Me llamo Marcos y quiero compartir una experiencia real que viví con mi esposa Rudy. Ella es una mujer hermosa, con ojos cafés oscuros, cabello negro voluminoso, labios rojos, madre de dos hijos y aunque tiene algo de barriga, no excesiva, destaca por sus caderas amplias y un par de nalgas grandes y bien formadas. Sus senos son de tamaño medio, pero con pezones rojos. Su zona íntima es de tonos rosados y algo marrón, pero siempre bien arreglada, parece una muñeca. Su ano muestra signos de dilatación por las múltiples veces que hemos tenido relaciones por ahí, pero sigue siendo mi máxima debilidad.
Una noche salimos a un bar donde se reencontró con unas amigas. Ellas estaban acompañadas por unos amigos con acento regional: Roberth, José y Diego estaban con Naty y Fernanda en la barra y nos saludaron al llegar. Nos unieron a la reunión en la barra y pedimos tequila. La fiesta en el bar cobró vida y empezamos a bailar todos juntos hasta cerca de la 1 am, momento en el que Roberth propuso ir a su departamento. Accedimos antes de que los efectos de las bebidas nos impidieran conducir con seguridad.
Llegamos al departamento y empezamos a bailar en pareja, con Diego sirviendo las bebidas. En un momento dado, me di cuenta de que Naty tenía sus senos al descubierto. Quedé impactado por su gran y delicioso busto mientras Roberth comenzaba a saborearlos apasionadamente, y ella le desabrochaba el pantalón dejando al descubierto un pene de al menos 20 centímetros, venoso y semierecto.
Mi esposa observaba atentamente mi reacción, mientras Fernanda estaba ocupada complaciendo oralmente a José, cuyo miembro, aunque no muy largo, era notablemente grueso y apenas cabía en su boca. Nuestra mirada se cruzó y ella comenzó a desabrocharme el pantalón, dejando al descubierto mi generoso y venoso pene de unos 18 cm.
Le pregunté a mi esposa si estaba segura y ella me confirmó su deseo. Sin dudarlo, acaricié sus nalgas y, al estar con falda, retiré su ropa interior suavemente mientras ella desabotonaba mi pantalón. Mientras esto ocurría, Naty se encontraba sobre Roberth, rozando sus partes íntimas con su pene, y Diego, completamente desnudo, observaba y se preparaba con su pene de 15 cm erguido por completo. Mi esposa me practicaba sexo oral y, a mi lado, José complacía a Fernanda con sexo oral.
En ese momento, mi esposa invitó a Diego a unirse a nosotros, y este no desaprovechó la oportunidad, comenzando a acariciar delicadamente la zona anal de mi esposa. Mientras tanto, Rudy me empujó hacia el sofá y continuó con el sexo oral, al mismo tiempo que veía a Diego tomar posición mientras ella se preparaba. Ella le hizo una señal con su trasero y él introdujo su miembro suavemente en su vagina, empezando a moverse con fuerza, lo que hacía que mi pene llegara cada vez más profundo en la garganta de mi esposa.
Mientras estábamos en esta situación, observaba a Naty cabalgando sobre el enorme pene de Roberth mientras él disfrutaba de sus pechos; en cada movimiento arriba y abajo se notaba que la penetraba por completo y acariciaba su ano, dejando ver los fluidos que emanaban a los lados del pene de Roberth debido a la excitación.
En ese instante, vi a Fernanda recibiendo el grueso pene en cuatro patas, moviéndose con sensualidad de adelante hacia atrás; José la tenía completamente dominada, entregándole una buena dosis de placer con su miembro en su vagina dilatada. Estos dos estaban cerca de nosotros, así que invité a Fernanda a que también me practicara sexo oral junto con mi esposa. Diego, sin inmutarse, continuó satisfaciendo a mi mujer.
Rudy y Fernanda iniciaron una intensa sesión de besos y caricias en los pechos. Era algo espectacular ver a estas dos mujeres deliciosas lamiéndose los pezones con sus lenguas rosadas. Luego, Rudy tomó a Fernanda por las caderas y la estimuló en su zona íntima, luego la guio hacia su entrepierna y la detuvo abruptamente.
polla de su esposo a la vulva de su amiga.
Fernanda empezó a montarme de una manera placentera, luego noto que Rudy seguía en posición de cuatro mostrando sus enormes nalgas, mientras Roberth se da cuenta y se aleja de Naty... yendo directamente al coño de mi esposa con una verga completamente erecta y comienza a introducirle suavemente primero el glande que seguía goteando los jugos de Naty; solo pude observar cómo los ojos de mi esposa se salían de sus órbitas; ciertamente ella tiene un gran trasero pero literalmente el tipo la estaba abriendo. Empezaron a hacer el amor y mi esposa gemía mucho porque ella tiene la vulva estrecha y sin duda estaba sintiendo el placer de la fricción carnal.
Por mi parte, yo también disfrutaba con Fernanda ya que tenía una vagina depilada y también estrecha. La mujer disfrutaba y tenia orgasmos intensos mientras le succionaba los pechos hasta que en un momento probaba un líquido dulce que salía de sus senos. Algo me perturbaba y eran los gemidos de placer de mi esposa quien ahora estaba cabalgando la polla de Roberth; mi esposa estaba rozando su clítoris con el miembro erecto de su amante, mientras veo que Diego le lamía el agujero del trasero... En un instante escucho un gemido fuerte y veo como Diego le estaba penetrando su miembro en el trasero a mi mujer mientras ella se frotaba con el pene de Roberth.
Era impresionante ver el trasero de mi mujer siendo penetrado por ese miembro sin embargo ella disfrutaba frotándose la vulva. Fernanda se levantó y se puso a cuatro patas para que le monte, pero Naty también puso su trasero al lado y empecé a introducirle mi pene en las dos vaginas alternadamente mientras ellas se besaban de lado. En ese momento me di cuenta que Diego, mi esposa y Roberth estaban terminando al mismo tiempo. El primero apretando las caderas y trasero de mi esposa, mientras Roberth estrujaba los senos de mi esposa hasta no poder más... Cuando terminaron estos tipos pusieron a mi esposa de rodillas para que ellos le saquen hasta la última gota de semen.
También noté que José también ya había terminado y estaba acariciando los testículos mientras nos observaba. Me acerqué a los pechos de Fernanda y Naty y mientras me hacían sexo oral les lancé chorros de mi semen en sus rostros y pechos; ellas se besaban y se lamían mi esperma entre ellas.
Nos sentamos en la sala y comenzamos a conversar sobre lo ocurrido y nos reíamos. Luego Roberth le susurró algo al oído a mi esposa, y ella me dijo que se iba a duchar. Ella salió y Roberth nos dijo que tenía algo pendiente y fue detrás de ella. Estábamos charlando hasta que Diego comenzó a chuparle los pechos a Fernanda, mientras Naty se vistió pues su esposo estaba por recogerla. José me dijo que vayamos a ver qué pasaba con Roberth y Rudy que no venían de hace rato...
Nos levantamos del sofá y nos dirigimos al baño y al entrar vi a mi esposa de rodillas apoyada en unas gradas de la bañera... Y allí estaba Roberth con su miembro completamente erecto y penetrándola por el trasero. Pudimos ver cómo ella sacaba por completo el trasero y él la embestía con cada movimiento. Ella se dio cuenta de que estábamos ahí y me miraba con una expresión de placer y lujuria disfrutando cada centímetro que entraba en su ano.
José y yo teníamos totalmente erectos nuestros penes ya que Roberth sacaba su miembro y veíamos a mi esposa con el agujero del trasero totalmente abierto y palpitando con deseo de más carne; José y yo deseábamos poseer a mi mujer lo antes posible, pero en un momento escuchamos los gemidos de Roberth quien eyaculaba a chorros de semen en el ano de mi esposa. José y yo nos acercamos y pudimos observar que el trasero de mi mujer estaba destrozado y ella no podía más... nos pusimos al lado y ellos se levantaron dándose un beso y ella salió toda adolorida deseando ya terminar con esta sesión de intimidad.
Salimos a la sala y vimos a Naty y a Fernanda frotándose la vulva; me senté en el sofá y le propuse a Naty que cabalgara, lo cual hizo inmediatamente. Le chupé los senos hasta que salió leche y en ese momento apareció José para colocarse detrás de ella y penetrarla por el trasero. Comenzamos a hacer el amor de una forma intensa terminando los dos hombres al mismo tiempo en sus orificios. Naty se vistió rápidamente porque su esposo comenzó a sonar el auto. El resto nos quedamos dormidos y con mi esposa preferimos irnos sin despedirnos.
Marcos
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