Recibiendo consuelo de mi gran amigo


Escuchar este audio relato erótico
0
(0)

 

Esta es la narración de la primera vez en que fui desleal a mi pareja. Para que se hagan una idea de cómo soy, mido 1.60, tengo cabello rubio y ojos verdes, un trasero tonificado por el gimnasio y también mis piernas, mis pechos son pequeños pero proporcionados.

Esa vez mi pareja y yo tuvimos nuestra primera pelea después de meses de relación. Íbamos a asistir a una fiesta, la cual mi mejor amigo vendría a recogernos a mi casa alrededor de las 9 pm. Por la discusión decidimos no ir. Yo, por mi parte, decidí quedarme dormida casi todo el día y olvidé avisarle a mi amigo.

Durante la noche, escuché un golpe en la puerta y al mirar vi que era mi mejor amigo. Le invité a pasar, ya que aún no me había cambiado para la fiesta al decidir no ir, y olvidé avisarle. Él me recomendó que me cambiara rápidamente para intentar llegar a tiempo, pero sin ánimos, le conté el motivo.

Al relatarle lo sucedido, se sorprendió de que mi pareja se había peleado conmigo y me había dejado sola, ya que cualquier hombre daría lo que fuera por estar conmigo y evitar una pelea. En ese momento, empecé a ver a mi mejor amigo de manera diferente y decidí arreglarme, no para la fiesta, sino para otra cosa. Mi amigo, sorprendido por lo que vendría a continuación, me esperó.

Terminé de arreglarme y le pedí que entrara a mi habitación. Me encontraba con un pequeño top negro, dejando al descubierto mi abdomen y cintura, y una minifalda roja a cuadros. Al ver su reacción, supe que le encantó mi apariencia.

Sin saber qué decir, le indiqué que se sentara en el sillón de mi habitación. Acto seguido, me acerqué a él y comencé a besarlo mientras movía las caderas. Él posó sus manos en mis glúteos, ya que llevaba puesta solo una minifalda y una tanguita. Entre besos intensos, estaba muy excitada. Mi amigo me levantó en el aire y me acostó en la cama. Levantó mi top y, mientras me besaba, me acariciaba. Bajó la tanga y continuó.

En medio de la excitación, metí la mano en su pantalón y noté lo duro y grande que estaba. Le hice quitarse los pantalones y le pedí que se acostara. Subí sobre él y empezamos a besarnos mientras me movía. Le pedí que se pusiera un condón y, sin dudarlo, accedió. Seguimos besándonos mientras me movía sobre él. Comenzó a frotar su miembro en mi zona íntima. Por lo caliente que estaba, no me importó y pronto sentí su penetración, lo cual me resultó placentero ya que ambos estábamos muy excitados.

Comencé a cabalgar sobre él y no podía contener los gemidos de placer. Después de unos movimientos lentos, cambié de posición y él continuó con movimientos más intensos mientras me sujetaba de los brazos.

Los gemidos eran cada vez más fuertes hasta que finalmente se retiró y acabó en mi espalda. Luego, simplemente nos acostamos y nos quedamos dormidos.

Al día siguiente, retomamos nuestra intimidad al despertar, pero esa es una historia aparte que contaré si recibimos apoyo suficiente.

¿Te ha gustado este relato erótico?

¡Haz clic en las estrellas para puntuarlo!

Puntuación promedio 0 / 5. Recuento de votos: 0

Hasta ahora, ¡no hay votos!. Sé el primero en puntuar este relato.

Ya que que te ha gustado este relato...

Puedes compartirlo en redes sociales!

¡Siento que este relato no te haya gustado!

¡Déjame mejorar este contenido!

Dime, ¿cómo puedo mejorar este contenido?

Otros relatos que te gustará leer

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Subir
Contacto | Seguinos en Ivoox