Curiosidades de zorra


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En lugar de ser una narración o una fantasía proyectada, lo que voy a compartir es una experiencia, un relato. No hay muchos detalles ni mucho qué contar, ya que todo surgió de una idea vaga que parecía absurda, pero se convirtió en una intriga que solo podía resolverse de una manera.

Una tarde reciente, después de finalizar mi jornada laboral y de estudios, decidí dedicarme a una de mis actividades favoritas y más relajantes: fumar marihuana, masturbarme intensamente viendo material para adultos y luego disfrutar de una buena comida. Simplemente, disfrutar la vida.

Preparé mi porro, lo encendí, encendí la televisión, me conecté a internet y busqué contenido para ayudarme en mi autocomplacencia. Tenía antojo de ver alguna escena de orgía interracial, esas en las que varios hombres negros satisfacen a una mujer rubia como yo. Hallé un gangbang muy excitante que hizo que mi deseo aumentara considerablemente.

Ya bastante "colocada" y muy excitada, me dirigí a la habitación y seleccioné el consolador más grande que tenía, lo aseguré en el suelo y comencé a utilizarlo mientras imaginaba ser esa chica siendo penetrada por esos vigorosos miembros. Deseosa de más placer, decidí introducírmelo por detrás. Con los orgasmos sucediéndose, me sentía en las nubes; hasta que llegó el clímax de la escena: los hombres eyaculaban en la cara de la joven y ella se encargaba de consumirlo todo. Fue en ese momento que surgió la pregunta: "¿Cuánta esperma podría tragar yo?"

Puede sonar como una pregunta tonta y, en ese instante, la consideré así; sin embargo, no pude apartarla de mi mente. Recordé noches de pasión y lujuria en las que había disfrutado del semen, y recordé que mi máximo había sido 4 eyaculaciones en una sola ocasión. Ocurrió en una fiesta muy animada durante unas vacaciones en Ámsterdam.

Fue entonces cuando recordé que la chica del video se había tragado 7 eyaculaciones y me planteé la meta de superarla con 10. Sonaba como un número redondo y desafiante, adecuado para convertirse en un récord personal. Consciente de mis limitaciones y de la realidad, sabía que no alcanzaría un récord mundial, pero quería lograr una hazaña que me llenara de orgullo.

Encontrar a 10 hombres dispuestos a proporcionarme su semen no resultó tan sencillo como parecía. No estaba dispuesta a aceptar a cualquiera, por lo que me propuse la tarea de buscar entre mis contactos. Logré reunir a 6 hombres que en alguna ocasión habían compartido momentos íntimos conmigo. Les expliqué mi plan y, aunque al principio lo tomaron como una broma, finalmente aceptaron al darse cuenta de mi determinación.

Los otros participantes llegaron gracias a que algunos invitaron a sus amigos, a quienes aprobé tras ver sus fotografías, y finalmente el grupo se amplió a 16 personas. Ese era el número, esa era mi meta.

Me esforcé al máximo para organizar la mayor toma de semen de mi vida. Llegó un momento en el que parecía que estaba coordinando una reunión de alto nivel en lugar de un encuentro sexual. Finalmente, llegó el día señalado.

Decidimos reunirnos en un salón disponible que uno de mis amigos había facilitado para la ocasión. Cuando todos llegaron, el ambiente se tornó un tanto incómodo. Yo tampoco sabía cómo proceder. Los participantes estaban dispersos por la sala, así que me levanté y anuncié: "Bueno, vamos al grano, ¿no?".

Me desnudé y me arrodillé.

"Vamos, no sean tímidos", les insté. No podía creer que tuviese que tomar la iniciativa.

Dos hombres se acercaron con sus miembros y comencé a estimularlos oralmente. Con el tiempo, se unieron otros más, formando así un círculo alrededor de mí. Recorría las filas chupando cada uno de sus miembros, asegurándome de satisfacer a todos y cada uno de ellos.

Empecé a sentir sus caricias y me encontraba en un estado de excitación y humedad extrema. Hasta ahora, no puedo...

pensar que a ningún individuo se le ocurrió alzarme y copular conmigo, pues de ser así, este relato sería incluso más fascinante.

La realidad y lo definitivo es que iba succionándolos uno a uno. Dos no resistieron mucho y eyacularon sus fluidos apenas en la primera vez que los succioné. De esos dos, uno se marchó y el otro se quedó estimulándose hasta que volvió a recuperarse, pero al igual que la primera vez, con unos cuantos lametazos ya había eyaculado. Lo positivo es que ya llevaba 3 eyaculaciones.

Tres más vaciaron su semilla en mi boca y procedí a ingerirla. Restaban 11. De esos 11, otros 3 no resistieron mucho.

8 eran los que quedaban y ellos formaron una fila, de modo que pasara uno por uno para satisfacerlos. Finalmente todos terminaron eyaculando en mi boca. Por supuesto que el sabor no era precisamente el de un helado de vainilla, pero la sensación sucia, el líquido espeso y caliente llenando mi boca, descendiendo por mi garganta, sumado a sus gemidos de excitación y placer; me volvían loca.

Después de que todos acabaron, procedí a estimularme en medio del lugar, frente a todos. Ellos se reían, me animaban, algunos grababan y sacaban fotografías. El orgasmo que experimenté no se compara con muchos otros que haya tenido antes, fue extremadamente intenso. Al orgasmo le siguió un abundante chorro y un inesperado aplauso de los presentes.

Cogí mis pertenencias y me retiré, así sin despedirme. Lo conseguí y no me arrepiento. Sinceramente, es una de las mejores vivencias de mi vida hasta el momento.

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