Me llamo Andrés y a continuación les relataré cómo inició la historia entre Pilar y yo.
Desde el principio, mi vida estuvo marcada por relaciones pasajeras y aventuras fugaces. Trabajando como administrador financiero en una compañía exitosa, siempre me enfoqué en mi carrera, rechazando las distracciones sentimentales. Anhelaba algo más profundo y significativo.
Fue en este contexto que nuestro relato comenzó a tomar forma. Pilar, una joven ejecutiva, se unió a la empresa poco antes de un retiro ejecutivo anual en un resort cercano a la costa. Desde el primer instante, percibí que ella no era una empleada común. Su combinación de inteligencia, ambición y una chispa de inocencia en su mirada me atrajeron de inmediato.
Mientras nos preparábamos para el retiro, mi fascinación por Pilar crecía. Su dedicación y forma de afrontar los desafíos me impresionaban, pero lo que realmente me cautivaba era su presencia. Cada vez que estábamos juntos, surgía una conexión magnética que no podía ignorar.
Esta atracción se intensificó cuando la vi disfrutar tomando sol a un lado de la piscina del resort. Aunque su traje de baño era discreto, revelaba una figura asombrosa que solía estar oculta bajo la ropa de oficina. Especialmente llamativos eran su trasero prominente y sus piernas bien formadas. En ese momento, sentí un anhelo al imaginar lo que se escondía bajo esa tela, quedando su imagen grabada en mi mente.
De vuelta en la oficina, Pilar y yo nos acercamos más, evidenciando que la atracción era mutua y profunda, y nuestra conexión trascendía la esfera laboral.
Los siguientes dos años estuvieron marcados por la pasión y el desarrollo en nuestra relación. Pilar no solo fue mi compañera, sino también mi inspiración para mejorar en todos los aspectos. En ella encontré una conexión auténtica y profunda que iba más allá del ámbito laboral, impregnando cada faceta de nuestras vidas.
Tras una tarde romántica junto al mar en un día soleado, me arrodillé ante Pilar y le pedí matrimonio. La emoción en sus ojos y su sonrisa confirmaron que tomamos la decisión correcta. Nos comprometimos a unir nuestras vidas en una promesa de amor eterno.
Nuestro recorrido, iniciado como una atracción entre colegas, se convirtió en una historia de pasión y evolución compartida. Estaba seguro de que quedaban muchos episodios por escribir, y esperaba con emoción cada una de las páginas que Pilar y yo añadiríamos juntos.
Continuará en capítulo 2.
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