El deportista César de 22 años, de estatura elevada y corpulento debido a la actividad deportiva que practica, se traslada al vestuario, siendo el único jugador que aún no se ha cambiado, ya que los demás se han retirado. Por ese mismo motivo, al entrar al vestuario, se lleva una sorpresa.
En el interior del vestuario se encontraba su encantadora pareja, Brunela, de 19 años, luciendo hermosa con su cabello castaño recogido en una coleta, sus ojos perfectamente delineados en negro y llevando una mini falda de mezclilla que a él tanto le gustaba, junto con un top rojo.
-Mi bella dama, ¿qué haces aquí? -preguntó él rodeándola con sus musculosos brazos.
-He venido porque extraño a mi novio y necesitaba un momento a solas con él -contestó Brunela abrazándolo por la cintura.
Ella era simplemente maravillosa, no le importaba que su pareja estuviera completamente sudado.
-Te necesito tanto como necesito aire para respirar -le susurró él mientras tomaba el rostro de la joven entre sus manos, primero admiró su belleza, luego acercó sus labios a los de ella y se fundieron en un beso.
Brunela entrelazó sus brazos en el cuello de César y él la rodeó por la cintura, continuaron besándose abrazados hasta que la pasión fluía entre ellos mientras se besaban.
Una vez que ambos lograron liberarse de la hipnosis del beso, se dieron cuenta de que estaban sin aliento y necesitaban tener relaciones íntimas aunque fuera en el vestuario.
La fuerza de la pasión y el deseo los dominó, se despojaron de la ropa lo más rápido posible, ya que estaban muy excitados.
Desnudos por completo, Brunela se acercó a su pareja y comenzó a besar sus tonificados pectorales, una zona que le encantaba de su amado César, además de su miembro viril.
Pasó su lengua suavemente por cada pectoral y absorbió las diminutas gotas de sudor que aún quedaban tras el partido.
Luego se dedicó a lamer cada pezón durante unos minutos, mientras él le acariciaba los senos con ambas manos.
César bajó su rostro hasta los senos de Brunela y se introdujo uno de ellos en la boca, lo saboreó y le dio un buen repaso con la lengua, luego hizo lo mismo con el otro, tomándose un poco más de tiempo para explorarlo minuciosamente con su lengua.
Posteriormente, utilizaron un banco largo para practicar la posición del 69.
No les gustaba el sexo oral de manera individual, lo preferían mutuo y simultáneo, por lo que siempre disfrutaban de un delicioso 69 antes de llegar al clímax de la penetración.
Él se acostó primero en el banco y ella se colocó encima, dejando su derriere frente al rostro de César y su miembro viril justo delante de los ojos de su pareja.
Así comenzaron la posición del 69; Brunela tomó el miembro con ambas manos y empezó suavemente por la punta para luego recorrer toda su extensión con la lengua y dejarlo bien lubricado como le gustaba a él.
César agarró las perfectas nalgas con sus manos y las separó para tener una mejor visión, primero, escupió saliva profusamente en la zona y luego introdujo toda su lengua, dejando su rostro entre las dos nalgas y aprovechando sus manos para acariciar mientras su boca hacía el resto.
Permanecieron practicando la excitante posición del 69 durante varios minutos, hasta que sus partes íntimas quedaron estimuladas y húmedas.
Listas para la unión a través de la penetración.
Ella se posicionó con las piernas en alto, mostrando su zona íntima a su pareja, ya preparada para la penetración.
Él la sorprendió tomándola de sus dos glúteos y levantándola, dejando a Brunela en lo alto y rodeando la cintura de su amada con las piernas, la besó de nuevo y penetró con una sola embestida.
Ella apoyó su cabeza en su hombro,]
de él a medida que el joven intensificaba sus movimientos de cadera incrementando sus embestidas de manera más enérgica y proporcionándole mayor placer a Brunela, quien respondía con múltiples gemidos.
Después de unos minutos de darle con fuerza a su chica, el futbolista empezó a sentir una intensa sensación en su miembro, César sabía lo que eso implicaba. Ella lo abrazó con más fuerza con sus piernas y él descargó todo su semen dentro de Brunela.
Luego, ella se colocó de espaldas a la pared levantando sus nalgas para que él la penetrara por detrás.
César se situó detrás de la chica, la tomó por la cintura y comenzó a embestirla mientras los senos de la joven saltaban y se movían en todas direcciones.
Al futbolista le fascinaba penetrar el ano de su maravillosa novia porque lo percibía estrecho y húmedo.
Además, dado el generoso tamaño de sus nalgas, él podía observar cómo su miembro quedaba oculto dentro de su trasero.
Procedió a adentrarse cada vez más profundo, anhelando llegar hasta el fondo.
Mantuvieron el ritmo y la posición durante unos minutos, luego retiró su miembro y eyaculó el resto de su semen en la espalda de Brunela.
Se acomodaron en un banco, con ella sentada en sus piernas y él acariciándole el cabello.
-Esto es felicidad -mencionó César.
-¿Qué exactamente? -preguntó Brunela.
-Disfrutar de un buen partido y luego tener un placentero encuentro íntimo con mi novia.
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