La encontré en un grupo de literatura, era una mujer con una personalidad única, combina la inocente belleza de Irán Castillo con la imagen perversa y la sensualidad de Elvira "La Dama de la Noche". Además de ser culta, inteligente y directa, también emana una sensualidad impresionante que se percibe en cada poro de su piel, la dulzura de sus ojos color miel contrasta con los tatuajes que decoran su esbelto cuerpo.
Tiene una personalidad inusual y atractiva que me cautiva. Su rostro irradia una mirada angelical y delicada detrás de sus lentes intelectuales. De piel blanca, cabello negro lacio que llega a los hombros, su cuello muestra tatuajes que agregan colores a su piel conforme descienden hacia su escote, el cual revela un par de senos grandes adornados con tatuajes multicolores que contrastan en su piel. Sus curvas pronunciadas se destacan en sus caderas y piernas, vistiendo generalmente prendas en blanco y negro que realzan su figura.
Desde que nos conocimos en el grupo literario, hubo una conexión instantánea. Intercambiamos miradas, sonrisas y finalmente la invité a salir. A pesar de su apretada agenda como locutora y escritora, logramos coordinar una cita cerca de la emisora donde trabaja. Después de una deliciosa cena y una conversación candente, decidimos dirigirnos a un hotel cercano.
En el trayecto hacia el hotel, se desnudó parcialmente mostrándome sus impresionantes senos mientras nos besábamos en cada semáforo en rojo. En medio de la excitación, saqué mi pene para que me diera una intensa felación al mismo tiempo que acariciaba sus pechos. Tan elevada era nuestra pasión que optamos detenernos en un estacionamiento de varios pisos antes de llegar al hotel.
Nos instalamos en el asiento trasero, y en un espacio reducido dimos rienda suelta a nuestro deseo. Desnudos, comencé a explorar su cuerpo con besos, acariciando cada tatuaje sobre su piel. Descendiendo por su abdomen, me encontré con su vagina húmeda y caliente, la cual estimulé con mi lengua hasta llevarla al clímax, inundando mi rostro con su éxtasis.
Cambiando de posición, ella se colocó encima de mí y guio mi erección hacia su vagina empapada. Con movimientos cadenciosos, nos fundimos en un intenso acto de pasión, sintiendo el calor y la humedad de su interior. Explorando cada rincón de su cuerpo, nuestras pieles chocaban generando un excitante sonido. En un momento culminante, nos abrazamos, entregándonos mutuamente al placer antes de decidir seguir la historia en la privacidad del hotel.
Continuará...
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