Silvia, mi diablilla pelirroja


Escuchar este audio relato erótico
0
(0)

Mi nombre es Lorena, tengo treinta años y deseo contarles mi primera vivencia lésbica. Para que se hagan una idea, soy una mujer de 1,65 metros, con el cabello corto hasta los hombros, de tono castaño, ojos verdosos. Mis senos tienen un tamaño normal, pero destaco por mi buen trasero.

Trabajo en las oficinas de una empresa importante y allí conocí a Silvia. Ella ha sido mi compañera desde que empecé, una chica pelirroja, de piernas largas y unos hermosos ojos azules. Nunca me habían atraído las mujeres, siempre creí que solo me interesaban los hombres, pero desde que la conocí, no pude evitar pensar en ella en cada momento. Sus movimientos me tenían cautivada y mis ojos siempre se posaban en sus labios, lo que me llevó a preguntarme qué pasaba con esa chica.

Desde el primer instante conectamos, nos hicimos buenas amigas y el ir a trabajar se convirtió en uno de los momentos más gratos del día para mí. Lamentablemente, nunca nos encontrábamos fuera de la oficina, pero un día eso cambió. Era viernes, quedábamos solo cuatro personas trabajando hasta tarde, entre ellas, Silvia. Estábamos a punto de recoger nuestras cosas para irnos cuando se acercó a mi escritorio.

- Oye, Lore, ¿te apetece salir a tomar algo esta noche? - me propuso - No tengo planes y no quiero quedarme en casa.

- Claro, sin problema, ¿nos vemos a las 8?

- ¡Perfecto! Nos encontramos en el bar Moon Light, ¿te parece bien?

- Hasta luego.

Regresé a casa rebosante de alegría. ¡Iba a estar a solas con ella fuera de la oficina! Tan pronto llegué, me di una ducha relajante y me arreglé con esmero. Además, elegí mi mejor lencería. No sabía qué depararía la noche, pero también se puede vivir de ilusiones.

Diez minutos antes de las ocho ya me encontraba en el bar, sentada en una mesa al fondo con una cerveza en la mano. Necesitaba calmar mis nervios como fuese. Y en ese instante la vi llegar, tan hermosa como siempre. Vestía un elegante vestido negro que resaltaba cada una de sus curvas, unos tacones del mismo tono que perfilaban sus largas piernas y su cabello pelirrojo alborotado. Se me secó la boca, literalmente. Llegó a la mesa y, luego de saludarme con dos besos, se sentó a mi lado.

- ¡Este lugar es fabuloso! - exclamó - Me encanta.

- Sí, realmente es muy agradable.

Pidió su bebida y comenzamos a charlar. La conversación, en verdad, me ayudó a relajarme. Un par de horas más tarde, con una cerveza adicional en mi organismo (ya que no suelo beber mucho), me encontraba algo alegre. En ese momento percibí que Silvia estaba muy cerca de mí, incluso podía contar cada una de sus pecas.

- Me encantan tus pecas - deslicé mi mano por su nariz - Te quedan muy bien...

- Gracias, es muy amable - posó su mano sobre mis hombros - Me gusta lo suave que es tu piel.

- Emmm, gracias... - murmuré sonrojada y un tanto excitada al sentir su tacto sobre mi piel.

- Oye, ¿alguna vez te han dicho lo hermosa que eres? - inquirió.

- Emm, no estoy segura, yo... - me estaba poniendo muy nerviosa. Además, ella se acercaba cada vez más a mí.

- Lore, seré muy sincera - sus labios prácticamente rozaban los míos - Me atraes, me atraes muchísimo. Creo que he estado excitada desde el día en que te conocí. Así que, ahora, voy a besarte y después, si decides que no quieres volver a tener contacto conmigo, lo entenderé, pero no me iré sin saber cómo saben tus labios.

Apenas pude asimilar sus palabras cuando sus labios se apoderaron de los míos. Al principio me resultó extraño saber que era una mujer quien me besaba, algo que nunca antes había experimentado. Sin embargo, poco a poco fui relajándome y le correspondí el beso con pasión. Era imposible resistirse.Dejar de besarla, nuestras lenguas se buscaban mutuamente. Fue, sin lugar a dudas, el mejor beso que había experimentado. Seguimos besándonos apasionadamente hasta que, por la falta de aire, tuvimos que separarnos. Permanecimos mirándonos a los ojos hasta que ella rompió el silencio.

- Parece que lo disfrutaste - sonrió de forma muy seductora.

- Luces espectacular, Lore - se relamió - Vamos a pasarla genial.

- Yo... - comencé a hablar con mucha excitación - Nunca he estado con una mujer - otro pellizco, otro gemido - Pero quiero hacerlo contigo. Ahora.

- Diosa mía - su voz sonaba entrecortada, ardiente - Me estás poniendo muy cachonda.

- Necesito saber a qué sabe esta delicia - acercó su rostro y lo lamió de arriba abajo lentamente - Delicioso.

- Eres un sueño, Lore - dijo acariciando mis pechos.

- Quiero que disfrutes también, Silvia - me envalentoné y me arrodillé para quitarle el tanga - Si algo no te agrada, házmelo saber, nunca he hecho esto.

- Será maravilloso, estoy segura.

- Ahora ponte tu ropa y nos iremos a mi casa - me besó apasionadamente - La noche apenas comienza...

Continuará.

Si les ha gustado, déjenmelo saber en los comentarios y publicaré más partes.

¿Te ha gustado este relato erótico?

¡Haz clic en las estrellas para puntuarlo!

Puntuación promedio 0 / 5. Recuento de votos: 0

Hasta ahora, ¡no hay votos!. Sé el primero en puntuar este relato.

Ya que que te ha gustado este relato...

Puedes compartirlo en redes sociales!

¡Siento que este relato no te haya gustado!

¡Déjame mejorar este contenido!

Dime, ¿cómo puedo mejorar este contenido?

Otros relatos que te gustará leer

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Subir
Contacto | A cerca de Nosotros | Seguinos en Ivoox y en x.com