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Sumisión absoluta a un enorme pene (partes uno y dos)


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Después de estar en la playa exclusiva del placer durante tres días, debo confesar que he tenido relaciones sexuales hasta quedar exhausta. Sin embargo, J me prometió una sesión de sexo duro y todavía no ha sucedido. Observo cómo mis cuatro amigas son penetradas en sus dos orificios, entregadas al placer, lo que comienza a excitar mi vagina. Me aparto un momento de la escena y me siento en una silla para descansar. Luego, introduzco dos dedos en mi boca, los humedezco con saliva y los paseo por mis firmes y deliciosos pezones, estimulándolos. Al no ser suficiente, dirijo mi atención a mi vagina y empiezo a jugar con mi clítoris hinchado, masajeándolo en círculos hasta sentirme muy húmeda. Introduzco dos dedos y los muevo frenéticamente hasta alcanzar el orgasmo. En medio de mis estremecimientos, una voz susurra en mi oído.

- Qué mujer ardiente he encontrado. ¿Disfrutas jugando sola o prefieres jugar conmigo?

Al alzar la vista, me encuentro con la mirada seductora de J. No estoy segura si fue por lo cachonda y excitada que me encontraba o por lo ansiosa que había estado esos días, pero simplemente le respondo.

- He anhelado jugar contigo a solas todos estos días.

- ¿Estás segura, traviesa? Yo disfruto del sexo duro; me gusta hacerlas llorar, adoro satisfacer sus culos y vaginas. ¿Estás dispuesta a someterte a mí sin arrepentimientos posteriores?

- No me arrepentiré. Quiero que me complazcas por completo, deseo sentir de nuevo tu enorme pene. Quiero ser tu amante, deseo que hagas conmigo lo que desees.

- Vaya, resultaste toda una mujer ardiente. Eso me encanta de ti. Me encantan las mujeres atrevidas que no temen al dolor y al placer. Si decides acompañarme a mi cabaña, ten en cuenta que no te dejaré salir el resto de estos días. Serás mi amante, mi sometida, mi querida puta y mi receptáculo de placer. ¿Es eso lo que deseas?

- Sí, lo deseo. Quiero ser tu amante, esta mujer solo desea estar contigo. Tú eres mi dueño.

- Toma este cóctel, te preparará para lo que está por venir, ya que sé que me seguirás hasta el final.

Tomo el cóctel, con un toque ácido y delicioso. Me conduce a su cabaña y al entrar, descubro sus verdaderas preferencias. Sin mediar palabra, me besa con ferocidad, un beso que me encanta por su intensidad. Baja por mi cuello y de un tirón me quita el traje de baño, para luego descender hacia mis pezones erectos, chupando uno mientras pellizca el otro. Sus sensuales mordiscos me excitaban, y cada uno me provocaba una sensación de frescura. J continúa su descenso y me ordena abrir las piernas, lo cual hago obediente. Se arrodilla, sumerge su rostro entre mis piernas y comienza a saborear mis jugos, que por alguna razón fluyen con intensidad.

- Deliciosa amante, estás empapada. El cóctel está surtiendo efecto, pero no te preocupes, tu macho te limpiará como te mereces.

Su lengua y succión provocan mi primer orgasmo de inmediato. J no se detiene y continúa lamiendo, chupando y mordiendo con más fuerza, mientras me esfuerzo por contener mis gritos de dolor y placer.

- Vamos, no te contengas, si necesitas gritar, llorar, gemir, hazlo. Eso es lo que busco y lo que me excita.

No me da tiempo a responder, pues muerde mi clítoris y me hace ver estrellas, lo que desencadena que comience a chillar como la mujer sumisa que soy.

- Ahhh papi, qué sensación tan deliciosa, ayyy mmm papi, qué placer siento, mi vagina arde. Ayyy qué delicia.

- Así es, amante, me encanta excitarte de esa manera.

J se detiene, se incorpora y me indica que lo espere sentada, con las piernas abiertas, tal como él ordena. Cumplí con sus deseos, esperando a mi amante según sus instrucciones.

Cuando regresa, lleva consigo una

Cadena, me observa y me dice.

- Esta cadena cuenta con tres extremos, en cada uno de ellos hay una pinza de presión, estas serán colocadas en tus pezones y en el arrecho clítoris que posees ¿entendido, puta?

- Sí, amo, haz conmigo lo que quieras.

Coloco cada pinza y a pesar de que la presión era intensa debido a que mis pezones y mi clítoris estaban muy rojos, mi excitación era mayor, cada vez que apretaba, me retorcía de placer.

Tiro de la cadena para hacerme arrodillar y restriega su gran verga en mi rostro, cuando intento chuparla, la aleja, lo hace cinco veces, hasta que suplico.

- Papi, por favor, déjame probarla, quiero chuparla, te lo suplico.

- Está bien, perra, ven a mamar.

Me excito al tener esa verga en mi boca, chupo con tanto ímpetu que solo siento como mi concha se humedece, mis jugos bajan por mis piernas, me siento caliente, deseosa de ser penetrada en la concha y en el culo, anhelando ser penetrada, ese cóctel está haciendo estragos en mí y J lo nota, por lo que me ordena.

- Ven, puta, acuéstate en la cama, vamos a jugar.

Al acostarme, J me coloca un juguete en el clítoris, la arrechera y calentura que tengo es tanta que comienzo a gritar.

- ¡Aaa, aaa, papi, te deseo a ti, hazme tuya, por favor, quiero tu verga, seré una buena perra, pero dame tu verga!

Pero J sigue. Con el vibrador que me lleva violentamente al orgasmo una y otra vez, él tira de la cadena de tres puntos, pero no es suficiente, necesito más verga para calmar ese fuego que me consume.

Me pasa su deliciosa verga para que la mame, me ahogo con ella, lo hago sin contemplaciones, la introduzco hasta la garganta.

- Vamos, perra, trágatela toda, eres una puta muy mala y mereces ser castigada con verga.

Solo asiento con la cabeza, deseo ser castigada, quiero que me rellenen la concha y el culo sin piedad, el cóctel que J me ha dado tiene mi chocha caliente y mojada, el vibrador me hace explotar, pero siento que me falta la verga de J.

J saca su verga de mi boca para ordenarme que le coloque una extensión, si de por sí la verga de J era gruesa y grande, con la extensión queda descomunal, su advertencia es clara.

- Si te reprimes y no gritas como la puta que eres, te castigaré con descargas eléctricas, quiero oírte gemir, gritar, suplicar como la gran puta que eres.

- Sí, papi, solo dame verga y seré una buena puta, lo prometo.

Me pongo en cuatro y sin previo aviso, su verga entra hasta el fondo de mi ano, no puedo evitar gritar fuerte, es doloroso, mi culo ansía verga, J me folla como nunca antes, mis gritos se mezclan con gemidos y súplicas elevadas.

- ¡Aaa, papi, no pares, es delicioso, me encanta ser tu puta, quiero más, soy tu puta, J, haz lo que quieras conmigo, esto es dolorosamente delicioso!

- Eso haré, eres mi receptáculo de leche, desde que te probé me fascinaste por puta, a ese coño y a ese culo les encanta exprimir vergas y te daré tanta verga que no querrás otra cosa más que conmigo.

- Sí, papi, tu verga es única, solo quiero que me claves.

El golpe de sus testículos en mi culo es extasiante, siento que me abre más, saca por completo su verga y luego la introduce de nuevo por completo, sé que todos en la isla pueden oírme, pero en ese momento no me importa, no por el castigo, sino por mi calentura, quiero que no acabe, quiero que J siga follándome el culo, quiero disfrutar y seguir teniendo orgasmos anales, desgarra mi ano para destrozar mi concha, el dolor es similar al del ano, pero el placer es extraordinario, mi concha está tan mojada que cada embestida...

En estado salvaje, J empapaba mis fluidos, líquidos que J recogía con las manos y luego me los daba para chupar.

- Chupa mi mano, zorra, así de jugosa y deliciosa tienes esa vagina.

Parte 2:

Yo lamía por completo su mano, sabía verdaderamente exquisito, J golpeaba tan fuerte mi vagina que cada vez que sacaba su enorme pene de mí, brotaba un gran chorro. Así que J decidió cambiarme de posición para que quedara frente a él y así recibir placenteramente todos mis intensos orgasmos. Fueron horas de sexo intenso, doloroso y delicioso; esta vez J hizo lo que quiso con mis cavidades y yo consentidamente lo permití, mis pezones terminaron sumamente sensibles y enrojecidos, fui tratada como el recipiente de J y eso me encantó, saber que fui bien follada, me fascina el sexo fuerte, especialmente los miembros viriles grandes y gruesos, y J cumple con todo lo que me gusta, mi vagina y ano quedaron bien dilatados, valió la pena el acto sexual.

Con J nos volvimos más íntimos después de ese día y me encanta. Él entiende lo que me agrada.

En este mundo hay mujeres que disfrutan del sexo romántico y la ternura, y está bien, pero yo soy todo lo contrario y J lo comprendió, frente a mi familia y amigos él es un amor, el hombre más romántico del mundo, me trata como una princesa, pero en la cama me trata como una mujer en celo y eso me vuelve loca, me da lo que le pido.

Me encanta leer los comentarios y saber si les gustan mis relatos, para seguir contándoles muchas cositas más.

Besos.

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