Voy a narrar la primera vez que, junto a mi antigua compañera sentimental, visité un local de intercambio de parejas en la ciudad de Cali, Colombia, conocida como la sucursal del cielo.
Comenzaré describiendo a Lisa (mi expareja, a la que cambiaré el nombre por motivos obvios), una mujer de 26 años, de constitución delgada, con unos senos pequeños pero deliciosos, cabello negro, ondulado y largo que llegaba hasta su cintura. Llevábamos alrededor de 5 años de relación, aunque las cosas no iban del todo bien en ese momento.
Un día, estando en mi hogar, empezamos a jugar a la verdad o reto, y en medio de los desafíos y las confesiones, le pregunté acerca de sus fantasías sexuales. Ella me insinuó que le excitaban los juegos de roles, aunque la verdad no era lo que esperaba, dado que la actuación no era lo mío. Cuando me devolvió la pregunta, le confesé que me intrigaba la idea de visitar un local swinger, donde las personas podían tener relaciones de manera libre.
Para mi sorpresa, su reacción fue distinta a la que esperaba, de hecho, me propuso buscar un lugar así para ir, algo que, obviamente, yo ya había investigado. Saqué mi portátil y le mostré un local que en mi opinión era el mejor en ese ámbito en nuestra ciudad. Tras analizarlo detenidamente, decidimos asistir en las próximas semanas, ya que se llevaría a cabo una fiesta de disfraces a la que, al parecer, acudiría mucha gente y sería la ocasión perfecta.
Llegó el día, eran alrededor de las 9 pm y fui a recogerla a su vivienda. Al verla, lucía su disfraz de diablilla sexy, con lencería de encaje totalmente negra, unas medias, un tanguita que apenas cubría su trasero y unos cuernitos, además del maquillaje que se había puesto.
Lisa: ¿Qué te parece?
Alex: ¡Guapísima!
Lis: ¿De verdad?
Alex: Sin duda, vamos, vámonos.
Por mi parte, opté por caracterizarme de policía, con unas esposas, un sombrero de policía, unas gafas y una camisa abierta. Nos dirigimos al lugar, aunque íbamos vestidos como si fuéramos a una discoteca normal, ya que era nuestra primera vez y desconocíamos el protocolo, por lo que no queríamos arriesgarnos a llegar con poca ropa sin conocer el ambiente y las personas presentes.
Al llegar, vimos que por fuera era una vivienda común y corriente, sin nada fuera de lo común, aunque los nervios nos invadían, finalmente decidimos entrar. Fuimos recibidos de manera muy amable, pasamos por una pequeña oficina donde pagamos la entrada y poco a poco observamos cómo llegaban parejas unas tras otras. Había jóvenes, algunos más mayores, confirmando que veríamos de todo.
Una pareja ingresó junto a nosotros, él un chico moreno alto y musculoso, debo admitir que me intimidó un poco con sus abdominales marcados. Junto a él iba una chica rubia, de buen cuerpo, con senos grandes y operados y un trasero que seguramente haría suspirar a más de uno.
Entramos en el mismo vestuario y, para mi sorpresa, Lisa comenzó a desvestirse frente a ellos, quedando solo en su lencería de encaje, mientras completaba su disfraz. En ese momento, vi cómo la rubia se desnudaba frente a mí, dejando al descubierto esos senos redondos que ya ansiaba saborear.
Para no dar muestras de ansias, nos cambiamos rápidamente y subimos al segundo piso donde se encontraba la discoteca. El ambiente pintaba muy bien, con muchas parejas, todas ellas disfrazadas de manera sensual, y se respiraba un aire de libertad.
Debo admitir que tenía planeado interactuar con otra pareja, sin embargo, Lisa era más reservada en ese aspecto y su intención era simplemente conocer y disfrutar del momento.
nosotros dos.
Mientras bailábamos, notábamos cómo varias personas se maravillaban de su esbelto cuerpo y de ese trasero, mostrando claramente su deseo de tocarlo. Yo, por mi parte, me sentía orgulloso de presumirlo y de agarrarlo frente a aquellos que lo anhelaban. Después de un tiempo, decidimos dirigirnos al área húmeda, que era una piscina con un bar, la cual se encontraba un poco vacía, solo había una pareja de alrededor de 35 años, ambos desnudos.
Nos ubicamos en un rincón y seguimos bebiendo, charlando, hasta que poco a poco más parejas fueron llegando y el ambiente se tornó más cálido. Las mujeres que llegaban estaban desnudas y comenzaban a interactuar con sus parejas, y algunos afortunados tenían a dos mujeres solo para ellos. Me metí en la piscina en bóxer y Lisa me siguió, indecisa sobre si quitarse el sujetador, al final optó por dejar al descubierto sus pequeños pero provocativos pechos ante todos.
Nos instalamos en uno de los bordes de la piscina y se acercó una pareja, una chica local llamada Diana, acompañada de un extranjero francés que hablaba español, llamado Ethan.
Diana: Hola chicos, ¿cómo están?
Lisa: Hola, encantada, soy Lis y él es Alex.
Diana y Ethan: Hola chicos, un placer. ¿Han venido aquí antes?
Alex: No, la verdad es que es la primera vez para nosotros. ¿Y ustedes?
Ethan: En realidad, es nuestra tercera vez, solo venimos cuando estoy en el país. Diana es muy complaciente conmigo, deja a su marido en casa y venimos a pasarlo bien juntos.
Sonreímos y luego nos miramos entre nosotros, incrédulos por lo que acabábamos de escuchar: Diana estaba casada y visitaba un bar swinger con su amante francés.
Diana: Bueno, basta de charla. ¿Ustedes interactúan con otras parejas?
Lisa: Directa al grano, Diana jajaja Pues la verdad no lo hacemos, y no sé si me animaría.
Diana: Qué lástima, Ethan. Vamos a buscar a otra pareja.
Ethan: De acuerdo, cariño, ve tú, yo te alcanzo luego.
Ethan decidió quedarse un rato más con nosotros conversando, especialmente con Lisa, quien seguramente no perdía la esperanza de algo con ella.
Después de un rato de charla, Ethan interrumpió.
Ethan: Oye, Lisa, ¿estás segura de que no te gustaría interactuar con alguien más?
Lisa: La verdad es que no me siento muy segura. Me gusta el ambiente, pero nunca hemos hecho algo así.
Me miró.
Alex: Tranquila, cariño, no te preocupes por mí. Lo que decidas hacer, está bien para mí.
Comencé a besarla lentamente en el cuello, mientras mis manos recorrían su cintura, descendían hacia su trasero y luego subían lentamente, acariciando sus pechos, mientras Ethan observaba la escena. Lo miré y comenté:
Alex: Oye, cariño, ¿permitirías que Ethan acariciara tus pechos? Mira su expresión, Diana lo ha dejado aquí y nosotros solo lo provocamos más y más.
Lisa me miró y dijo: ¿Estás seguro?
Alex: Sí, adelante.
Entonces, la desplacé lentamente hacia Ethan, quien no dudó ni un segundo en rodear su cintura con su mano derecha y acercarla a él, mientras con la otra empezó a acariciar uno de sus senos, moviéndolo en círculos lentamente, disfrutando cada momento. No sabía cómo sentirme, era la primera vez que alguien más tocaba a mi novia en mi presencia, pero decidí solo observar la escena. Ethan añadió su segunda mano y comenzó a acariciar su otro seno, sin contenerse más, la besó en el cuello, mi corazón se aceleraba, Lisa tenía los ojos cerrados y se concentraba en disfrutar de las caricias y besos de Ethan. Recordé y coloqué la mano de Ethan en una de sus nalgas, ambos entendieron que contaban con mi aprobación.
Ethan empezó a ascender lentamente hacia los labios de Lisa. Se miraron fijamente y se besaron suavemente, pude ver cómo sus lenguas se entrelazaban, mientras las manos de Ethan se posaban en sus senos y sus nalgas, y así sucesivamente.
Después de un
En ese instante, Ethan se acercó al borde de la piscina mostrando una notable excitación generada por Lisa, lo cual dejaba en evidencia las claras intenciones de Ethan. Lisa me dirigió la mirada, a lo que respondí afirmativamente. Entonces, ella se aproximó al borde y tomó con su mano aquella prominente erección, observándola asombrada por la situación, ya que nunca habíamos experimentado algo semejante. Ethan tomó su cabeza, la miró fijamente y le indicó: "Chupa, cariño".
Lisa se acercó al miembro de Ethan y comenzó a saborearlo lentamente, recorriendo su glande con la lengua y introduciéndolo poco a poco, realizando movimientos ascendentes y descendentes. La expresión de placer en el rostro de Ethan evidenciaba la habilidad de Lisa en complacerlo de esa forma. Mientras Lisa continuaba con esa excitante tarea, Ethan se inclinaba para acariciar sus pechos, lo cual me provocaba gran excitación. Los movimientos de Lisa se tornaban cada vez más rápidos y la respiración de Ethan se agitaba.
Ethan: "Oh, sí, cariño, qué bien lo haces, sigue así, sigue así que me voy a correr".
Después de unos segundos más, Ethan alcanzó el clímax, eyaculando en la boca de mi novia, quien para mi sorpresa se tragó todo su semen, algo que conmigo jamás había hecho.
Ethan suspiró de placer y expresó: "Rayos, qué magnífica felación me brindó tu chica, tienes suerte".
Alex: "Lo sé, jajaja".
Ethan: "Bueno chicos, nos vemos en un rato, debo ir a buscar a Diana, que quién sabe dónde estará causando problemas. Hasta luego".
Después de retirarse del área de la piscina, Lisa me preguntó si estaba bien, a lo que respondí afirmativamente, la abracé y se dirigió al baño para limpiarse el rostro y seguir disfrutando de la noche que apenas comenzaba…
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