Ocurrió una semana antes de la Semana Santa de 1976, específicamente el lunes 3 de abril, cuando nuestros padres decidieron salir de vacaciones con una de las cuñadas de nuestro padre y nuestra madre, para recorrer Las barrancas del cobre en Chihuahua en un ferrocarril que ofrecía vistas maravillosas.
En ese momento, yo estaba a pocos meses de casarme. Descansaba en la habitación que solía pertenecer a nuestros padres, habiendo cedido mi habitación a mi hermana y a mí mismo para evitar cualquier tentación. A pesar de haber tenido relaciones incestuosas en numerosas ocasiones con mi hermana, decidí mantenerme firme para llegar casto al matrimonio, por lo que evitar más tentaciones con ella se convirtió en una prioridad.
Sin embargo, un pensamiento lujurioso se coló en los sueños de mi hermana Luisa, lo cual culminó en un sueño erótico del que me informó al despertar, confesando que había amanecido mojada en la mañana del 3 de abril de 1976, momento en el que nuestros padres ya habían iniciado su recorrido planificado.
Para quienes han experimentado relaciones incestuosas previamente, resulta complicado resistir la tentación de continuar con dichas relaciones, ya que se vuelven altamente adictivas una vez probadas.
Intenté iniciar una conversación banal para calmar la excitación del momento al saber que estábamos solos:
"Una ventaja de que nuestros padres estuvieran en los Estados Unidos al momento de nuestro nacimiento es que también estaríamos amparados por las leyes de allá, y podríamos buscar trabajo si así lo deseáramos", comenté.
"No es una mala idea. Podríamos alquilar un apartamento en Anaheim, California, y visitar Disneylandia, pero olvídalo, tú te vas a casar pronto", respondió con tristeza.
"Edgar, tuve un sueño donde manteníamos relaciones y amanecí bastante excitada", confesó ella en nuestro primer día a solas.
"¿Crees que tus sueños estén tratando de decir algo?", pregunté.
"Sí, podría ser..."
La tentación resultaba abrumadora, pues llevábamos años manteniendo relaciones de manera constante (yo tenía 25 años y ella 30, siendo que habíamos iniciado a los 18 años), y una semana antes de Semana Santa, ya estábamos entregados completamente a nuestros deseos.
La Semana Santa se acercaba con el Domingo de Ramos el 11 de abril, seguido por el Lunes, Martes y Miércoles Santo, para finalizar con el Jueves y Viernes Santo el 15 y 16, el Sábado Santo el 17 y el Domingo de Resurrección el 18. Nuestros padres regresarían una semana después de las vacaciones, ya que habían decidido extender su viaje.
Mi hermana se excitaba con facilidad, por lo que no era complicado satisfacerla y hacerla sentir plena como "la mujer de su amado hermano".
En la mañana del lunes, mientras me alistaba para ir al trabajo, ella preparaba el desayuno y compartía conmigo los detalles de su sueño. Luego, me dirigía a la escuela donde enseñaba español a alumnos de un nivel económico elevado.
"Mis padres salieron temprano hacia Chihuahua, pero no me gusta estar sola en la habitación. ¿Te quedarías conmigo para no sentirme sola?", propuso.
"¿Crees que sea conveniente que me quede contigo?" pregunté.
"Somos hermanos, ¿por qué no?" respondió.
"Tienes razón, entonces creo que es lo mejor para que no te sientas sola..."
"Gracias,"
hermanita
-Y hasta podemos tomar unos vinos de esos que nos gustan de durazno porque son realmente deliciosos. -Creo que la cercanía familiar nos debilita para resistir el deseo de seguir estando con la hermana de uno y Luisa conocía muy bien cuáles eran mis debilidades.
-Esos también me afectan, pero sí, si se me antojan. –me respondió
-Entonces no hace falta decir más, nos vemos a las 7 y mientras tanto arreglo las camas.
-Yo también llegaré alrededor de las 8, quedé con mi amiga Ivania para visitarla y platicar un rato después de la escuela.
-Entre maestras te hables, está bien hermanita, cuando llegues ya habré tendido las camas, puesto sábanas limpias y preparado el baño.
-¡Oh sí! Para relajarnos antes de dormir
Hacía varias semanas que no nos bañábamos juntos, precisamente para evitar tentaciones, ya que se acercaba la fecha de mi boda programada para septiembre. Una de las hermanas de mi padre, nuestra tía Luz Marina, nos había acompañado para pedir la mano de mi novia, ya que mi madre se negó a hacerlo, siguiendo las tradiciones y prefirió no asistir a la petición de matrimonio.
Mi madre nos descubrió a mi hermana y a mí en la cama en dos ocasiones distintas. La primera vez nos vio desnudos después de regresar abruptamente del supermercado, corrimos a vestirnos deprisa dejando nuestras prendas en la sala. La segunda vez, regresábamos de nuestro motel favorito mientras ellos estaban en casa y mamá nos vio con el cabello mojado, oliendo a vino y jabón. Aunque temimos lo peor, mamá no dijo nada y parecía aprobar secretamente nuestros encuentros. No queremos ni pensar en lo que podría imaginar mientras nos dejaban solos.
Comprando los vinos y preparando nuestras camas
Al salir del trabajo, me apresuré para llegar a casa, quería sorprender a mi hermana. Compré vinos y tequila para preparar unas palomas y relajarnos. Al llegar, uní nuestras camas individuales para hacer una más grande, moví el buró que las separaba y lo aparté junto al escritorio donde ella corregía exámenes, a veces, me gustaba acariciar sus pechos mientras lo hacía, llegando a tocar sus pezones que tanto disfrutaba debido a los granulitos que los rodeaban.
Al verla entrar, mi corazón se aceleró de emoción, nuestras miradas parecían revelar nuestras intenciones, pero tratábamos de actuar como simples hermanos.
-Mis padres aún deben estar en camino, el viaje en autobús es largo, tarda como unas 24 horas, estarán bastante cansados.
-Sí, seguro que sí, ahora que estamos solos ¿Qué te parece si vamos al cine?
en la representación para adultos "Emmanuelle de Silvia Kristel"
-Pero si la disfrutamos juntos vamos a excitarnos mucho, ¿aun así te gustaría verla? Después no te quejes...
-Ivania me la recomendó mucho, ella la vio con su pareja y además ten en cuenta que tú y yo somos hermanos, así que no hay nada de malo en verla juntos.
-Sí, también pensé lo mismo, pero la función es a las 12, ¿Qué hacemos mientras tanto?
-¿Adquiriste el vino?
-¡Así es!
-Me encantaría que nos ducháramos primero.
-Como prefieras, Luisa
-Muy bien, Edgar, voy a seleccionar la vestimenta que usaré, ¿quieres acompañarme para elegir mi atuendo? En esa época aún no conocíamos a nuestros amigos Silvia y Francisco, de quienes les hablaré más adelante.
Al entrar en la habitación, se dio cuenta de que las camas estaban unidas formando una sola con las sábanas que estaban cosidas para cubrir el ancho de las camas individuales, ya que no teníamos sábanas del tamaño adecuado.
-¿Qué...?
-Pensé que te gustaría que las uniera para que no te sintieras solitaria
-¿Vamos a dormir juntos?
-No hay problema, somos hermanos ¿O me equivoco?
-¡Hmm! Sí, es reconfortante dormir acompañados y abrigados
-El armario, al igual que los cristales adornados en la parte superior que papá había pintado de color beige, era de buena madera, parece ser de encino.
Al abrir las puertas, tomó uno de sus vestidos, pero no le gustó y prefirió ponerse una falda y una blusa con botones que siempre le había gustado porque se desabrochaba y permitía un fácil acceso a sus pechos, aunque actué como si no recordara ese detalle.
-Bueno, ¡es hora de bañarnos! Vamos a encender el calentador
Emocionándonos al tomar nuestro baño juntos
Pero nuestro calentador era de leña, así que tuvimos que esperar un tiempo para que el agua se calentara adecuadamente y pudiéramos bañarnos, mientras tanto nos íbamos desvistiendo, ya habíamos consumido tres botellas de vino de durazno que a Luisa le encantaban, por lo que empezamos a sentirnos alegres, a mi hermana y a mí ese vino nos provocaba una sensación muy estimulante en el bajo vientre.
-Siento como si me estuviera mojando por ahí abajo en mi vulva.
-También siento sensaciones en el glande de mi pene
-Es momento de quitarnos la ropa, el agua debe estar lista
No podía apartar la mirada mientras ella se quitaba sus prendas y yo hacía lo mismo, primero la camisa, la camiseta, los pantalones, los calcetines, los zapatos, quedando en calzoncillos, pero mi miembro estaba en plena erección y mi hermana me miraba de manera coqueta e insistente.
Ella se despojó de la ropa, dejándose en calzones y sujetador, este último muy sugerente ya que apenas cubría la mitad de sus senos y parte de las areolas de sus pezones asomaban, lo que me excitaba aún más, era imposible reducir la rigidez de mi pene y no podíamos dejar de observarnos intensamente. Finalmente pude contemplar las partes más interesantes de mi hermana al quitarse el sujetador y las bragas. Partes que había visto en innumerables ocasiones pero que seguían excitándome como si fuera la primera vez, otra de las grandes ventajas del incesto, nunca te cansas de excitarte con tu hermana, como en nuestro caso, o con cualquier miembro de la familia.
Sentía cierta incomodidad al desvestirnos en el baño y dejar nuestras prendas, incluso ya sin sujetador y sin nuestras bragas, en la habitación contigua donde había una cama y un armario, pues era el cuarto de la servidumbre. Luisa lucía hermosa totalmente desnuda, pero en ese momento María, mi prometida, llamó por teléfono para acordar vernos al día siguiente. Cuando empezó a sonar, tuve que correr desnudo para contestar el teléfono, ya que en aquel entonces ni siquiera existían los teléfonos móviles.
-Hola amor, venías corriendo, ¿verdad? Pareces un poco agitado,
-Sí, amor, es
Que mi hermana olvidó algo y tuve que correr antes de que se fuera, pero saliendo de mi trabajo voy a verte. -Hice señas a Luisa para que se adelantara a abrir la regadera, procurando terminar pronto la llamada.
-¿Tienes prisa?
-Lo que sucede es que estoy muy sudado y ya está lista mi agua para bañarme –¡Si supiera con quien me bañaría! Y lo peor es que mi pene ya respondía a lo que vendría.
-¡Bien!, pues descansa y relájate y nos vemos mañana, amor te quiero mucho y he estado pensando en ti toda la noche y hasta estoy excitada
-Sí mi cielo, por la tarde nos vemos, pero rápido porque tengo trabajo de la oficina en casa te mando un beso. Chao, amor.
-Chao mi cielo -y colgué
-¿Era tu mujer? –preguntó mi hermana
-Todavía no es mi mujer.
-¿Y yo?
-¡Tú, sí eres mi mujer Luisa! ¿No recuerdas que desde hace 8 años que te hice mía? Yo tenía 18 y tú 22 cuando abusaste de mí
-Jajaja... ¡Yo abusar de ti!, si tú fuiste quien me desvistió mientras bailábamos juntos.
-Me dijiste que querías ser mía, mi mujer y te respondí que quería que fueras mi novia cuando estuviéramos en la casa o cuando saliéramos al cine o algún lugar donde pudiéramos expresar nuestro amor.
-Sí recuerdo que estaba muy excitada y tú me sentaste sobre tus piernas, los dos estábamos desnudos y tú me acariciabas desde atrás, tenías tu pene muy erecto y eso que apenas ibas a cumplir los 18 años y yo mis 22, me excité tanto que te pedí que me hicieras tu mujer y vaya que así fue, a partir de ese día hacíamos el amor por toda la casa cuando no estaban mis padres, que también son los tuyos, jajaja. Los mejores suegros del mundo que pudimos tener... jajaja...
-Así fue, hermana y luego de eso el incesto entre nosotros se hizo presente a todas horas recuerdo que llegaba a tener orgasmos hasta 6 veces al día y tú también descubriste que eras multiorgásmica.
-¿Te gusta así desnuda?, porque a mí me gusta ver tu pene desnudo, mi hermano "Mi maridito tan tierno" que me tiene abandonada sin hacer el amor.
-No te preocupes para eso tienes a tu hermano, "mi mujercita"
-¿Por qué no quisiste acompañarme a la habitación?
-¡Ah! Es que es mucha la tentación mientras te desvistes para acostarte.
-Y ahora que me estás viendo desnuda, ¿también es tentación para ti?
-Tus senos son tentación pura para mí, me encanta tu cuerpo desnudo, se me antoja introducirme en tu vagina –le dije abrazándola para sentir sus senos tibios sobre mi pecho.
Me acerqué a las nalgas de Luisa y mi pene recorrió toda la raya que separaba sus glúteos encontrándome con su hermoso trasero en forma de una apetitosa rosquilla, mis manos la abrazaban desde atrás para acariciar sus senos con sus pezones bien erectos. Era una sensación maravillosa sentir el calor de las nalgas de mi hermana en mi pene.
-Hace mucho que no hacemos el amor y a mí se me antoja que me des un masaje completo como esos que solías darme.
-¡Claro que sí, para eso somos hermanos!
-Pero recuerdo que te gustaba frotar tu vulva sobre mis nalgas y te venías bien rico.
-Sí, pero se me antoja más que te subas encima de mí, me acaricies la espalda y sentir tu pene sobre mis nalgas deslizándose hasta encontrar mi culito y embarrarlo con el líquido que sale del glande de tu pene.
-Es líquido preseminal y recuerdo que dijiste que solo mi pene se te antojaba para chuparlo porque tus novios la tenían muy fea
-Y me gustaba que te vinieras en mi boca, sabía rico tu semen.
-Sí yo también lo probé cuando nos besábamos.
-¡Qué bellos recuerdos! y ahora ser tu mujer, ves cómo podemos estar tú y yo como pareja.
Me dejó pensativo, se lo dije sin dejar de acariciar sus senos y lamer su cuello y su oído derecho metiéndole.
mi idioma, eso la estimulaba aún más de lo que imaginaba y es que conocía perfectamente sus áreas sensibles al ser la confidente de todas sus confidencias y estar al tanto de todos sus misterios, como chupar sus dedos, acariciar la palma de su mano, lamer sus pezones alrededor de sus areolas que contenían numerosos granulitos que rodeaban los tallos de sus pezones tan bellos que siempre se los estaba usando y otros más.
-Si tú no te casas con tu prometida, quiero que vivamos juntos tú y yo, podemos alquilar un apartamento o irnos a vivir a California y más adelante comprar algo. Deseo tener una vida conyugal contigo, me gustas mucho hermano. -nuevamente lo confirmó
¡Zas! Mi hermana me lo soltó, ahora sí era en serio y yo me sentí desprotegido y cómo decir que no, cuando era lo que más anhelaba, vivir nuestro tabú en forma con mi mujer ¿No sabía qué decirle a mi prometida?... para acabar... y quedarme con quien realmente ya era mi auténtica mujer... Luisa
Ya desnudos frotamos nuestros cuerpos enjabonándolos, mi miembro seguía a resguardo entre sus nalgas llegando a deslizarse mientras nos seguíamos bañando por su trasero que tanto me gustaba.
-Hermano, deseo que me lleves a la cama y me introduzcas tu pene en mi vagina, porque ya no aguanto más las ansias de estar contigo.
-Pero tenemos que beber vino para ponernos más excitados.
-Ese vino me genera sensaciones en mi vagina, y es bueno para calentarme, pero yo lo que quiero es que ya me lleves a la cama, hermano, a nuestra cama.
Las relaciones homosexuales de mi hermana
Luisa ya había experimentado en su escuela con otras mujeres que deseaban estar con ella y a ella le gustaba eso. Olga era la asistente de la directora y Juanita una maestra con la que hicieron química, ambas eran lesbianas y con mi hermana bisexual fueron con quienes había tenido tríos. Eso me gustaba de mi hermana, que no se reprimía, mientras que para María, mi prometida todo eso era un pecado según la religión que practicaba. Y eso me animaba aún más a quedarme con mi hermana y vivir esa vida conyugal e incestuosa de ensueño con ella. Ya que como mencioné anteriormente una vez que pruebas los placeres del tabú, difícilmente podrás renunciar a sus virtudes, porque tienes a tus parejas dentro de tu propia familia y ellas a sus parejas y eso es increíblemente grandioso.
La oportunidad se presenta para formar un bonito trío
Yo había tenido relaciones en mi trabajo con una joven a la cual me llevé a la cama luego de tomar unas copas en el Wings de Actores al que asistía frecuentemente y que está en la Colonia san Rafael. Elena era una de las meseras de ahí y no es por nada pero era una chica hermosa, yo la veía con sus piernas bien formadas y su falda escocesa con su blusa blanca cruzada por una cinta de cuadros escoceses. Conversando con ella luego de ya un tiempo de conocernos al proponerle acostarnos, me confesó ya en la cama que ella era bisexual y que le daba igual estar con un hombre que con una mujer. En ese lugar tuve otras conquistas más y hasta llegué a llevar a mi hermana varias veces cuando no estaba comprometido. Elena la conocía porque ya se la había presentado como mi hermana, aunque nos dedicaban canciones los que cantaban ahí como si fuera mi novia al vernos bien abrazados, a mí me parecía que Elena ya intuía algo.
Una vez en el Hotel Garaje que está en la calle de Velázquez de León, cerca de San Cosme (el mismo al que también había llevado a otras mujeres. Porque a mi hermana la llevaba a otro muy bueno que estaba en la calle de Nubia junto a las torres de la CFE en Avenida Salónica, en la delegación Azcapozalco) Las impulsaba a platicar de sus preferencias en la cama, porque me gustaba que me platicaran de sus gustos cuando hacían el amor, tocando siempre de una manera disfrazada el tema del tabú, Como si no fuera asunto mío sino de algún amigo, dependiendo si veía que se excitaban
Entonces les mencionaba que yo era la persona que tenía relaciones sexuales con mi hermana y que si continuaban haciendo gestos de esa forma, lo dejaría en paz. Sin embargo, sabía que a la mayoría, o casi todas, les resultaba excitante el tema del incesto.
-Elena, ¿alguna vez has estado con alguna mujer? -le pregunté después de hacer el amor y dejarla satisfecha.
-¿Por qué me lo preguntas?
-Por curiosidad, has captado la atención de muchas chicas atractivas en el Wings durante la hora feliz y hasta parece que te coquetean.
-¡Mmmhhh! ¿Y si te digo que las mujeres me atraen?
-Es algo bastante normal, dado que mi hermana también es bisexual, según me confesó. Le gusta Olga, la asistente de la directora de su escuela, y tiene una conexión especial con Juanita, una maestra con la que comparte una química especial.
-¿Tu hermana es la que me presentaste y con la que luego sales a tomar una copa?
-Exactamente, es ella.
-Ah, porque tiene una mirada muy coqueta y se ve muy atractiva."
-Te lo pregunto porque hay una chica muy atractiva que me interesa y parece sentir curiosidad por tener un trío conmigo y otra mujer.
-¿Es tu novia?
-En realidad, es mi compañera, aunque no nos hemos casado aún.
-¿Tienes una foto de ella?
-¡Sí, la llevo en mi cartera!
Le mostré la foto con dedicatoria que Luisa me había dado, en donde decía: "A mi novio con todo mi corazón". Ella lucía muy hermosa y bien arreglada en la imagen, con un vestido que encajaba perfectamente con su personalidad.
-¡Se parece a tu hermana, la que me presentaste! ¿Es ella?
-Exacto, ¿algún problema con eso?
-¿Te gustaría tener relaciones conmigo y con tu hermana?
-Eso es lo que había pensado.
-¿Tienes sexo con tu hermana?
-Es mi compañera y compartimos momentos íntimos juntos. La tomé como mía cuando tenía 18 años y ella 22.
-¡Dios mío! Lo que haces con tu hermana es incesto.
-Llevamos bastante tiempo compartiendo nuestro amor. ¿Te animas? Sería algo para recordar en el futuro y contárselo a tu mejor amiga cuando seas mayor.
-¿Puedo decirte algo?
-¿Qué?
-Una prima me ha estado coqueteando y yo no había accedido, y ahora tú me hablas de tener una relación así con tu hermana...
-Sería algo hermoso para los tres. A mi hermana le encanta tener intimidad con sus novias.
-Ya entiendo, la verdad es que me emociona mucho tu propuesta, es algo inesperado para mí.
-El incesto tiene un encanto especial, una vez que lo pruebas, no lo sueltas.
-¿Y cuándo podríamos tener nuestro encuentro?
-Tu dime y la llevaré primero a tomar la copa.
-¿Dónde?
-Hay un motel encantador cerca de la Colonia Clavería, que solemos frecuentar mi hermana y yo cuando nuestros padres no están. También está el Lark, sobre Insurgentes, frente al Aurrera, donde tengo un amigo que nos facilitará el acceso con dos chicas.
-¡Perfecto! No hace falta decir más, los espero el jueves. Creo que no podré dormir, pero definitivamente me excitó mucho lo que me contaste.
Para celebrar, tuvimos otra ronda de sexo, y tanto ella como yo quedamos felices con la aceptación de mi propuesta. Ahora solo me quedaba convencer a mi hermana, esperaba que fuera sencillo.
La función de medianoche
Al día siguiente, tras hablar con mi compañera, y pensando en cómo terminar nuestra relación, no podía conciliar el sueño adecuadamente, a pesar de tener un trasero cálido junto a mí. Fuimos al cine para la función de medianoche el miércoles, y algo extraordinario sucedió al salir del cine.
Resultó que nuestra experiencia de ver la película no se concretó debido a que pasamos un rato maravilloso después de ir al cine a ver "Emmanuelle" en la función de media noche. Mientras caminábamos por la Zona Rosa, vimos a dos personas besándose apasionadamente. Íbamos mi hermana y yo tomados de la mano, y la escena nos impactó, tanto a mí como a mi hermana y a María.
Continuará...
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