Antes de que mi pareja saliera del baño, dejé el teléfono donde estaba, pero le envié un mensaje a Juan que decía "¿Me envías un video para asegurarme de que es reciente y no una falsedad?". Cuando ella salió del baño solo llevaba puesta su ropa interior y el cabello mojado y oscuro que le caía un poco más allá de los hombros; es una mujer hermosa, sus ojos negros y profundos me miraban nerviosos, quizás buscando algún indicio en mí.
Sin embargo, no logró percibir nada porque mi excitación ya era muy intensa y me lancé sobre ella; de inmediato comenzamos a besarnos. No deseaba quitarle la ropa interior en ese momento y la idea de pasarle la lengua por encima de su lencería transparente y roja me excitó. Debo admitir que me sentía herido, aunque entendía que ella pudiera engañarme, o que a estas alturas de la vida ya no me sorprendiera tanto y reitero, yo también lo haría.
Lo que nunca antes había hecho estaba por suceder en esos instantes: involucrar realmente a un tercero en nuestra relación sexual, aunque fuera de manera virtual.
Quise llevarla de inmediato al dormitorio solo para descubrir qué mentira me diría para arrebatarle su celular; evidentemente, estaba nerviosa.
La forma en que lo hizo me causó gracia, comenzó a desabrocharme los pantalones, a besarme el miembro que ya estaba húmedo por lo que acababa de hacer unos momentos antes con su celular; cuando le dije "vamos, así me haces sexo oral en la habitación", rió y me propuso algo que nunca habíamos hecho: ¡grabarnos teniendo relaciones sexuales!
Me sorprendió lo que alguien puede inventar cuando está acorralado y necesita idear algo. Sin mirarla a los ojos, acepté, y le indiqué que continuara mientras la filmaba en el proceso.
Vi en sus ojos que no había logrado su objetivo, pero supongo que pensó que era mejor algo que nada y que en algún momento podría convencerme.
Mientras avanzaba con ella practicando sexo oral y mirando a la cámara, algo incómodo pero lo único que ella aceptó, vi que llegó un video por WhatsApp; seguramente era el video de Juan, acompañado de un mensaje que decía "Ahora solo pienso en tenerte por primera vez. ¿Tienes pareja?"
Estaba nervioso, excitado, enojado y sin la menor idea de qué hacer. En ese instante, pensé que el tipo no sabía que tenía pareja, es decir, no me sentí traicionado por él, lo cual me alivió y quitó el peso de ser engañado, pero, por otro lado, me enfadó más con ella, porque no solo me engañaba, sino que además había ocultado esa información seguramente a propósito.
No sé por qué, pero en ese momento le respondí que no; ella preguntó qué ajustaba en el celular, y le dije que estaba ajustando el enfoque. Inmediatamente llegó el mensaje de él diciendo: "Ya he terminado por ti, ahora envíame un video tú."
Supuse que el video mostraría una masturbación, por lo que no lo abrí y decidí filmar la felación que mi pareja me estaba realizando para enviárselo y que supiera que su colega de trabajo no tenía pareja (según ella había hecho creer a su compañero), pero en ese momento estaba practicando sexo oral con otra persona.
Entonces le contesté: "Ahora te enviaré un video de lo que haré en un rato, pero me da mucha vergüenza. No estoy seguro de si enviártelo."
De inmediato, empecé a grabar a Lucía de todas las formas posibles y a decirle cosas que muchas veces le había mencionado, ¡pero ahora podrían ser reales!
"Vamos, sigue, hazme sexo oral, actúa como si apenas me hubieras conocido y fuera nuestra primera vez; finge que no sabes que te pagaré como siempre y que soy alguien nuevo." "Gánate el dinero, zorra." En ese momento me acerqué a su oído para besarla, sabiendo que era una de las últimas veces que lo haría, y le dije suavemente.
para evitar ser capturados en la cámara "simulé ser Juan", ella se rió porque no era la primera vez que jugábamos a seducir a alguien que acabábamos de conocer en una salida o incluso fantaseábamos con amigos en común.
Entonces, comenzó a practicar sexo oral con entusiasmo, su pareja realmente la había excitado mucho, desahogué un poco mi enojo dándole una cachetada, a lo que ella respondió riendo mientras le repetía "qué atrevida eres!" "Hoy te recompensaré más"
Con mucha excitación, ella intentó meter mi pene en su boca lo más profundamente posible, afortunadamente no le cabía todo, por lo que cuando el otro descubriera la verdad (si alguna vez lo hacía), quedaría bien parado, puede que para algunos hombres sea una tontería, pero es la realidad.
Dejó de lado mi miembro para deslizar su lengua ansiosa por mis testículos y luego continuó hacia abajo para empezar a introducir su lengua en mi ano, "¡no ahí! ¡porque aún no me he bañado, maldita puta!" Pero ella, sabiendo que era parte de nuestro juego habitual, se esforzaba más en estimular mi ano, aunque en realidad lo había higienizado previamente para ella.
Mientras me practicaba sexo oral en el ano, sus manos con uñas no tan largas, pero notables por su cuidado, me masturbaban de forma placentera. Al tener su lengua y su otra mano en mi ano, se dio cuenta cuando estaba a punto de eyacular y retiró bruscamente su lengua de mi trasero para comenzar a succionar con entusiasmo, excitada por la idea de recibir el semen de su pareja.
Así fue, apenas salieron los primeros chorros, permaneció quieta recibiendo todo y luego procedió a realizar lo que solía hacer: permitir que los siguientes chorros, más lentos, recorrieran mi pene para lamerlos como si fuesen un helado.
La miré, no pude decirle "te amo" como solía hacer, pero ella, con mi miembro entre sus manos y terminando de ingerir todo mi semen, me expresó su amor, mirándome a los ojos. Les juro que, de no haber leído esos mensajes, habría seguido creyendo en ella como lo hice hasta ahora.
Mientras se levantaba, le pedí que se vistiera, lo cual le sorprendió, ya que normalmente después de satisfacer a uno seguía con el otro, pero quizás pensando en salir a dar una vuelta, me hizo caso.
Mientras se vestía y yo contemplaba por última vez su desnudez, la cual echaría de menos sin duda, revisé WhatsApp y observé quince mensajes de Juan, con emojis, ruegos y alguna foto de su órgano sexual.
Por lo tanto, respondí "está bien, te enviaré lo que hice hace un momento para ti"
Le envié el video, ella estaba terminando de vestirse, lo envié para guardar una copia, me puse el pantalón, le dije que saldríamos a comprar algunas cosas, le alcancé su celular, "tu idea fue genial, te veías espectacular y muy sensual". Ella sonrió y mientras terminaba de calzarme, imaginé que revisaba su propio celular para descubrir la verdad acerca de aquel mensaje de su pareja, que ya parecía tan lejano en ese momento.
Cuando llegué a la puerta, ella estaba concentrada mirando su celular, incapaz de voltearse a verme, "Thiago, perdóname, te juro que te amo". Y yo les prometo que, en el fondo, le creí y la comprendí; de hecho, no habría terminado la relación si ella me lo hubiera confesado en algún momento. "Lo importante es siempre decir la verdad y buscar la emoción y la diferencia que puede aportar una relación sin expectativas, pero siempre con sinceridad. Hemos hablado de eso muchas veces, adiós"
Abrí la puerta, busqué su mirada para transmitirle mi enojo en ese momento, pero su expresión abatida no me dio esa oportunidad. Al cerrarse la puerta, a pesar del dolor, me sentí aliviado y seguro de algo: ahora sabría cómo actuar sexualmente en futuras relaciones.
Pero eso es tema para otra historia.
Gracias por leer hasta aquí.
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