Continúo explorando lo que encontré con mi anterior pareja


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Después de hallar una nueva fuente de emoción en aquel hallazgo fortuito que viví con mi ex pareja, como ya narré en los relatos previos, decidí investigar la posibilidad de ser el individuo al otro lado del teléfono, provocando excitación en el novio o esposo mientras disfrutan con su pareja sin conocer mi presencia.

En primer lugar, me puse en contacto con mujeres que sabía que tenían pareja, ya que siempre me ha parecido que son las mujeres más susceptibles de seducir debido al aburrimiento que experimentan en su rutinaria vida conyugal. El mantener una relación con la misma persona por un largo periodo de tiempo despierta otros deseos ocultos que, con el paso de los años, se vuelven irresistibles. Es en ese momento cuando aparezco yo. No considero que sea algo negativo, más bien me veo como una vía de escape de ciertas situaciones. Aunque a veces la pareja se rompe, ya sea porque ellas se enamoran (o creen hacerlo) de mí, o porque se dan cuenta de lo que han perdido en su relación. En ocasiones, aunque menos frecuentes pero preferibles, después de esos primeros momentos que pueden durar meses, se dan cuenta de que perderían mucho al abandonar a su pareja y continúan con sus relaciones paralelas, en ocasiones conmigo y en otras ocasiones buscando nuevas experiencias. Mi objetivo no es ser siempre el tercero, ya que a la larga esto también podría generar una relación y ellas regresarían a la misma situación de la que querían huir en su pareja.

Después de explicar esta situación, me puse en contacto con una mujer casada, con dos hijos, doctora, que incluso me había atendido en alguna ocasión por algún dolor inventado, y acordamos encontrarnos.

Como mencioné anteriormente, esta mujer casada con familia establecida tenía una vida muy controlada: el marido conocía su horario de trabajo y si se retrasaba, le enviaba mensajes o llamaba para asegurarse de que todo estuviera bien.

En nuestra primera cita, nos encontramos en un lugar remoto, un camino de tierra en medio de la nada. Empezamos a besarnos, ella me tocó por encima del pantalón y al sonreírle, pregunté qué le causaba gracia. Mirándome a los ojos, me confesó: "No sabes cuánto disfruto realizando sexo oral, es mi debilidad". Respondí: "Bueno, veamos si logras que tus labios se conviertan en mi debilidad".

Luego de eso, se sintió cómoda sacando mi miembro, desabrochando el cierre de mi pantalón. Debo admitir que era cierto, su lengua y su boca lograban provocar sensaciones que nunca antes había experimentado; era como una vagina mejorada, la suavidad de su interior, la profundidad con la que me lo introducía, aunque no llegaba a tomárselo completamente, su esfuerzo por lograrlo me encantaba. Intentó en varias ocasiones tragarlo por completo y al no lograrlo, con la boca llena de saliva y los ojos llorosos, exclamó: "¡Qué deliciosa verga tienes! ¡Vamos, córrete en mi boca y llévale la leche a tu marido hoy!" Me miró con una sonrisa (muchas mujeres guardan rencor por sentirse responsables de sus frustraciones como mujeres) y continuó más excitada, alternando movimientos de succión que resonaban y brindaban más placer que su propia boca.

Extasiada, me incitó: "Me harás acabar si sigues así, eso es todo lo que deseo: primero saborear tu semen y luego dejar que mi vagina se llene de placer".

Un detalle curioso que he descubierto -sin pretenderlo- con mi semen es que, al ser vegetariano, varias mujeres han comentado que tiene un sabor muy diferente y más exquisito que el de los demás, menos ácido, más suave y dulce. Por lo tanto, me recosté tranquilo en el auto y esperé a que terminara su felación. A pesar de intentar resistir y no eyacular, cedió ante la insistencia de sus lamidas, besos, miradas, y caricias en mis testículos, sintiendo que toda esa área le pertenecía y alcanzando un clímax que también la satisfizo.

Esperé pacientemente, ya que le resultó difícil aceptar al principio lo que estaba saliendo.

Luego noté que lo disfrutó y supe que le iba a agradar porque inmediatamente comenzó a buscar más y más mientras sentía que me drenaba por completo. Nunca antes me habían hecho llegar de esa forma, continuó hasta que mi miembro agradecido finalmente se relajó, ella con su cabeza reposando a unos centímetros sobre mi miembro, lo acariciaba y seguía dándole besos, mientras elogiaba lo deliciosa que era mi leche y yo le comentaba que probablemente era por mi vegetarianismo. Después de esto, algo ocurrió que añadió más emoción al momento, sonó su teléfono móvil, era su esposo. Sus nervios fueron evidentes, pero rápidamente pareció darse cuenta de que él no sabía lo que había sucedido, solo era una llamada de rutina.

Me miró, sonrió como agradeciendo que la hubiera ayudado a superar ese momento, me consultó ¿qué le respondo?, le dije la verdad a medias y ahí es donde se empezó a materializar el propósito que buscaba.

- Hola

El primer saludo con el esposo estando el amante presente siempre es el más excitante e incómodo para ella, ya que no desean usar el saludo habitual de "Hola amor", o algo similar, para dar a entender a su nuevo amante que en realidad no siente un gran afecto por su pareja. La mujer siempre busca conquistar a su amante, pensando que lo que esa persona desea es convertirse en su pareja en el futuro. O si no, para transmitir el mensaje de que si no fuera porque las cosas están mal con su marido, no actuaría así, no es una mujer sin escrúpulos. En fin, al hombre que busca a una mujer casada, en realidad no le importará esto, pero es un código que siempre está presente.

Mientras explicaba al esposo por qué se había demorado, comencé a ejecutar mi plan para lograr mi objetivo, introduciendo dos dedos en su vagina, que estaba completamente húmeda y cuya textura era extremadamente suave y depilada pero no rasurada al cero, detalle que me gustó mucho, me acerqué a su oído contrario al que sostenía su celular para evitar que captara los sonidos y le susurré, "Dile qué tal estás para probar algo nuevo". Ella abrió los ojos, me observó con sorpresa mientras con los dedos unidos me preguntaba, ¿qué respondemos?

Hice movimientos circulares con mis dedos dentro de ella para estimular su punto G, lo que provocó que ella cerrara los ojos y contuviera la respiración, generando un silencio incómodo en la conversación. ¿Mi amor? ¿Estás ahí? – Sí, cariño, aquí estoy, es que necesito contarte algo. - ¿Qué sucede? – Nada grave, solo que… Me miró como preguntando qué decirle y mientras pasé mi lengua por su oreja, le sugerí, "Dile que te alejaste un momento para autoexplorarte y que estabas esperando su llamada para excitarlo por teléfono tal como él se excita viendo videos en su celular". Pareció que encontrar ese punto de crítica hacia su esposo le gustó aún más.

Después de unos segundos de silencio y ante la evidente imposibilidad de discutirle esa afirmación a ella, el esposo quiso llevar la situación un paso más allá y le preguntó ¿qué estás haciendo? ¿dónde estás? – No importa dónde esté. "Dile que te vas a tocar pero deseas que él te observe" – (No) me dijo en silencio con los ojos muy abiertos y aún con restos de mi leche, me miró como preguntándome ¿y tú? De inmediato introduje mis dedos más profundamente, ejercí más presión y pasé la lengua suavemente justo encima, percibiendo un aroma delicado y un sabor delicioso. Ella ya estaba entregada y entre susurros repitió mis palabras, luego dijo, adelante, llámame por whatsapp.

El desenlace lo compartiré en el siguiente relato. Agradezco sus mensajes y comentarios.

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