El viernes pasado, me encontraba en la Ciudad de México por cuestiones laborales, cuando recibí un mensaje de mi esposa Diana informándome que su amiga Carolina la había invitado a una fiesta por la noche para celebrar el cumpleaños de un amigo. Aunque Carolina siempre me ha parecido sospechosa debido a su reputación dudosa. Mi esposa me aseguró que la fiesta tendría lugar en una casa con música norteña y me pidió que la acompañara, ya que solo iban a quedarse un rato.
Cuando llegó la noche del viernes, mi esposa se preparaba para salir y me prometió enviarme una foto de su atuendo. Después de un rato, recibí una videollamada donde me mostró su vestido negro ceñido que resaltaba sus curvas y tenía una abertura en la pierna que llegaba casi hasta la mitad de la misma. Con un ligero maquillaje, zapatillas negras y la promesa de llevar huaraches en su bolso por si se cansaba, me informó que saldrían pronto, ya que Carolina la había recogido. Nos despedimos y esperé noticias de la fiesta.
Mientras estaba en el hotel, mi esposa me iba informando sobre la fiesta en la que se encontraba, una casa espaciosa donde la celebración tenía lugar en el jardín trasero. Seguíamos intercambiando mensajes hasta que, de repente, dejó de contestar. Fue entonces cuando Carolina me envió fotos de ella bailando muy pegada a un chico alto, de barba y complexión atlética.
A pesar de esperar, mi esposa seguía sin responder y Carolina continuaba enviándome imágenes de la situación. Mi esposa finalmente me escribió explicando que estaban bailando y que por eso no podía contestar, además de mencionar que se sentía cansada con las zapatillas y cambiaría a los huaraches planos. Mientras tanto, Carolina seguía enviándome información, indicando que el chico se llamaba Víctor y que estaba cada vez más cerca de mi esposa, compartiendo bebidas y momentos.
Carolina siguió enviándome fotos de la pareja, donde Víctor mostraba gestos de intimidad con mi esposa, tocándole las nalgas y abrazándola mientras disfrutaban juntos. A pesar de mis intentos de comunicarme con mi esposa para entender la situación, ella seguía sin responder.
Después de la medianoche, Carolina me hizo una videollamada reveladora: mostraba a mi esposa bailando con Víctor, riendo y disfrutando juntos. Él no dejaba de tocarla y, finalmente, se retiraron hacia la casa. Carolina, con discreción, los siguió hasta una habitación en el segundo piso, donde dejó sólo el sonido de su celular para que yo pudiera ser testigo de lo que sucedía. Vi cómo Víctor y mi esposa se entregaban a la pasión, besándose y explorando sus cuerpos. él la acariciaba y la desvestía, revelando su intimidad y llevándola a un nuevo nivel de excitación.
La escena se intensificaba mientras él continuaba explorando su cuerpo y ella gemía de placer. La situación alcanzó un punto álgido cuando él se preparó para...
Levantó una pierna de mi esposa y penetró su miembro en ella, ella solo emitió gemidos mientras él comenzaba a moverse. Después de un tiempo, cambiaron de posición: él se sentó en un sofá y ella se montó encima de él, saltando mientras él tenía su rostro entre sus pechos y con las manos le acariciaba las nalgas.
Tras varios minutos, mi esposa experimentó un largo orgasmo que fue disminuyendo hasta detenerse, pero él aún no había terminado. Entonces, la puso en cuatro patas en el sofá y comenzó a penetrarla lentamente, aumentando luego el ritmo. Era audible el sonido de sus testículos golpeando las nalgas de mi esposa, sus pechos se movían enérgicamente y ella no dejaba de gemir y jadear. Carolina mantenía su celular quieto y yo podía ver y escuchar con claridad, era como ver una película para adultos en vivo.
Víctor seguía penetrando a mi esposa y ocasionalmente le daba fuertes nalgadas y le jalaba el cabello. Mi mujer le decía que sí, que le diera nalgadas porque se estaba portando mal, que era una chica mala. Víctor sin dudarlo, le propinaba las nalgadas. Su gemidos ahora eran de satisfacción y se podía percibir lo mojada que estaba su vagina. Así continuaron por un tiempo, hasta que Víctor anunció que estaba por terminar. Agarró las caderas de mi esposa y aumentó el ritmo de sus embestidas, hasta que finalmente, con temblores en las piernas, eyaculó dentro de ella. Permanecieron ambos inmóviles un momento y luego él se separó, mi esposa se arrodilló, tomó su miembro todavía erecto en su boca y lo limpió, hasta que quedó flácido.
Víctor se sentó en el sofá y mi esposa comenzó a acomodar su vestido solo en la parte superior, dejando expuesta su trasero. Sin quitarse el vestido, calzó sus sandalias, besó a Víctor y se despidieron. Carolina salió corriendo y se reunió con la fiesta, colocando su celular como si estuviera bloqueado. Minutos después, mi esposa se unió a ella, explicando que había estado ocupada en el baño, lo cual fue la excusa por la tardanza. Carolina cortó la videollamada y me escribió: "¡Qué cornudo eres jajaja!".
Tiempo después, mi esposa me envió un mensaje diciendo que su celular se había descargado, pero que le habían prestado un cargador y me llamaría al llegar a casa. No me envió mensaje hasta la mañana siguiente alrededor de las 10 am. ¿Se habrá ido con Víctor esa noche?
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