¡Hola! Esta historia ocurrió hace unos cinco o seis años. A través de un sitio web de citas conocí a Mica y su esposo.
Mica, una joven rellenita de 22 años, baja de estatura, con facciones sugerentes, unos senos enormes, aunque su trasero era más bien plano, pero transmitía mucha sensualidad.
El esposo, un hombre obeso de 32 años que debía levantarse la barriga para poder ver su miembro viril. El motivo de nuestro contacto era que estaban buscando a alguien que pudiera tener relaciones con ella mientras él observaba.
Después de semanas de conversación, una noche les escribí para saber si todavía estaban interesados y me invitaron a su casa. No dudé en aceptar.
Al llegar a la casa, el esposo me recibió y me llevó al comedor, donde me pidió que esperara a que Mica terminara de dormir a su hijo en común.
Un rato después, apareció ella con un escote pronunciado, mostrando la mitad de sus enormes senos, me saludó con un beso en la mejilla y esperamos a que el esposo trajera un colchón para colocarlo en el suelo del comedor. Apagaron las luces y comenzó la acción.
Nos desnudamos y yo ya estaba excitado, incrédulo de que iba a tener relaciones con ella mientras el esposo observaba. Mica tomó mi miembro viril y se lo introdujo entero en la boca de una vez, provocándose arcadas y dejándomelo cubierto de saliva; deseaba que continuara, pero ella solo hizo eso, lo absorbió y nada más.
El esposo la puso en posición de cuatro y le practicó sexo oral en la zona anal mientras ella me masturbaba; en un momento dado, me pasó un preservativo y me indicó que me colocara detrás de ella pensando que se lo pondría en su zona íntima, sin embargo, me señaló que se lo pusiera directamente en el trasero. Se acostó frente a nosotros para ofrecerme su boca, apenas si podía tocársela con dos dedos.
Cuando empecé a penetrar a Mica, ella se inclinó hacia atrás y mi miembro viril desapareció dentro de su trasero. Parecía que su trasero tenía hambre y yo estaba dispuesto a satisfacerlo. La excitación fue tanta que eyaculé a los 15 minutos aproximadamente desde que comencé la penetración.
Yo hubiera querido seguir teniendo relaciones con ella toda la noche, pero al no tener más preservativos, el esposo decidió detenerlo ahí, aunque ella quería seguir. A pesar de todo, la experiencia resultó maravillosa.
Mantuvimos contacto durante un tiempo con la idea de volver a encontrarnos, pero finalmente no se concretó.
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