En esta época estival, mi familia alquiló una vivienda en la costa para disfrutar de las vacaciones. Éramos un total de 5: mi tía, mi tío, mi progenitora, mi padre y yo. Todos tienen alrededor de 40 años, a excepción mía que cuento con 20 años.
Se presentaba como un plan familiar ameno y a la vez sereno, la vivienda únicamente contaba con una entrada, la principal, ya que las demás habitaciones estaban divididas por cortinas bastante finas.
Al llegar a la residencia, todo transcurrió con tranquilidad, nos instalamos y ordenamos nuestras pertenencias. Comimos y jugamos a las cartas en familia. Es necesario destacar que mis tíos estuvieron extraordinariamente cariñosos durante toda la jornada. En ciertos momentos se retiraban a la cocina y regresaban entre risas y con las mejillas sonrosadas.
Después de cenar y recostarme en mi habitación, decidí ver una película en mi teléfono móvil para conciliar el sueño. Posterior a la finalización de la película, fui al baño para luego descansar. No obstante, al salir del baño, percibí risas que provenían de la habitación de mis tíos. Entre risotadas, lograba escuchar a mi tío elogiando la atractiva figura de su esposa y haciéndole cosquillas.
Consideré que todo se reducía a eso hasta que mi tía empezó a emitir pequeños gemidos, en ese instante tuve una erección instantánea y simplemente actué de la manera en que cualquiera actuaría en esa circunstancia: me dirigí a espiarlos.
Se encontraban manteniendo relaciones sexuales en la postura del misionero y mi tía parecía tener dificultades para contener sus gemidos, su cónyuge se movía con una intensidad encomiable sin detenerse en ningún momento. Únicamente unos apasionados besos lograban acallar los gemidos, deteniendo momentáneamente la situación.
Mi tío parecía estar al borde del éxtasis con la intensidad de sus movimientos en la vagina de su esposa. Poco después, ambos alcanzaron el clímax y emitieron gemidos aún más fuertes. Continuaron besándose y abrazándose como símbolo de amor en medio de sus bajos instintos.
Después de semejante acto, me di la vuelta con el pene aún erecto, para descubrir que mi padre se encontraba detrás de mí. Pensé que me reprendería, pero simplemente comentó: "Vaya, ¿también te excitó a ti? Jajaja. Ve a dormir, travieso observador". Al parecer, también se vio afectado por los intensos gemidos, pero eso quedó entre él y yo.
A la mañana siguiente, mis tíos bajaron como si nada hubiese sucedido la noche anterior. Pasamos la mañana viendo películas en familia. Al llegar la noche, nos dirigimos a acampar en la playa.
Las parejas tenían su propia tienda de campaña, mientras que yo disponía de la mía.
Mis tíos y mi madre se bañaron en el mar, mientras que papá y yo permanecimos en la arena. Después de un rato de silencio, comenzó a hablarme sobre lo acontecido la noche anterior. Intenté disculparme, pero él me tranquilizó. Reveló que cuando era joven y vivía en el campo, solía espiar a sus tíos, padres y abuelos durante sus momentos íntimos. Era su pasatiempo y vivía exclusivamente para ello.
Esta revelación me sorprendió al principio, pero luego comprendí de quién había heredado mi gusto por la observación.
Tras la cena, cada uno se retiró a su respectiva tienda de campaña y yo comencé a masturbarme. Por alguna razón, me excitaba recordar lo que mi padre había presenciado en su juventud, las relaciones de mis abuelos y tíos abuelos.
No obstante, no tuve que imaginar mucho, ya que eventualmente empecé a escuchar a mi madre gemir. Mis padres estaban manteniendo relaciones dentro de la tienda de campaña, y después de ellos, mis tíos también iniciaron su encuentro amoroso.
Entonces, empecé a masturbarme con mayor intensidad. Sin embargo, lo mejor estaba por llegar.
Mi padre y mi tío comenzaron a debatir acerca de quién lograba que su mujer gemiera con mayor intensidad. En cierto momento, los hombres sacaron a sus parejas fuera de las tiendas. Decidí abrir un poco mi tienda para presenciar el espectáculo.
La escena resultaba sumamente excitante, las mujeres también participaban en el juego y exageraban los gemidos para enaltecer a sus respectivos hombres.
Decidí salir completamente de mi tienda para observar mejor, y los cuatro no se inmutaron.
Continuaron ...
Cogiendo un rato más hasta que alcanzaron el clímax. La arena de la playa se impregnó de esperma y sudor. Todos nos reímos y nos retiramos a descansar. Masturbé dos veces más antes de quedarme dormido.
Al despertar por la mañana, me sorprendió algo desconcertante. Los gemidos regresaron, pero esta vez al salir me encontré con las parejas intercambiadas. Mi tío estaba manteniendo relaciones con mi mamá y mi papá con mi tía.
No podía creer lo que veía, sobre todo porque ambas parejas siempre habían sido muy estables. Sin embargo, mi erección no se vio afectada. Me masturbé frente a ellos, incluso mientras mi mamá y mi tía observaban ansiosamente. Los hombres penetraban con fuerza por detrás y las mujeres se acercaban hacia mí.
Comenzaron a estimularme de forma placentera, temblando por las penetraciones que recibían. Mis percepciones sobre mi mamá cambiaron, mientras ella realizaba sexo oral, se mostraba lasciva al igual que mi tía. Los hombres eyacularon después de un prolongado tiempo de actividad.
Finalmente, ambos se quedaron observando cómo sus esposas me proporcionaban sexo oral. Experimenté un orgasmo tan intenso que nunca antes había experimentado semejante cantidad de semen. Mi mamá y mi tía se lo tragaron todo y nos retiramos.
De regreso, acordamos no volver a mencionar nunca este suceso y que no se repetiría. Las mujeres alegaban que todo había sido para demostrar la unión familiar. Aunque los hombres reíamos, ya que en medio del acto sexual, lo último en lo que pensábamos era en "unión familiar", aceptamos todo para tranquilizar sus conciencias.
En la actualidad, la relación con mi familia es completamente normal. La única diferencia es que mi papá, en ocasiones, me comparte detalles de sus encuentros con mamá. Mis tíos no muestran preocupación si los visito y se encuentran desnudos.
Sin embargo, nunca más volvimos a tener relaciones sexuales.
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