, ahora, para concluir esta parte del espectáculo, la chica va a dar placer a sus miembros con su boca y dejarlos bien limpios. Verán que es toda una experta en la materia! -comenta el anfitrión.

Lena, ansiosa por complacer a los hombres, se acerca a don Benito y comienza a succionar y lamer su pene. Ante la multitud de penes, decide tomar dos y luego tres en su boca. Enseguida muchos de los presentes están de nuevo erectos.

-¡Qué bien chupas, querida!

-¡Vaya mamadora! ¡Ya estoy excitado de nuevo!

-Muy bien, quienes ya hayan sido atendidos, siéntense, no, no se masturben, no vuelvan a formar fila, solo una vez por cada uno. Esperen, esperen, pronto comenzará la siguiente parte del espectáculo -anuncia el señor K.

Mi pareja se levanta, saluda a los espectadores, quienes la aplauden, y el señor K la acompaña hasta la puerta hacia una habitación contigua.

-¡Excelente actuación! ¡Has estado increíble! Y recuerda, no te limpies, no, Lena! A los caballeros les encanta así, cubierta de su semen.

-Pero, señor K, ¿no les resultará repugnante?

-¡Para nada, al contrario! Cuanto más provocativa te muestres, mejor. Ahora ve, lo sabes. ¡Hasta luego!

Tras unos diez minutos, mi pareja regresa vestida de forma provocativa, como una criada sexy, con una minifalda muy corta, dejando parte de su pecho al descubierto y mostrando parte de sus pezones, sin sujetador y, por supuesto, sin bragas. Luce un tocado blanco y un delantal diminuto de encaje. Unas medias negras de rejilla hasta medio muslo completan su atuendo. Con un plumero en la mano, simula limpiar las mesas, pero en realidad es para exhibir su escote a quienes tiene delante y su trasero.

que no para de moverse, a los individuos detrás.

-Caballeros, ¿se encuentran satisfechos con mi labor? ¿Desean algo más los señores? – contoneándose de forma muy seductora y simulando inocencia mientras exhibe sus encantos.

-El señor K alza la voz: "La sirvienta ha desagradado a los señores. Estás sucia de fluidos. Y además, tus muslos están empapados con tus secreciones. ¡Qué sucia!"

-Discúlpame, Lena responde con picardía, guiña un ojo y sube su falda para confirmar: "Oh, es que no llevo ropa interior…". Todos ríen y aplauden.

-"Te mereces un correctivo por tu comportamiento tan inapropiado. Afortunadamente, contamos con un juez aquí. Don Benito, ¡haz justicia!"

-"¡Será un placer!" - responde alegremente mientras sienta a mi novia en su regazo, levanta su falda para revelar sus nalgas y le da unos toques con un plumero - "¡Oh, pero señorita, me está manchando el pantalón con tus fluidos!"

-"¡Oh, esto me excita mucho!"

-"¡Eres una cochina! ¡Una cochina muy hermosa, eso sí!"

-"¡Oh, gracias, señor! Golpéame, golpéame en mi trasero, ¡me lo merezco, señor juez! ¡Hasta que quede bien enrojecido! ¡Ay, ay, ay!"

-"Creo que la criada necesita un castigo más severo por su comportamiento repugnante", dice el juez después de algunas nalgadas, fingiendo estar enojado. "La condeno a… bueno, ya lo verán. ¡Guardias, detengan a la chica y ejecuten la sentencia!"

-"¡No, por favor!" - suplica mi novia para dar más realismo a la farsa.

Los camareros entran, ahora transformados en agentes de la ley, y llevan a la chica. Después de unos minutos, regresan empujando una plataforma con rejas, simulando una celda de prisión, y dentro está Lena completamente desnuda, atada a las rejas de pies y manos, amordazada y con una cuerda envolviendo su cuerpo, además de tener un ramillete de bolas chinas en su vagina y ano. Aun así, ella no puede evitar segregar fluidos que empapan la base de la plataforma.

-"Señorita Sala, ¿se compromete a comportarse correctamente a partir de ahora?" pregunta el juez. Ella asiente con la cabeza y uno de los falsos guardias le quita la mordaza.

-"¡Sí, señor! ¡Seré una buena chica! ¡Y muy pulcra!"

-"Bien, pero ¿seguirá siendo usted promiscua para nosotros?"

-"Sí, eso es, ¡señor juez! ¡Para todos! ¡La más libertina para ustedes!"

-"De acuerdo... Entonces, bajen las rejas de la celda. ¡Dos voluntarios! ¡Sáquenle las bolas chinas de la vagina y el ano a la condenada!" - inmediatamente, varios invitados con sus miembros erectos se levantan y van retirando las bolas de la chica.

-"¡Sin contemplaciones!" ordena el juez y los dos afortunados extraen las bolas de la chica, provocando chorros de fluidos, hasta que solo quedan dos dentro, las más grandes, que finalmente son retiradas de golpe, dejando al descubierto dos agujeros muy abiertos, sonrosados y empapados.

-"¡Oh!" - se admiran los presentes y aplauden.

-"Ahora, dos voluntarios más. Señor K, entréguele el castigo a la chica. Hmm, son bastante grandes", mi novia abre los ojos asombrada, "¿Crees, señorita, que podrás soportarlos?"

-"Sí, sí, me dilataré lo suficiente, abriré los dos orificios para que puedan entrar hasta el fondo, sí, sí, ¡por favor! ¡Lo deseo, me merezco el castigo por ser una sirvienta tan descuidada!"

-"¡Adelante!" los dos caballeros toman los enormes consoladores y la penetran tanto por la vagina como por el ano - "¡Presionen más, más adentro!"

-"Sí, miren señores, me abro más, hum, oh, para que entren correctamente. ¡Aprieten más, más, ah, ah, hmm!" Lena vuelve a estallar en un orgasmo ruidoso mientras los juguetes la penetran hasta lo más profundo.

-"Parece que más que un castigo, esto es un premio para la señorita. Ahora, dos voluntarios más. Señor K, perfecto. Señorita Sala, abre más tu vagina y ano porque también deben ser penetrados" -

Ahora les muestra un tapón y un juguete sexual transparente.

-Oh, qué emoción! - exclama mi pareja.

Los afortunados logran unir los nuevos juguetes a los otros hasta la mitad, entre gemidos y suspiros de la mujer.

-Muy bien, muy bien. Bueno, acérquense caballeros, observen los magníficos agujeros de la mujer, se ven claramente con los juguetes transparentes. Pueden acariciar su trasero, sus pechos, sus mejillas...

-¡El clítoris también, por favor! - pide mi novia.

-Han escuchado a la dama, también el clítoris, adelante, uno por uno, ¡a castigarla!

Los hombres se acercan a Lena y la acarician en todas las zonas no cubiertas por la cuerda. Uno la acaricia con un plumero. Ella no deja de disfrutar.

-Si alguno está demasiado excitado, ¡puede eyacular sobre ella!

-¡Sí, sí! - exclama ella, recibiendo chorros de semen por todo su cuerpo, lo cual la excita aún más y le provoca múltiples orgasmos. El juez y el señor K son los últimos en eyacular sobre mi novia, el primero en sus senos enrojecidos y el segundo en sus labios, nariz y barbilla. Ella saborea.

-Caballeros, muy bien, muy bien. Para finalizar el castigo y dejarla finalmente limpia, aquellos que lo deseen pueden orinar sobre la señorita.

-Oh, eso no estaba planeado. ¡No! - exclama mi novia al recibir el primer chorro en su rostro. - ¡Qué asco!

Los señores se acercan y rodean a Lena, quien recibe la orina con cierto morbo. La mayoría apunta hacia su entrepierna, su trasero, sus pechos y su rostro. Ella se siente sucia, pero al mismo tiempo más excitada que nunca.

-¡Muy bien, muy bien! La señorita ha cumplido su castigo.

-Y debo decir que lo he disfrutado, señor. - reconoce Lena cubierta de orina. - Es desagradable, pero lo he disfrutado.

-Sí, no hay duda, es increíble lo atrevida que es usted. Muy bien, guardia, pueden liberar a la chica. - los camareros disfrazados se llevan a Lena.

-Señor K, ¡ha superado sus expectativas esta vez! - reconoce el juez.

-¡Gracias, gracias! Con una chica como esta, es fácil complacerles, caballeros. Pero, esperen, aguarden un momento, comienza la siguiente etapa del espectáculo. Observen, está por llegar. Les presento a la princesa de uno de los reinos más ricos y antiguos. ¡Su majestad, la princesa Lena! ¡Todos, inclínense ante ella!

-¡Oh, qué hermosa!

-¡Qué mujer más atractiva!

-¡Y qué provocativa!

Comienza a sonar una música solemne y mi pareja aparece ante todos en un palanquín sostenido por sirvientes. Se levanta y los espectadores se maravillan ante su nueva princesa. Viste un traje blanco, muy ajustado y transparente, sin ropa interior, con joyas de oro y brillantes en distintas partes de su cuerpo, y una corona en su cabeza. El señor K toma la palabra:

-Hoy se han reunido en el palacio los príncipes de los mejores reinos para cortejar a la princesa más hermosa. Les informo que, aunque los sirvientes le han puesto el mejor perfume, ella aún no se ha bañado, por lo que podrán percibir su esencia y fluidos corporales, así como semen y orina en su piel noble. Solo uno de ustedes ganará su corazón. ¡Quien ella elija! ¡El más amoroso, valiente, fuerte y poderoso!

-¿Solo uno? - se queja la princesa.

-Sí, solo uno. Pero antes, todos ustedes deberán pasar por la prueba para que ella pueda escoger.

-Ah, en ese caso... está bien.

-Preparen a la princesa para que los príncipes puedan superar la prueba.

Los sirvientes, antes camareros y luego guardias, toman a mi novia entre sus brazos y la sientan en la mesa del señor K. Le bajan el vestido.

Llega hasta la cintura y todos se maravillan de sus senos perfectos.

-Princesa, os ruego, tomad un pecho con cada mano y presentadlos a vuestros servidores para que los succionen y los preparen para vuestros pretendientes.

Ella coge un seno con cada mano y los ofrece a dos criados que comienzan a succionar ávidamente. Luego, se recuesta en la mesa y dos criados le suben el vestido hasta la cintura convirtiéndolo en un cinturón. Aun siendo succionada, le elevan las piernas y las separan para que todos vean su sexo y su trasero abiertos, sonrosados y húmedos. Varios criados acarician la vulva y el trasero de mi novia y de inmediato otro se acerca con un tapón de oro y juega con él en su ano. Otro sirviente juega con el dildo transparente en su vagina, provocando un efecto de aumento. Ella gime y jadea. Todos aplauden. Después de unos minutos, el señor K ordena:

-¡Suficiente, deténganse, lacayos!

-No, señor K, ¡por favor, no paren! - ruega mi novia entre jadeos, con las piernas abiertas, acostada de espaldas, con los criados succionando sus senos y otros jugando con los dildos dentro de ella.

-Sí, princesa. ¡Sé que lo disfrutáis!

-¡Mucho, sí!

-Pero ahora que estáis preparada, con vuestro coño y trasero abiertos, calientes y mojados, es cuando los príncipes deben demostrar su valía.

-Sí, sí, es verdad. Lo anhelo. ¡Venid, venid! Príncipes, acercaos y mostrad vuestras armas ante vuestra amada princesa. Alrededor de mí, por favor.

Todos los caballeros vuelven a tener sus miembros erectos y ella se pone a cuatro patas sobre la mesa, con el vestido como cinturón y con el dildo en la vagina y el tapón en el ano, gatea acercándose uno a uno para examinar detenidamente el miembro erecto que le presentan. Da un lengüetazo a cada pene, un pequeño sorbo y un beso en la punta. Después de pasar por todos, la princesa anuncia:

-A ver, príncipe de la barba rubia, ¡quiero que seas el primero en superar la prueba! Deseo que demuestres tu hombría delante de todos. Puedes elegir cuál de mis agujeros de princesa deseas aprovechar.

-¡El trasero, el trasero, muero por ello! ¡Toda la noche he deseado poseerte!

-Muy bien, también deseo que penetres mi trasero, señor, ¡que seas el primero en empalarme! - se coloca en posición de perrito y el señor de la barba rubia le quita el tapón de golpe y, sin dificultad alguna, penetra a mi novia que comienza a gemir y suspirar; la penetración es intensa y ella lo celebra con un orgasmo. – ¡Oh, qué vigoroso, señor! ¡Más, más! Ahora, mi vagina quiere uno de vuestros falos, caballeros, ansío una doble penetración, adelante, adelante, príncipe de las gafas verdes, sí, sí, poseedme, poseedme, mirad, levanto el trasero para vos y podéis copular así, por detrás, oh, sí, sí, ¡oh, hmmmm, qué delicia, gracias! Permitidme ser bañada en semen, caballeros. Un príncipe más, adelante, os elijo a vos, sí, vos, el de la camisa azul claro, sí, sí, apuesto, venid, penetrarme la boca y dejadme tragar todo vuestro néctar, oh, mmm, me ahogo, ay, qué larga y gruesa, oh, me encanta, ¡ah! Todavía deseo a otro para mí, tú, el atractivo calvo, sí, sí, ¡túmbate así, veamos, junta tu miembro al del otro príncipe en mi vagina de princesa, espera, espera, así, muy abierta para ti. ¡Oh, ah, qué placer, más fuerte, más! Por favor, dos príncipes que maméis mis senos, que están a punto de explotar de deseo, así, así… ay, oh…

Todos los hombres disfrutan de mi novia, algunos en múltiples ocasiones. Se van turnando y ella los complace, a veces con dos penes en la vagina y uno en el trasero mientras masturba a dos más, succiona a otro y dos caballeros le succionan los senos; en otro momento es capaz de recibir tres miembros en el trasero mientras dos hombres estimulan su clítoris y ella succiona dos penes… Todos van disfrutando con todas las combinaciones posibles. Al cabo de unas horas:

-Princesa, vuestros caballeros ya están exhaustos.

-Oh, pero yo… aún… ¡miren mi estado! – se sienta en una mesa, abre las piernas y muestra su entrepierna muy abierta y totalmente mojada con sus fluidos y el semen de los caballeros – por favor, ¡necesito más de ustedes!

-Bien, camareros, complazcan a la señorita! – ordena el señor K.

-¡Sí, sí, por favor!

-¡Hemos estado esperando esto toda la noche!

Los camareros no pierden tiempo y se colocan en fila india. El primero penetra la vagina de mi pareja de forma abrupta y ella responde con un orgasmo instantáneo.

-¡Ah, oh, mmm! ¡Por favor, que dos me estimulen los pechos, están a punto de explotar de deseo! ¡Sí, sí, así, muy bien! Y el trasero, el trasero, ¡alguien introdúzcame por detrás, me quema! ¡Así, sí, de a dos, ah, ah, me muero, me muero!

Un tiempo después, los camareros han eyaculado en Lena varias veces y están completamente satisfechos. Ella se pone de pie, cubierta por completo de semen, con su entrepierna y recto goteando, y se acomoda el vestido. Con gran dignidad, declara:

-Tras probar a todos los hombres del reino, yo, vuestra princesa, elijo al caballero Señor K como mi príncipe. ¡Señor K, acérquese por favor y hagamos el amor! – todos aplauden y el jefe de mi pareja se acerca a ella, la tumba en la mesa, le sube el vestido y la penetra con su miembro erecto. Comienza un vaivén muy placentero y la chica disfruta de múltiples orgasmos.

-Caballeros, los interesados pueden acercarse a ver cómo nuestra princesa disfruta. Y los que estén excitados, pueden masturbarse sobre ella mientras la penetro.

-¡Sí, sí, por favor! ¡Vengan, vengan, caballeros! ¡Los camareros también! ¡Dame más fuerte Sr. K, más, más, ah, ah! ¡Oh, oh!

La celebración concluyó a las once de la mañana. Mi pareja llegó a casa en la limusina. Al preguntarle, me comentó que era un gesto muy amable por parte del Sr. K y que se retiraría a dormir porque estaba exhausta. Debo admitir que, a pesar de lucir cansada, se veía particularmente bella y olía muy bien. ¡Es un amor!

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